sábado, 15 de diciembre de 2012

“Fue una carnicería salvaje... ”

INOCENTES!

* Adam Lanza, de 20 años, mató a tiros en una guarderí́a infantil de Connecticut a 20 niños y al menos 7 adultos, entre ellos su madre, antes de suicidarse

PABLO PARDO / Washington

El presidente de EEUU, Barack Obama, se quedó ayer por instantes sin palabras frente a las cámaras de televisión. El mandatario, que tiene en la retórica su principal arma política, se emocionó y tuvo que limpiarse las lágrimas de los ojos al dirigirse al país, después de que un joven identificado como Adam Lanza, de 20 años, asesinara a su madre, profesora en la guardería de Newtown, Connecticut, donde perpetró la mayoría de los crímenes, a otros cinco adultos y, lo más increíble, a 20 niños de entre cuatro y 10 años de edad. Además, apareció otro cadáver, que podría ser el padre del agresor, en Newtown. «Como país hemos pasado por esto demasiadas veces», dijo Obama. Fue una carnicería salvaje incluso para los pará- metros de EEUU, escenario de la mitad de los asesinatos en masa que tienen lugar en el mundo, según las estadísticas recopiladas por la revista Time.

En televisión, 11 segundos son una eternidad. Y ése es el tiempo que el presidente Barack Obama se quedó ayer mirando el suelo, sin decir ni media palabra, y sin poder hablar, ayer, cuando se dirigió a Estados Unidos tras la matanza de la Escuela de Primaria de Sandy Hook, en el pueblo de clase media-alta de Newtown, en Connecticut.

El escenario de la matanza es una escuela K-4, lo que significa que tiene desde jardín de infancia (Kindergarten) hasta cuarto grado, entre cuatro y 10 años. Al parecer, los niños fallecidos eran menores de seis años.

En su breve y entre cortada intervención, Obama repitió dos veces que EEUU ha pasado por este tipo de situación «demasiadas veces». Y, en una ruptura con su habitual postura de no interferir con la posesión de armas de fuego en su país, el presidente declaró: «Tenemos que unirnos y tomar acciones decisivas para prevenir más tragedias como ésta, sin que importe la ideología».

En la práctica, sin embargo, continúa el enamoramiento de los estadounidenses con sus armas de fuego. Y, aparte de poner todas las banderas a media asta, no está claro que esta matanza vaya a servir para cambiar nada. Michigan y Virginia han autorizado reciente- mente llevar armas de fuego en las iglesias y un tribunal de apelaciones de Illinois ha tumbado la prohibición de ese estado de llevar armas cargadas en la calle.

El juez Richard Posner, uno de los intelectuales más influyentes de Estados Unidos y potencial miembro del Supremo con un presidente republicano ha votado a favor de eliminar la prohibición. Entre el 20% y el 40% de las ventas de armas de fuego en EEUU se hace sin verificar la identidad del comprador.

Apenas había detalles del suceso al cierre de esta edición. El asesino, identificado como Adam Lanza, de 20 años, que llevaba documentos de identidad de su hermano, Ryan, cuatro años mayor, a quien la policía interrogó y que parecía no tener qué ver con la masacre. La madre de Lanza, que trabajaba en la escuela, era uno de los seis adultos muertos, según el New York Times. Cinco en la escuela de Newtown, y otro, al parecer un familiar posiblemente su padre, en otro escenario. Adam Lanza mató a 18 niños en dos aulas de la escuela, mientras que otros dos pequeños fallecieron en un hospital cercano.

Cuando la policía llegó a la escuela se encontró con el cadáver del asesino, lo que hace pensar que se suicidó. Lo único que estaba claro era la increíble magnitud de la tragedia. Fuera quien fuera el autor de la carnicería, que aparentemente actuó solo, llevó a cabo el crimen de forma metódica. Todas las muertes tuvieron lugar en dos salas de la escuela, en un área muy concreta. El colegio tiene un sistema de seguridad en virtud del cual las puertas sólo se pueden abrir desde dentro cuando las clases han comenzado. Eso añade otra incógnita, ya que plantea la posibilidad de que alguien permitiera la entrada a Adam Lanza.

Los niños vivieron escenas que les hacían recordar una película de terror. Las aulas de la escuela solo tienen una puerta, lo que indica que el asesino pudo ir liquidando uno a uno a los pequeños con dos pistolas de nueve milímetros. El hombre iba vestido con un chaleco militar con varios bolsillos para guardar la munición. Algunas fuentes decían que era un chaleco antibalas.

El resto de la escuela iba escuchando las detonaciones. «Yo estaba en el gimnasio y oí un ruido, como siete grandes explosiones», relató una alumna a la televisión. «Los profesores de gimnasia nos dijeron que fuésemos a la esquina, así que todos nos amontonamos allí», explicó. Aparentemente, los profesores de deporte consiguieron evitar escenas de pánico al convertir la zona de juegos en una especie de lugar seguro, aunque no hay datos de que el asesino tratara de matar a niños fuera de las dos clases en las que perpetró la carnicería.

Algunos maestros hicieron creer a los pequeños que los tiros eran en realidad golpes de un equipo de construcción que estaba trabajando. Pero las primeras informaciones apuntaban a una situación más caótica. Cuando la policía por fin llegó y liberó a los supervivientes, muchos de los niños estaban salpica dos en sangre, según testigos presenciales.

Al igual que la matanza en el cine de Aurora, en agosto, este asesinato múltiple ha golpeado una zona que dista de experimentar tensiones sociales. Antes al contrario. Newtown es un área con ingresos elevados, con una renta familiar media en el entorno de los 70.000 euros anuales.

Muchos de sus habitantes trabajan en los fondos de inversión y bancos que pueblan la costa de Connecticut, y algunos de ellos trabajan en la vecina Nueva York, de la que Newtown puede considerarse parte de su área metropolitana. El pueblo, con sus viviendas unifamiliares semiocultas en los bosques sin hojas que cubren todo Connecticut, era, según quienes lo conocen bien, el lugar más aburrido del mundo. (Notiver/ 15 de diciembre del 2012).

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