Por Gustavo Gonzalez Godina
El miércoles de esta semana me dio lástima el presidente
López Obrador. Pena ajena le llaman, también. El Señor Presidente de la
República de esta gran nación, de más de 120 millones de mexicanos, dijo (y me
pareció que sintió vergüenza al decirlo), que Twitter le había contestado a una
solicitud que le hizo, pero que contestó en inglés y que como Él no habla
inglés pues no le entendió.
Antes de eso, el lunes AMLO pidió a Twitter y Facebook en
su mañanera “que nos expliquen cómo es que venden publicidad para bots, y
además cuánto ingresa a las empresas de México por compra de publicidad”.
Porque según Él existe una campaña de desprestigio vía Redes Sociales contra su
gobierno y su persona. Además, expresó que esta práctica debe ser investigada,
para saber el ingreso monetario de empresas para comprar publicidad de bots y
cuentas falsas.
Un bot (aféresis de robot), es un programa informático
que efectúa automáticamente tareas repetitivas a través de internet, cuya
realización por parte de una persona sería imposible o muy tediosa. Algunos
bots son los rastreadores web de los motores de búsqueda de Internet, que
recorren los sitios web de forma automática y recopilan información de los
mismos de manera mucho más rápida y efectiva de lo que lo haría una persona.
Los bots “buenos” cumplen estándares de exclusión de
robots, que los operadores de servidores pueden usar para influir en el
comportamiento de un robot dentro de unos límites. Los bots “maliciosos” en
cambio, se utilizan por ejemplo para recopilar direcciones de correo
electrónico con fines publicitarios, o para hacer copias masivas no autorizadas
de contenidos web (de un tuit por ejemplo), o para espiar de manera sistemática
la vulnerabilidad de software de los servidores, con el objetivo de penetrar en
ellos. En las redes sociales los bots se utilizan para simular la interacción
humana, inflando artificialmente el número de visitas o de seguidores, o
automatizando respuestas para posicionar mensajes o influir en debates.
A estos últimos se refiere López Obrador, a los bots que
inflan artificialmente el número de visitas o seguidores a las cuentas de
Twitter o Facebook, y que automatizan respuestas para posicionar mensajes para
influir en debates. Él debería saber cómo es que Twitter y Facebook venden publicidad
para bots, pues en una auditoría que se le hizo a la cuenta de Twitter de López
Obrador, se encontró que de 6,570,325 seguidores que tiene, sólo 4,901,462 son
reales, los otros 1,668,863 (el 25.4%) son falsos, o sea bots. ¿Entonces de qué
se espanta, si Él es el primero en utilizar bots para replicar automáticamente
los mensajes de propaganda de su 4-T?
Lo que pasa es que López Obrador y sus ganapanes se
quedaron mal acostumbrados, cuando las redes sociales les sirvieron sólo a
ellos para llegar al poder, todo estaba bien, eran las “benditas redes
sociales”, durante seis años estuvieron las 24 horas del día los 7 días de la
semana tuiteando que Peña Nieto era un pendejo y un corrupto, fue la estrategia
de Epigmenio Ibarra el de las narco series, y fue a base de esa insistencia que
le metieron en la cabeza a millones de mexicanos que había que sacar al PRIAN
de Los Pinos y que López Obrador era la esperanza de México.
Así llegaron al poder, tenían acaparadas las Redes
Sociales y manipularon a los marginados y resentidos (más los millones de votos
que les prestó el PRI a cambio del Pacto de Impunidad para no encarcelar a los
ladrones del sexenio anterior); lo que nunca se imaginaron fue que perderían el
control de las Redes, que la sociedad se las arrebataría, que hombres y mujeres
libres de México aprenderían a usarlas y ahora son mayoría éstos, día y noche
le llueve a López Obrador y esto provocó ya (a propósito de la pandemia y de la
consiguiente crisis económica) que se derrumbara la popularidad del Presidente
de la República y que su partido Morena tenga sólo el 18% de intención del
voto, lo que no le augura nada bueno para las elecciones del próximo año.
Y no sólo eso, la actividad de los mexicanos libres en
Twitter y en Facebook especialmente, han obligado a López Obrador a recular en
temas importantes, primero fue cuando el accidente (¿asesinato?) de la
gobernadora de Puebla y su marido el senador Moreno Valle, no se atrevió el
presidente a ir al sepelio de estado, mandó a la Secretaría de Gobernación que
le fue como en feria; después intentó recortar el presupuesto de la UNAM y las
Redes Sociales se le echaron encima, tuvo que dar marcha atrás.
Más recientemente propuso volver a mover la fecha para la
revocación de mandato al 2021 (en lugar de hasta el 2022) y ante la presión de
las RS Ricardo Monreal le dijo que NO, lo bateó, y fue tan contundente que
incluso mencionó (AMLO) la posibilidad de dejar la Presidencia el primero de
diciembre de este su segundo año de gobierno. Y lo más reciente, pretendía el
Presidente una reforma a la Ley del Presupuesto para poder manejar Él a su
antojo la asignación y reasignación de partidas presupuestales, lo que hasta
ahora es atribución de la Cámara de Diputados; y fue otra vez tanta la presión
de las Redes Sociales que se logró conformar un bloque opositor PRI-PAN-PRD-MC
más algunos diputados y senadores de MORENA, como Muñoz Ledo y Germán Martínez,
y se impidió que se citara siquiera a un periodo extraordinario de sesiones de
la Cámara de Diputados para tratar ese tema, que sería prácticamente un golpe
de un poder (Ejecutivo) contra otro poder (Legislativo), para poder concentrar
así los dos poderes en un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador.
Y así se dio cuenta el Presidente que no puede ya contra
los mexicanos libres en las Redes Sociales y las quiere censurar, y le pide a
Twitter y a Facebook que le informen acerca de lo que les pagan los bots y
amenaza con investigar a estas empresas. Y Twitter le contestó, pero como
nuestro presidente no habla ni entiende el idioma inglés, no pudo saber qué le
dijeron. Ni siquiera tiene idea de que al pie de cada tuit en otro idioma hay
un botón que dice “Traducir Tweet” y que basta presionar ahí para poder leerlo
en español. Y como no hay en el gabinete ningún imbécil que hable inglés y se
lo pueda traducir (salvo Ebrard que debe andar muy ocupado pues se encarga de
todo), pues se quedó en ayunas el presidente y tuvo que confesar con vergüenza
que no le entendió ni madres.
Se les volteó el chirrión por el palito en las Redes
Sociales, ya no aguantan la vara, se les olvidó que el que se ríe se lleva y el
que se lleva se aguanta, y de pilón somos el hazme-reír del mundo con un
presidente que con trabajos habla español y despacito. Así le echa bronca a
todo el mundo, así distrae a los suyos de los grandes temas importantes, y así
se irá -creo- a su rancho dentro de ocho meses más.
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