Jesús Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”. Foto: Miguel Dimayuga |
*** En aras de obtener información sobre las actividades del
Cártel de Sinaloa y sus líderes, la DEA permitió a los hermanos
Margarito y Pedro Flores traficar a Estados Unidos grandes cantidades de
cocaína. Según documentos y testimonios judiciales, ambos –otrora
socios del Chapo Guzmán y actualmente testigos en el juicio
contra Vicente Zambada– lograron un acuerdo con la agencia antidrogas
estadunidense que les brindó impunidad y, en los hechos, convirtió a esa
instancia gubernamental en cómplice de la actividad a la cual está
obligada a combatir.
CHICAGO (Proceso).- El as en la manga del gobierno de Estados
Unidos en su arriesgado juicio contra Vicente Zambada Niebla ha sido
siempre el testimonio de Pedro y Margarito Flores, los gemelos mexicanos
que trasegaban hasta el corazón del territorio estadunidense toneladas
de cocaína del Cártel de Sinaloa.
Después de todo, la fiscalía de Estados Unidos no siempre puede
presentar como evidencia la palabra de dos hermanos que estuvieron en
docenas de reuniones con Zambada y su padre, El Mayo, como confiables colaboradores del cártel.
En su primera reunión con El Mayo, Pedro y Margarito se
presentaron como importadores de Estados Unidos que a través de
intermediarios ya habían vendido para el capo alrededor de 20 toneladas
de cocaína. Muy pronto ese capo empezó a referirse a los gemelos
como “mi gente”, una designación interpretada por Pedro ante sus socios
en Estados Unidos como “clientes preferentes” que pagaban por los
embarques de cocaína el mismo precio bajo que los más importantes
miembros del cártel.
De hecho los hermanos Flores aprovecharon su cercanía con los
principales líderes del Cártel de Sinaloa para grabar conversaciones
sobre cargamentos de cocaína y heroína, así como la compra de armamento
militar. Tales grabaciones formarían parte de las evidencias contra
Zambada Niebla.
El equipo de abogados que representa a Zambada en Chicago lleva cerca
de dos años solicitando al gobierno de Estados Unidos que revele los
términos del acuerdo con los gemelos por su valiosa colaboración con la
Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en
inglés).
Uno de los abogados, Alvin Michaelson, llegó al grado de acusar al
gobierno estadunidense de retener deliberadamente información sobre el
trato que se hizo con los hermanos. La fiscalía, le dijo Michaelson al
juez Rubén Castillo, ni siquiera quiere reconocer que hubo un trato de
tal naturaleza con los gemelos. “Ellos sólo han estado cooperando
amablemente durante los últimos tres años con el gobierno sin motivo
alguno”, dijo Michaelson en un tono impasible.
Después de la revisión de miles de actas federales, informes
policiacos y testimonios ante la corte relacionados con las operaciones
de cocaína de los Flores en Chicago, salió a la luz que los gemelos
habían traficado entre seis y ocho toneladas de la droga durante los
cuatro meses en que reunieron evidencias para una investigación de la
DEA sobre los principales líderes del Cártel de Sinaloa. A lo largo de
ese mismo periodo, entre agosto y noviembre de 2008, los hermanos
también introdujeron embarques de “muchos kilogramos” de heroína a
Estados Unidos.
Pedro Flores también entregó a la DEA las grabaciones de las
transacciones que hizo por teléfono con mayoristas de cocaína en el área
de Chicago. La DEA, a su vez, utilizó estas grabaciones para armar
casos incontrovertibles contra los clientes que aparecían en las cintas
negociando cargas y precios de grandes embarques de cocaína.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1928, ya en circulación)
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