viernes, 27 de diciembre de 2013

En Medio de tanta violencia: UN MENSAJE DE AMOR


Columna: LAS LETRAS DE EVA


Eva López Robinson


                Anoche recorrí  muchas calles con mi amiga Pilar y me llené de tristeza al notar que el espíritu navideño de tantos ayeres se va ausentando en los balcones, árboles y ventanas, desde donde solía vibrar a través de mil destellos multicolor, en las bombillas multiformes que alegremente nos anunciaban la temporada más bella del año.

                Si en mis manos estuviera –pensé- qué no haría por recuperar la ilusión para quienes la perdieron… llenar las calles de villancicos, de ramas y casitas en bellas y frescas noches, para despertar sonrisas alegres en los niños y lágrimas de nostalgia en los viejos, a los que ya pertenezco; sin embargo, los bolsillos vacíos de un transeúnte que hurgaba en ellos para comprar un pan, me plantó ante al gran problema económico que enfrentamos, ineludible para los más y causante en gran parte,  de la frialdad navideña este año, cuando muchos aparadores comerciales han lucido austeras decoraciones y en otros nunca llegaron.

                Si de algo peco es de ser demasiado optimista, mujer de fe, positiva y esperanzada; siempre digo que detrás de todo problema hay una solución, mientras hagamos las cosas unidos, como la gran familia que somos los seres humanos sobre la faz de la tierra… Y estamos a un paso de la Navidad, palabra mágica que encierra muchas cosas buenas que no debemos olvidar, y una sobre todas: AMOR, pero del bueno, de ese que se conduele de la necesidad del prójimo y la hace suya compartiendo la vianda, rica o pobre de su mesa, con gran alegría… Todos tenemos vecinos, amigos con quienes disfrutar los momentos que estas fechas nos regalan, pero en la calle siempre vagará un solitario mendigo que observe los festejos y apenas se atreva a pedir algo…

                Por eso en esta Navidad y Año Nuevo, que nuestro propósito sea dejar la indiferencia de lado ante esos seres, a quienes en vez de juzgar como flojos, vagos o lo que sea, tendamos la mano y compartamos el pan con el que nos bendice aquél que siendo rey no llegó a un palacio, sino a un humilde pesebre… seamos realmente humanos, hermanos, compañeros, porque viajamos en el mismo tren y no somos más que nadie.

                Besa con amor esta noche a la madre que se desveló cuidando tu sueño, al padre amoroso que te procuró lo necesario… a cada miembro de tu familia que es el gran tesoro concedido por Dios para transitar por la tierra… Abraza a los amigos, pero también regala esa muestra de afecto al que no tiene quien lo abrace y le confiera una sonrisa.

                Vivamos esta Navidad llenos de fe, sacudamos todos los rincones del alma donde hayan residuos de odio, resentimiento y todo sentimiento agresivo para nosotros mismos, y entonces… que la dulzura de una tierna mirada, desde un portal, real o imaginario, nos envuelva a todos y nos procure la paz que diariamente pedimos a gritos.

                Los abrazo tiernamente y beso a cada uno desde el fondo de mi corazón, donde mis oraciones se elevan por cada uno de ustedes, deseando verlos plenos con el éxito, la abundancia, la armonía habitando en sus hogares… Feliz Navidad, queridos amigos, y otro año en el que cosechen grandemente…


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