Minería, cinco siglos de saqueo. |
ZACATECAS,
Zac., (proceso.com.mx).- “Mientras todo el país se encontraba en shock /
agraviado por el luto y el dolor / horrorizado e inmóvil por la sangre
de miles de personas ejecutadas / ocurría el nuevo saqueo del oro, el
cobre y la plata. / Y el Gobierno / en lugar de frenar la guerra
permitida / buscaba la forma de ultrajar nuevamente a la patria /
entregando el petróleo a las manos rojas de la inversión privada”.
Alfredo
Valadez Rodríguez (Zacatecas, 1973) presenta con estas palabras su
libro Minería, cinco siglos de saqueo, con la mirada puesta en el estado
de Zacatecas -donde este abogado y periodista es corresponsal del
periódico La Jornada- como “un ejemplo latinoamericano del atraco al
patrimonio nacional”.
Editado por La Jornada y la Unidad Académica
de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ),
este libro es una mirada que se asoma con las herramientas del ensayo y
la acuciosidad periodística a la actualidad de lo que Luis Hernández
Navarro llama “los metales del diablo” a lo largo y ancho del territorio
mexicano, actualidad imposible de entender sin retomar las antiguas
cuentas que la Nueva España entregaba a la Corona ibérica y que
significaron desde entonces devastación, explotación, miseria, pueblos
abandonados y poblados de fantasmas, que revivieron a medias gracias al
turismo.
En momentos en los que la minería -particularmente la que
desde Canadá y a través de la puerta libre que representa ese país
arriba a distintos puntos de México- salva los obstáculos que le
representan los dueños de la tierra, trámites en materia de impacto
ambiental y el activismo ciudadano que advierte de los nefastos efectos
de algunas de sus formas, el autor hace el recuento “del incesante
saqueo de los ricos yacimientos del subsuelo, particularmente
argentíferos y áureos, propiedad original de los pueblos
latinoamericanos, para beneficio casi exclusivo de las oligarquías
locales y extranjeras”.
Aquí se retratan todas las paradojas:
algunos de los yacimientos de plata más ricos del mundo se encuentran en
Zacatecas, y las ganancias de las empresas que los explotan aumentaron
en casi un 300 por ciento en los dos años recientes. Pese a ello, la
entidad no logra frenar una migración por pobreza hacia los Estados
Unidos, que supera ya en número al de las personas que la habitan en la
actualidad, como tampoco consigue detonar un desarrollo industrial
pujante; mucho menos sacar a la mayoría de sus 58 municipios del sótano
del desarrollo humano nacional.
Mazapil es uno de los municipios
más pobres de México. Está en Zacatecas. Y en él se encuentra la mina El
Peñasquito, operada por la canadiense Goldcorp. En el prólogo, Luis
Hernández Navarro ejemplifica en pesos y centavos el brutal contraste
entre la riqueza obtenida y las miserias que a cambio se entregan a las
comunidades que entregaron tierras y agua a la trasnacional: por cada
mil dólares que obtiene Goldcorp por la extracción y venta de mineral,
la canadiense se queda con 999.82 dólares y los habitantes de Mazapil
reciben 18 centavos de dólar.
Hoy en día, con “un torrente de
proyectos mineros –sobre todo de empresas extranjeras- que inundan a
Zacatecas” (describe el autor) permanecen vivos varios conflictos
derivados de los ventajosos convenios entre las empresas y los
propietarios de la tierra, así como de orden laboral causados por la
explotación y el uso del outsourcing, de los que se da cuenta en este
libro.
La mirada periodística tampoco soslaya la corrupción
gubernamental, facilitadora de estas condiciones propicias para el neo
colonialismo minero, la expropiación, el saqueo y la represión a
movimientos civiles que se empeñan en combatir las nuevas (o las mismas)
formas de explotación material y humana, así como de la depredación
ambiental.
Desde el auge minero de siglos atrás, pasando por el
funesto e inacabado capítulo de Pasta de Conchos, Minería: cinco siglos
de saqueo es historia, fuente documental y memoria necesaria para
conectar el antiguo y el nuevo extracionismo en Zacatecas y en el
territorio nacional.
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