Por: Luis Velázquez
Veracruz, México; 12 de agosto, 2013.--
Un año, 25 días y tres horas duró la luna de miel entre el filósofo
José Enrique Ampudia Mello y el gobernador de Veracruz. Ni un minuto
más.
“Aquí no hay cabida para los oídos
sordos, para los intereses particulares o de grupo, no hay espacio para
la indolencia o el relajamiento” dijo entonces Javier Duarte, cuando le
tomara la protesta como el tercer subsecretario de Gobierno.
Pero lo hubo. El filósofo falló ante la
expectativa de que, como él mismo lo dijera, construiría acuerdos. Y
sabría escuchar. Y entender. Y “unir lo diverso con lo común”.
Ni una ni otra cosita.
Fracasó.
Fracasó incluso desde el primer día,
cuando desde la misma oficina hablara por teléfono a su amigo y jefe
durante 20 años, Miguel Ángel Yunes Linares, para decirle que ahí estaba
a sus órdenes.
Y como Yunes estaba en Nueva York por un
pendiente médico, todavía le dijo, nostálgico y cariñoso: “De corazón
le pido que a su regreso me dé la oportunidad de saludarlo y platicar”
(Notiver 20, 06, 2012).
Aun cuando, claro, y nada más para tapar
el ojo al macho, declaró a Yunes “un hombre peligroso”, de igual manera
como Vicente Fox declarara a Andrés Manuel López Obrador en aquellos
días de la campaña presidencial de Felipe Calderón.
Fracasó cuando nombrara como su equipo a
un total de 17 subalternos, la mayoría con el sello de su casa durante
dos décadas: el yunista.
Fracasó cuando influenciado por el
ejemplo de su tlatoani cabildeara una reforma penal para condenar a 20
años de cárcel a quienes bloquearan las vías de comunicación y el
Congreso jarocho le revirara dejando la sentencia en sólo, apenas,
apenitas, cuatro años.
Fracasó cuando fue enviado como delegado
del CDE del PRI a Boca del Río para derrotar en las urnas a Miguel
Ángel Yunes Márquez como candidato panista a la alcaldía.
Fracasó cuando lo comisionaron para
seducir con argumentos, ideas, billete incluso, al panista Leandro
Rafael García Bringas para abandonar el PAN yunista y afiliarse al PRI.
Fracasó cuando le ordenaron bloquear a
Yunes Linares para evitar impusiera a su hijo Fernando como candidato a
senador de la república.
Fracasó cuando de norte a sur de
Veracruz las marchas de indignación social se multiplicaban por falta de
acuerdos, los acuerdos que había significado en su discurso el día de
la toma de posesión.
Fracasó cuando nunca pudo entenderse con el secretario General de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón.
AUNQUE HAYA ROTO CON YUNES,
PRONTO VOLVERÍAN A QUERERSE…
Hombre solitario, famoso por su
debilidad ante el whisky cuando hasta le da por cantar acompañado de un
trío, gente que gusta de ir al cine solo, sin compañía, nunca, jamás,
pudo convencer a una parte de la elite y la militancia priista de su
ruptura con su hacedor, Yunes Linares.
Incluso, uno de sus amigos que lo conoce
por dentro y por fuera, dijo: “Su dependencia psicológica es tanta que
si fuera cierta la ruptura, entre ellos hay lazos tan profundos que
pronto volverán a quererse”.
Más aún: nunca pudo interpretar con
hechos y resultados la orden del gobernador de “hacer del diálogo la
premisa para resolver los reclamos sociales”.
Y como en el caso de “El oaxaco”, José
Manuel Flores, quien el 17 de diciembre, 2012, bloqueara la autopista
del sur de Veracruz con 9 alcaldes del Consejo de Alcaldes Indígenas de
la sierra de Soteapan, sus neuronas solo alcanzaron para cabildear una
reforma penal y enviar a la cárcel a los revoltosos.
Quiso, el 17 de julio, 2012, estar “a la
altura del corazón y la mente” del gobernador para ser coresponsable en
la oportunidad “de servir a los veracruzanos”.
Pero falló.
Y el góber fue, digamos, demasiado
tolerante, porque extendió la cuerda durante 12 meses, 25 días y 3
horas, y ni modo, aplicó la cuchilla.
¡Adiós, Ampudia, adiós!
Ni acuerdos. Ni tolerancia. Ni pluralismo. Ni libertades ciudadanas. Ni “comunicación política, sólida, cordial y efectiva”.
El blof.
Ni siquiera, vaya, lo pudo salvar la
frase bíblica acuñada por el diputado panista, Danilo Alvízar Guerrero,
cuando lo declarara “un político muy capaz, a quien conocemos bien”.
(17, 7, 2012)
Tampoco, por supuesto, el diputado
priista, Flavino Ríos Alvarado, cuando tirara su espada en prenda en su
nombre: “Es un buen nombramiento”, dijo.
AMPUDIA RENUNCIÓ A DUARTISTAS
E IMPUSO YUNISTAS SIN TON NI SON
Fue, claro, el filósofo del “diálogo,
los acuerdos y la construcción de compromisos”…pero sólo para incluir en
la nómina al mayor número de yunistas posible.
Por ejemplo, el mes de diciembre, 2012,
casi cinco meses después de usufructuar el cargo, Ampudia escenificó “la
noche de los cuchillos largos”, cuando nombrara a un mínimo de 19
funcionarios, la mayoría con el sello yunista en la frente.
Incluso, y trepado en la euforia “del
pinche poder”, en algunos casos despidió a los subalternos nombrados por
Érick Lagos Hernández, el primer subsecretario de Gobierno, y
ratificados por Tomás Carrillo, el segundo, de una manera soez y
soberbia, altanera, cuando en su discurso hablaba de “gobernar… con un
amplio sentido humano y de justicia”.
Por ejemplo, los cesó, primero, a través
de un periodicazo sin un comunicado previo de por medio, y segundo, su
capataz, Luis Sardiña, alias “El coño-loco”, llegaba a las oficinas con
un séquito de escoltas y los lanzaba sin ton ni son, prepotente y altivo
perdona-vidas.
Los primeros yunistas en llegar a la
subsecretaría con Ampudia fueron, entre otros, Jorge Santos Azamar,
compadre de Yunes, y Juan Herrera Marín, alias “La mapacha”, su director
de Seguridad Pública y socio en el manejo de los ranchos que compraran
en el chirinato, y al que la secretaría de la Función Pública había
inhabilitado durante 10 años.
Pero, además, con un pasado porrístico
como estudiante en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana,
al lado, entre otros, de Raúl Galeana, Nicolás Clímaco y Cándido Navarro
y cuyo jefe máximo era Yunes.
También, claro, “El coñoloco”, ungido
como director general de Política Regional, el mismito que traicionara a
su amigo Dante Delgado para cobijarse en los brazos de Yunes Linares,
maestro de tiempo completo en la Universidad Veracruzana y Enseñanza
Media de la SEV, transportista de materiales de construcción,
abastecedor de caña del ingenio La Concha y restaurantero.
Y José Ángel Teddy Palacios, quien como
uno de los más famosos porros estudiantiles de la época tomara por
asalto la rectoría de la Universidad Veracruzana el mismo día cuando
Fernando Gutiérrez Barrios tomara posesión de gobernador, y a quien
Yunes Linares bautizara como “El jaranero” por el paliacate que se
colgaba en el cuello para sentirse más jarocho.
Y su secretario particular, José Luis
Enrique Ambell, conocido como “La taza de café”, y quien una parte de su
vida pública sirviera, de igual manera, con devoción a Yunes Linares,
además, claro, de sus negocios a través de unas constructoras: Engo
Travel, Grupo Surtidor y la empresa Proyectos y Edificaciones Enríquez,
algunas de las cuales fueran, incluso, del interés del ORFIS, Órgano de
Fiscalización Superior, por irregularidades.
UN CHUCKY APODADO “EL COÑOLOCO”
Así, en la primera semana de diciembre,
“El coñoloco” fue el operador de Ampudia otorgando nombramientos al
nuevo séquito que ascendía al poder estatal.
Rogelio Barrios Ortega, representante
del gobierno duartista en la zona sur, extesorero municipal en San
Andrés Tuxtla y Orizaba, impuesto por Yunes, panista de corazón, y quien
desde el año 2008 fuera uno de los fogosos promotores de Yunes Linares
como candidato panista a la gubernatura, operando en el distrito de Los
Tuxtlas.
María Elena Pedroza Barrientos,
coordinadora regional en San Andrés Tuxtla y Acayucan, originaria de
Hueyapan de Ocampo, panista de trayectoria y partidaria de Yunes para la
gubernatura.
Arturo Tenorio Mortero, delegado operativo en San Andrés Tuxtla.
Eduardo Sagrero Bejard, delegado en
Acayucan, primero, y luego ungido como subdirector de Organización,
Funcionamiento y Enlace Regional, delegado también que fuera de la
CNOP, a quien en una jugada magistral Ampudia lograra que Erick Lagos,
presidente del CDE del PRI, le tomara posesión como líder de la
Asociación Civil “Fortaleza y Honestidad por Veracruz”.
José Luis Utrera Alcázar, taxista de
oficio, coordinador regional en Coatzacoalcos, Sierra de Soteapan y
Pajapan y Minatitlán, síndico único en el Ayuntamiento de Minatitlán, y
quien también aprovechara el cargo para asesor al presidente municipal
de Cosamaloapan, Homero Arróniz Zorrilla, y con fama pública de tomar
‘’el pelo’’ a los alcaldes. “El apaga-fuegos” de Ampudia le llamaban en
la Cuenca del Papaloapan.
Martín Gracia Vázquez, delegado en Coatzacoalcos.
Elizabeth Rosas López, delegada en la sierra de Soteapan y Pajapan.
Emilio Rojas Zavala, delegado en
Minatitlán, originario de Lerdo de Tejada, productor de caña,
dicharachero, con fama pública (lo que uno se resiste a creer) de haber
saqueado las tesorerías municipales del distrito a base de vales de
gasolina y dinero en efectivo; así como de vender animales en peligro de
extinción que traía desde Santiago Sochiapan, según reza su bitácora
periodística.
Porfirio Romero Alemán, coordinador regional en Córdoba-Huatusco, militante del PRD y maestro del CTIS 143.
Eligio Vázquez Jiménez en la zona Córdoba.
José Manuel Izazaga Mora, coordinador en
Huatusco, y quien fuera uno de los ideólogos del porrismo estudiantil
en la Universidad Veracruzana.
José Luis Abonce Gordillo, en la zona
Orizaba-Zongolica, y a quien sacaron de la jefatura de Almacenes del
ingenio San Miguelito, y quien fuera, además, coordinador de la campaña
electoral de Yunes Linares como candidato a gobernador, y en otros
tiempos precandidato del PRI a la alcaldía de Yanga.
Romero Estrada Ríos, delegado en Orizaba.
Marcelo Cervantes Huerta, delegado en Zongolica.
¡AY, YUNES, “TE HE QUERIDO BIEN!”
Es decir, casi casi un gabinete ampliado
de Ampudia Mello para “construir acuerdos” en un Veracruz turbulento y
convulso, sin importar, claro, la gordura democrática en un sexenio que
arrancara con un programa de austeridad, pues las arcas estaban vacías,
además de una deuda pública incuantificable que los más conservadores
calculan en 60 mil millones de pesos.
Tres días después de tomar posesión como
subsecretario de Gobierno, Ampudia Mello se curó en salud con Yunes
Linares: primero, confesó que “lo he querido bien”; después, advirtió
que “no le teme ni le he estado nunca sometido”.
Y luego, precisó que cuando luego de 20
años de estar juntos descubriera que tenían “posiciones distintas… le
dije que a partir de ese momento buscaría espacios políticos y
profesionales propios, sin menoscabo de nuestra amistad”.
En 1995, Ampudia Mello siguió a Yunes
Linares como uno de sus apóstoles, luego de su derrota como presidente
del CDE del PRI en que perdiera la elección de presidentes municipales
en 105 municipios.
18 años después, Ampudia deja la
subsecretaría de Gobierno, porque nunca pudo, como aseguró en su toma de
posesión, “generar orden en Veracruz”, además de utilizar el recurso
público para dar chamba a un montón de yunistas.
¡Adiós, filósofo, adiós! (Tomado de El Piñero de la Cuenca).
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lunes, 12 de agosto de 2013
Ampudia Mello, el subsecretario de Veracruz fracasado
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