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1980, mayo-junio. Agustín Silvestre Acosta Lagunes es candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Veracruz. Sin adversario al frente, el economista nacido en Paso de Ovejas realiza una campaña sin problemas, pero su discurso no convence a nadie, no así sus pleitos a nivel personal con el periodista Rubén Pabello Acosta, dueño en aquella época del Diario de Xalapa, quien gustaba de que, a base de “periodicazos” obligaba a los políticos a rendirle pleitesía, hasta que en un hotel de Acayucan, al arranque de la segunda etapa de su campaña, se protagoniza un sonado encuentro entre ambos en que las “mentadas” y otras palabras de grueso calibre surgen. La noticia corre como reguero de pólvora, según decían los viejos cronistas, y se resalta el hecho de que Acosta Lagunes ha roto un tabú al enfrentarse al viejo cacique del periodismo en la capital del estado. Unos días después, en un acto con campesinos, el candidato priista vuelve a prender la mecha, habla de acabar con la roya del café que afecta a los cultivos de esa rubiácea en muchas zonas productoras del estado pero, también, dice que “es hora de acabar con la roya de los nefastos líderes que explotan a campesinos, es hora de acabar con la roya llamada César del Ángel”. Horas después, Acosta Lagunes recibe una llamada telefónica desde Los Pinos; es el Presidente José López Portillo que le pide “no agitar al campo veracruzano y descalificar a líderes como del Ángel”, y le sugiere no comprar broncas antes de llegar a la gubernatura. Acosta Lagunes llega a Palacio de Gobierno y confirma que, en efecto, muchos líderes agrarios tienen sus feudos de poder bien asentados en diversas zonas del Estado, entre ellos César del Ángel en el norte, en una vasta zona que va de Álamo hasta delante de Tuxpan. Por consejo de su subsecretario de Gobierno, Ignacio Rey Morales Lechuga, quien espera pacientemente la renuncia de Raúl Lince Medellín como secretario de Gobierno por “enfermedad” para asumir plenamente el papel de “hombre fuerte” de ese sexenio, don “Disgustín”, como ya era conocido, accede a tener un acto agrario encabezado por César del Ángel Fuentes en la localidad El Ojite, municipio de Tuxpan. Los 400 Pueblos aún tenían real fuerza en Veracruz y otros estados vecinos, y el acto sale de primera, con Acosta Lagunes y Del Ángel sonrientes, abrazándose y caminando juntos entre los lodazales del lugar. Unos meses después llega la firma del llamado Pacto de Unidad Campesina y ahí está de nueva cuenta César del Ángel con sus 400 Pueblos presente. Pero el movimiento tiene un cisma, varios líderes abandonan la organización acusando al tormentoso líder agrario de traicionarlos y de sólo buscar beneficios para él, además de comprar broncas innecesarias con el gobierno. Llega Gutiérrez Barrios al poder el siguiente sexenio y lanza un mensaje claro: “dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada”, y tras varias detenciones de “líderes agrarios”, entre ellos Cirilo Vázquez Lagunes y los hermanos Roberto y Justo Cabrera Sagahón, en el sur y norte del estado, César y sus 400 pueblos se van a la sombra. 1990, mayo, finca La Soledad, en los límites entre Teziutlán, Puebla, y Martínez de la Torre, Veracruz. A Xalapa llegan las primeras noticias de un enfrentamiento a balazos entre grupos campesinos, con muertos y heridos. Dante Delgado, el gobernador sustituto de Gutiérrez Barrios que a partir del primero de Diciembre de 1988 es el Secretario de Gobernación del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, monta en cólera cuando sabe lo ocurrido. Veracruz está a menos de una semana de recibir la visita del Papa Juan Pablo II a la zona Boca del Río-Veracruz, y lo que menos quiere el temperamental político cordobés es que la entidad salga de manera negativa en diarios y noticieros de radio y televisión, y ordena un operativo de la Secretaría de Seguridad Pública para detener a los responsables del enfrentamiento. Son gente de César del Ángel a los que se les decomisan pistolas escuadra, seminuevas, impropias de “campesinos”, y se les detiene y encarcela. Del Ángel amenaza con una “movilización”, como las que ya han ido a hacer a Xalapa invadiendo el parque Juárez y sus alrededores frente a Palacio de Gobierno, pero es mandado a volar por Dante. Llega el papa unos días después, todo sale a la perfección, Dante y su familia en las primeras planas de toda la prensa veracruzana y diarios nacionales siendo saludados y bendecidos por Karol Wojtyla. Patricio Chirinos Calero ya realiza sus primeras actividades como candidato a gobernador para suceder a Dante, y se dice que trae todo el apoyo de Salinas de Gortari. Al potosino le llegan versiones de que César del Ángel le quiere hacer algunas manifestaciones para calarlo. Habla con Salinas para enterarlo, y este llama a Dante y le ordena “dale un estate quieto a César”. Horas después, los teléfonos de las redacciones de diarios y noticieros de radio y televisión reciben la llamada de la oficina de prensa del gobierno estatal: “te tengo una noticia muy importante: César del Ángel ha sido detenido”. La foto de Del Ángel Fuentes con su ficha signalética colgada al cuello, es reproducida en todas partes. Unos días después, la revista Proceso publica una entrevista al tormentoso líder de los 400 Pueblos hecha en Pacho Viejo, donde está detenido, donde señala a los periodistas Guillermo Correa y Ricardo Ravelo Galó que su detención “obedece a la lucha por la tierra, que fue “traicionada” con las reformas del artículo 27 constitucional”, y acusa directamente de ello al exsecretario de Desarrollo Urbano y Ecología y actual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura, Patricio Chirinos Calero, advirtiendo que “de ganar habrá un auge de impunidad de los ganaderos”, a quienes responsabiliza “del abigeato, los despojos, el narcotráfico y la violencia en la entidad”. Agrega que en la eliminación de los líderes por parte del gobierno salinista, como lo ha hecho con Joaquín “La Quina” Hernández Galicia, Carlos Longitud Barrios y otros, “ahora toca el turno a los del campo”. Desde entonces, César encuentra en Veracruz su filón para seguir medrando con el viejo cuento de la “lucha agraria”, y como sabe que en Xalapa mucha gente tiene miedo de sus “asambleas populares”, regresa en cuanto Chirinos Calero ya es historia para “denunciarlo” al igual que a Dante Delgado, aunque sus “shows” más celebrados los realiza en la capital del país. Al inicio del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, del Ángel Fuentes encuentra en el tortuoso nopaltepecano a un “amigo fiel” que le utiliza para intimidar a quienes le resultan incómodos por no creer en sus patrañas de “un Veracruz que late con fuerza”, y como grupo de choque para intentar doblegar a enemigos como Miguel Ángel Yunes Linares que nuevamente entra en campaña para buscar la gubernatura para el siguiente sexenio. Así se llega hasta los días “prósperos”, donde al amparo de un gobernador que finge demencia, César y su reducido grupo intimida a periodistas críticos, a políticos “incómodos” y aliado con otro siniestro personaje, el exalcalde, exsecretario de gobierno y efímero exprocurador de justicia, Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, agrede a mujeres periodistas o a las que en alguna época de su vida mantuvieron relaciones de trabajo y personales con él, y supuestamente amparado en ser un “experto” en derecho, usa a los “campesinos” para intimidar, presionar y obtener prebendas, sin que hasta ahora ninguna autoridad federal intervenga, como hace más de 20 años para terminar con estas agresiones. Y uno se pregunta: ¿Qué pasaría si Miguel Ángel Yunes Linares llegara a la Gubernatura de Veracruz? Un nuevo reclusorio tendría que ser edificado para encerrar a la impunidad… (Tomado del Facebook).
1980, mayo-junio. Agustín Silvestre Acosta Lagunes es candidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura de Veracruz. Sin adversario al frente, el economista nacido en Paso de Ovejas realiza una campaña sin problemas, pero su discurso no convence a nadie, no así sus pleitos a nivel personal con el periodista Rubén Pabello Acosta, dueño en aquella época del Diario de Xalapa, quien gustaba de que, a base de “periodicazos” obligaba a los políticos a rendirle pleitesía, hasta que en un hotel de Acayucan, al arranque de la segunda etapa de su campaña, se protagoniza un sonado encuentro entre ambos en que las “mentadas” y otras palabras de grueso calibre surgen. La noticia corre como reguero de pólvora, según decían los viejos cronistas, y se resalta el hecho de que Acosta Lagunes ha roto un tabú al enfrentarse al viejo cacique del periodismo en la capital del estado. Unos días después, en un acto con campesinos, el candidato priista vuelve a prender la mecha, habla de acabar con la roya del café que afecta a los cultivos de esa rubiácea en muchas zonas productoras del estado pero, también, dice que “es hora de acabar con la roya de los nefastos líderes que explotan a campesinos, es hora de acabar con la roya llamada César del Ángel”. Horas después, Acosta Lagunes recibe una llamada telefónica desde Los Pinos; es el Presidente José López Portillo que le pide “no agitar al campo veracruzano y descalificar a líderes como del Ángel”, y le sugiere no comprar broncas antes de llegar a la gubernatura. Acosta Lagunes llega a Palacio de Gobierno y confirma que, en efecto, muchos líderes agrarios tienen sus feudos de poder bien asentados en diversas zonas del Estado, entre ellos César del Ángel en el norte, en una vasta zona que va de Álamo hasta delante de Tuxpan. Por consejo de su subsecretario de Gobierno, Ignacio Rey Morales Lechuga, quien espera pacientemente la renuncia de Raúl Lince Medellín como secretario de Gobierno por “enfermedad” para asumir plenamente el papel de “hombre fuerte” de ese sexenio, don “Disgustín”, como ya era conocido, accede a tener un acto agrario encabezado por César del Ángel Fuentes en la localidad El Ojite, municipio de Tuxpan. Los 400 Pueblos aún tenían real fuerza en Veracruz y otros estados vecinos, y el acto sale de primera, con Acosta Lagunes y Del Ángel sonrientes, abrazándose y caminando juntos entre los lodazales del lugar. Unos meses después llega la firma del llamado Pacto de Unidad Campesina y ahí está de nueva cuenta César del Ángel con sus 400 Pueblos presente. Pero el movimiento tiene un cisma, varios líderes abandonan la organización acusando al tormentoso líder agrario de traicionarlos y de sólo buscar beneficios para él, además de comprar broncas innecesarias con el gobierno. Llega Gutiérrez Barrios al poder el siguiente sexenio y lanza un mensaje claro: “dentro de la ley, todo, fuera de la ley, nada”, y tras varias detenciones de “líderes agrarios”, entre ellos Cirilo Vázquez Lagunes y los hermanos Roberto y Justo Cabrera Sagahón, en el sur y norte del estado, César y sus 400 pueblos se van a la sombra. 1990, mayo, finca La Soledad, en los límites entre Teziutlán, Puebla, y Martínez de la Torre, Veracruz. A Xalapa llegan las primeras noticias de un enfrentamiento a balazos entre grupos campesinos, con muertos y heridos. Dante Delgado, el gobernador sustituto de Gutiérrez Barrios que a partir del primero de Diciembre de 1988 es el Secretario de Gobernación del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, monta en cólera cuando sabe lo ocurrido. Veracruz está a menos de una semana de recibir la visita del Papa Juan Pablo II a la zona Boca del Río-Veracruz, y lo que menos quiere el temperamental político cordobés es que la entidad salga de manera negativa en diarios y noticieros de radio y televisión, y ordena un operativo de la Secretaría de Seguridad Pública para detener a los responsables del enfrentamiento. Son gente de César del Ángel a los que se les decomisan pistolas escuadra, seminuevas, impropias de “campesinos”, y se les detiene y encarcela. Del Ángel amenaza con una “movilización”, como las que ya han ido a hacer a Xalapa invadiendo el parque Juárez y sus alrededores frente a Palacio de Gobierno, pero es mandado a volar por Dante. Llega el papa unos días después, todo sale a la perfección, Dante y su familia en las primeras planas de toda la prensa veracruzana y diarios nacionales siendo saludados y bendecidos por Karol Wojtyla. Patricio Chirinos Calero ya realiza sus primeras actividades como candidato a gobernador para suceder a Dante, y se dice que trae todo el apoyo de Salinas de Gortari. Al potosino le llegan versiones de que César del Ángel le quiere hacer algunas manifestaciones para calarlo. Habla con Salinas para enterarlo, y este llama a Dante y le ordena “dale un estate quieto a César”. Horas después, los teléfonos de las redacciones de diarios y noticieros de radio y televisión reciben la llamada de la oficina de prensa del gobierno estatal: “te tengo una noticia muy importante: César del Ángel ha sido detenido”. La foto de Del Ángel Fuentes con su ficha signalética colgada al cuello, es reproducida en todas partes. Unos días después, la revista Proceso publica una entrevista al tormentoso líder de los 400 Pueblos hecha en Pacho Viejo, donde está detenido, donde señala a los periodistas Guillermo Correa y Ricardo Ravelo Galó que su detención “obedece a la lucha por la tierra, que fue “traicionada” con las reformas del artículo 27 constitucional”, y acusa directamente de ello al exsecretario de Desarrollo Urbano y Ecología y actual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura, Patricio Chirinos Calero, advirtiendo que “de ganar habrá un auge de impunidad de los ganaderos”, a quienes responsabiliza “del abigeato, los despojos, el narcotráfico y la violencia en la entidad”. Agrega que en la eliminación de los líderes por parte del gobierno salinista, como lo ha hecho con Joaquín “La Quina” Hernández Galicia, Carlos Longitud Barrios y otros, “ahora toca el turno a los del campo”. Desde entonces, César encuentra en Veracruz su filón para seguir medrando con el viejo cuento de la “lucha agraria”, y como sabe que en Xalapa mucha gente tiene miedo de sus “asambleas populares”, regresa en cuanto Chirinos Calero ya es historia para “denunciarlo” al igual que a Dante Delgado, aunque sus “shows” más celebrados los realiza en la capital del país. Al inicio del gobierno de Fidel Herrera Beltrán, del Ángel Fuentes encuentra en el tortuoso nopaltepecano a un “amigo fiel” que le utiliza para intimidar a quienes le resultan incómodos por no creer en sus patrañas de “un Veracruz que late con fuerza”, y como grupo de choque para intentar doblegar a enemigos como Miguel Ángel Yunes Linares que nuevamente entra en campaña para buscar la gubernatura para el siguiente sexenio. Así se llega hasta los días “prósperos”, donde al amparo de un gobernador que finge demencia, César y su reducido grupo intimida a periodistas críticos, a políticos “incómodos” y aliado con otro siniestro personaje, el exalcalde, exsecretario de gobierno y efímero exprocurador de justicia, Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, agrede a mujeres periodistas o a las que en alguna época de su vida mantuvieron relaciones de trabajo y personales con él, y supuestamente amparado en ser un “experto” en derecho, usa a los “campesinos” para intimidar, presionar y obtener prebendas, sin que hasta ahora ninguna autoridad federal intervenga, como hace más de 20 años para terminar con estas agresiones. Y uno se pregunta: ¿Qué pasaría si Miguel Ángel Yunes Linares llegara a la Gubernatura de Veracruz? Un nuevo reclusorio tendría que ser edificado para encerrar a la impunidad… (Tomado del Facebook).
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