13 de diciembre de 2015
Lic. Héctor Yuners Landa, articulista invitado
“Nuestros
corazones acompañarán a tu espíritu, que se ha separado de tu cuerpo para
encaminarse hacia el sendero divino.”
Con
el terrible suceso del pasado jueves, pareciera que Dios nuestro Señor, nos
pone en una balanza la vida eterna del querido Aldo y la vida terrenal de
quienes le acompañaban, para decirnos que todo sigue igual; que a Aldo lo ama y
por eso lo quiere junto a él, pero que no deja de amar a los demás porque les dio
una nueva oportunidad de vivir.
Muy
consternados, nos despedimos del amigo, del compañero de trabajo, del hijo, del
padre, del hermano, del hombre que en tan poco tiempo nos hizo parte de su
vida, de su círculo, y a quien en
reciprocidad hicimos familia. Nos sentimos muy orgullosos de que hayas sido
parte de nuestro equipo de trabajo. Nos dio mucho gusto que te adoptáramos como
uno más de nosotros; que no necesitaste estar muchos años a nuestro lado, para
cobijarte y para… a partir de hoy… extrañarte.
Recuerdo
cuando me mostrabas la cámara fotográfica orgulloso de las tomas que habías
hecho; recuerdo también cuando te cuestionaba algunas tomas que después me
revirabas con unas mejores.
Eras
muy profesional, lo mismo te subías a un techo, que a un árbol o un camión;
corrías, subías y bajabas sin cansancio. Siempre recordaré como bromeaba sobre
tu altura, la que te permitía realizar tomas aéreas sin necesidad de drones,
pues además de que eras alto, con tus brazos y tus manos estiradas, tomabas las
mejores fotografías.
De
ti nos queda precisamente eso… tus valiosas fotografías. La que vimos ayer en
tu funeral, se nos queda grabada por siempre en nuestros corazones, así
como las ganas que siempre le ponías, de
cómo disfrutabas tu desempeño profesional y tu expresión de satisfacción cuando
las veías publicadas en los diversos medios de comunicación.
Recuerdo
que hace apenas dos semanas, me mandaste a decir con uno de los nuestros, que
sabías que pronto pediría licencia como senador y por tal motivo, querías
conocer el Senado de la República. Tengo presente mi respuesta: díganle que nos
vamos mañana mismo, alojándote con nosotros sumamente entusiasmado y más al día
siguiente, cuando desde temprano te arreglaste y te vimos sentado en la sala,
vestido de traje, bromeándote que dónde era la fiesta.
Ibas
orgulloso al Senado de la República. Conociste sus pasillos, conociste mi
oficina y estuviste en el Pleno donde también conociste a los senadores de la
República. Recuerdo que te diste vuelo disparando con tu cámara y te regresaste
a Xalapa al día siguiente.
Nadie
pensaba que tan sólo a dos semanas de haber cumplido tu deseo, te irías de
entre nosotros.
Estuvimos
contigo en las últimas horas de tu vida, en la comida de “Alianza Generacional”
en donde no dejaste una toma sin captar. Lo mismo acomodaste sillas, que te
escabullías entre otros compañeros fotógrafos para adelantarte unos pasos y
culminar con tu obra maestra.
Un
par de horas antes de partir, estuviste desde tu hogar enviándonos las mejores
tomas y sé, por tu querida y afligida madre que como a la una y media de la
madrugada te despediste de ella, dándote un beso, pidiendo que te cuidaras y
deseándote que tuvieras un buen viaje.
Pero
sabes una cosa hijo, que en donde tú estás ahora, estarás muy bien, porque vas
a estar entre la gente buena y trabajadora que se va de entre nosotros. Tendrás
pase directo a estar junto con los que como tú, fueron gente positiva, gente
noble, pero también privilegiada.
Antier
que tuve que estar en el Senado de la República, al ser requerido de última
hora a una votación, estuve recibiendo fotografías de cientos de amistades que
llegaron a despedirse de ti y al igual que a ellos me embargo el sentimiento.
Tu
propia madre me confió antenoche que cuando llegó a la funeraria se preguntó
¿quién habrá fallecido que hay tanta gente? sin saber, que era a ti, a su muy
querido hijo de quien iban a despedirse.
Descansa
tranquilo querido Aldo, no se queda sola ni tu madre, ni tu adorable hermano,
de quien cuidabas al ausentarse tu mamá por su trabajo, la protegías y le
prodigabas amor. Ellos no estarán solos, porque nosotros, tu segunda familia
estaremos pendientes de ellos, y en lo personal, me conociste bien y sabes que
nunca dejo solos a los míos.
Que
Dios te cuide y te tenga junto a él. Desde el cielo seguirás cuidando a tu
preciosa familia y a quienes tanto quisieran en este momento tenerte a su lado.
Descansa en Paz querido Aldo.
Postdata:
Un fraternal abrazo a nuestro hermano aliancista Francisco Guisa Hernández, por
la sentida partida de su querida Madre. Nuestra solidaridad a toda su familia.
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