Déjame que te cuente…
Por Sergio M. Trejo
González
Hoy, por alguna razón, un
ramillete de las flores de nuestro jardín acayuqueño, decidió celebrar,
agasajar, y festejar, a una de las mujeres más distinguidas de nuestra
sociedad.
Doña Sigrid Acar Maldonado.
La verdad que desarrollar un
comentario al respecto significa de enorme responsabilidad, pues no estamos
hablando de cualquier vecina, sino de una original y valiosa dama de la
sociedad: Empresaria, patrona, ama de casa… Mujer exitosa, por todos los
renglones. Tanto que solo la pluma prolífica y fecunda de una Corín Tellado,
podría rubricar sin titubeos cualquier ensayo sobre tal persona.
Para hablar de la señora
Sigrid se necesita de bastante destreza y eficacia: Técnicas para conectar con
mis lectores, populares como somos, porque su elegancia y sencillez nos resulta
un complejo a describir, definir y resolver.
Esta SEÑORA (con
mayúsculas), fue capaz de sacar adelante una familia. Levantó sin cursilerías
ni fanfarrias la vida de sus hijos y varios nietos, y continúa vigente, fresca
y con una sonrisa encantadora.
Estaba su servidor
degustando un aromático café, cuando la llegada, el advenimiento de doña
Sigrid, al centro gastronómico, provocó la mirada de éxtasis, y de enajenamiento
de toda la concurrencia… Ella, me dije, tiene la edad que se merece.
Elegancia y estilo, son las
frases con las que cualquiera suspira descifrando, porqué cuando una mujer
hermosa, es diferente a todas, se aprecia cuando llega y se recuerda cuando se
retira.
¿Por qué?
Dicen los que saben que la
personalidad es una forma de decir quién eres sin tener que hablar.
“No es la apariencia, es la
esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa, es la clase.”
Con toda la sencillez del
mundo, que resulta la clave de su glamour y su elegancia, Doña Sigrid
(amabilísima) desvió tantito su ruta natural hacia las organizadoras para
obsequiarme, con donaire, la gracia de un beso, en la mejilla… con tal
deferencia: Como no te voy a querer.
Coco Chanel, lo definiría:
“La moda no existe sólo en el atuendo. La moda está en el cielo, en la calle,
la moda tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está
sucediendo.”
La señora Acar Maldonado, no
es mi amiga. Lo aclaro para que nadie se confunda. Ella es una mujer de clase,
admirable, respetable y muy respetuosa, que nos hace el favor de hacernos
sentir como sus amistades, porque ama a sus semejantes. Soy un admirador de su
belleza y de su talento y de su sensibilidad; cuando un par de ocasiones, tuve
oportunidad de saludarla en su residencia, por circunstancias laborales de
algún amigo, la conocí muy igual o más cordial en su carácter de anfitriona.
Esos detalles tan finos y sutiles, que guardo con mucho cariño, de su
amabilidad y cortesía, bien que lo sé… se aprenden desde la cuna.
Espero que Dios le regale
satisfacciones, con mucha salud, como la de esta mañana cálida y tropical, para
el resto de su valiosa existencia.
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