Caso Buendía: trama
de un narcocrimen
Buendía: el primer asesinato de la narcopolítica en México, libro póstumo de Granados Chapa.
Indignado
e intrigado hasta el final por el asesinato de su amigo Manuel Buendía,
y no obstante su precario estado de salud, Miguel Ángel Granados Chapa
se afanó en los últimos meses de su vida en la elaboración de un volumen
que la editorial Grijalbo pondrá en circulación en los próximos días,
justo cuando se cumple un año de la muerte de quien fuera entrañable
miembro fundador y colaborador de Proceso. Se trata de Buendía. El
primer asesinato de la narcopolítica en México, título inequívoco en su
tesis central si bien prevalece la incógnita en torno a quienes dentro
del régimen priista compartieron, junto con José Antonio Zorrilla Pérez,
la autoría intelectual de este crimen que desde mediados de los ochenta
anunciaba la descomposición inexorable del “sistema”. A continuación se
adelanta un apéndice esencial de la obra, que fue concluida por Tomás
Granados Salinas, hijo del periodista: una entrevista que Granados Chapa
le hizo por escrito a Manuel Bartlett Díaz, actual senador por el
Partido del Trabajo, toda vez que “las razonables sospechas” sobre el
asesinato de Buendía han recaído en quien fuera jefe, en 1984, del
entonces titular de la Dirección Federal de Seguridad, Zorrilla Pérez.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- A comienzos de octubre de 2011, Manuel Bartlett
entregó por escrito las respuestas a un cuestionario sobre Zorrilla y
Buendía que Granados Chapa le había hecho llegar. En seguida se
reproducen, sin tocar una coma, esas respuestas.
Miguel Ángel
Granados Chapa: Con gusto respondo a las preguntas que me envió por
conducto de su asistente la señora Guadalupe Bringas con algunos
comentarios que creo necesarios para situar las respuestas. Quedo a sus
órdenes para cualquier aclaración o ampliación que considere útil.
1.
¿Cuál era la relación institucional entre el director de Gobierno y el
secretario particular del subsecretario Fernando Gutiérrez Barrios, es
decir de Manuel Bartlett y José Antonio Zorrilla, durante el sexenio
1970-1976?
En el sexenio 1970-76, el Subsecretario Gutiérrez
Barrios tenía a su cargo el área llamada de seguridad que incluía las
direcciones: Federal de Seguridad, Investigaciones Políticas, Población y
Prevención. Era una estructura cerrada hacia su interior por las
materias que manejaba y el estilo del Subsecretario. Este tenía tres
secretarios auxiliares: Jorge Galindo, Manlio Fabio Beltrones y José
Antonio Zorrilla.
La Dirección de Gobierno a mi cargo pertenecía
al área política dependiente del Subsecretario del Ramo y en mi caso,
por relaciones anteriores, trato directo con el propio Secretario de
Gobernación. No existía relación de trabajo entre estas dos áreas de la
Secretaría, se daba en su caso a nivel de subsecretarios, de acuerdo con
asuntos que decidiera el Secretario de Gobernación. Mi relación con
Zorrilla correspondía a esta tajante separación de funciones, nos
encontrábamos en las áreas comunes, durante las entradas y saidas de
trabajo básicamente. En consecuencia no había relación institucional de
mi parte con José Antonio Zorrilla.
Más allá de estos encuentros
ocasionales con Zorrilla, solo recuerdo dos diferentes: una invitación a
comer en una propiedad de Zorrilla en El Ajusco y una coincidencia en
el Antiguo Colegio Militar de Popotla donde yo acudía en algunas
ocasiones a invitación del Director de dicho plantel, el General
Revueltas a través de su hijo que trabajaba conmigo en la Dirección,
enviado por el Secretario Moya. Montábamos a caballo en el picadero del
plantel y practicas de tiro al blanco. En una ocasión coincidimos en el
campo de tiro con Zorrilla, acompañado del periodista Buendía, lo que no
paso de un saludo, puesto que yo realizaba las actividades referidas,
en grupo con el General Director y su hijo.
2. ¿Por qué y quiénes
decidieron nombrar director Federal de Seguridad a Zorrilla en enero de
1982, cuando faltaban once meses para el relevo sexenal?
José
Antonio Zorrilla fue nombrado director de la DFS por el Presidente José
López Portillo tal y como lo describe en su libro: “Memorias de Mis
Tiempos”, Fernández Editores, 1988, página 1160. Transcribo el texto:
“El 15 de enero de 1982 anote: Removí al Director de la Federal de
Seguridad, secuencia de la renuncia de J. García Paniagua; lo sucede el
licenciado Zorrilla, gente de Fernando Gutiérrez Barrios, con lo que
quedo en sus manos. Pensé dársele a gente del General Godínez; pero
hubiera habido una rivalidad con la Secretaría de la Defensa. Preferí
una persona inocua e institucional que era el Secretario de Gobierno de
Guillermo Rossell”.
3. ¿Por qué y quiénes decidieron la confirmación de Zorrilla en ese cargo?
Yo
propuse la confirmación de Zorrilla en el primer acuerdo con el
Presidente de La Madrid en el que sometí a su consideración todos los
nombramientos de la Secretaría de Gobernación.
En cuanto a la
propuesta de confirmar a Zorrilla comento lo siguiente: Por
instrucciones del Presidente Electo de la Madrid, días antes de la toma
de posesión, acudí a la Secretaría de Gobernación para convenir la
entrega-recepción. El Secretario, Profesor Olivares Santana, me pidió
que lo tratara con el Subsecretario Gutiérrez Barrios. Al término del
acuerdo, Gutiérrez Barrios me comento en tono personal, sobre los largos
años durante los cuales había servido a la Secretaría con grandes
sacrificios personales, por lo que me pedía le hiciera saber al
Presidente su deseo de ser ubicado en alguna función, como la Dirección
de Caminos y Puentes. En el Acuerdo referido, transmití esta solicitud
de Gutiérrez Barrios, ante la cual el presidente me pregunto si no
necesitaba yo que permaneciera en Gobernación, mi respuesta fue
negativa, le aduje que consideraba conveniente que dejara Gobernación,
precisamente por esa larga experiencia en el área de seguridad con el
control personal de la DFS que seguía dirigiendo desde la Subsecretaria.
En esos años había creado redes de informantes de todo tipo, y los más
variados intereses, que le correspondían en lo personal, un cambio era
necesario. Para cubrir esa Subsecretaria le propuse, sin ningún
comentario previo del Presidente sobre esta persona, que nombrara a
Jorge Carrillo Olea, a quien conocía por haber coincidido como
subsecretarios en Hacienda. Yo no lo conocía, lo vi en una reunión
social en casa del Presidente Electo. Subraye al Presidente su carácter
de militar, útil para manejar una dirección asimilable. Le propuse en
correlación confirmar a Zorrilla por su experiencia, llevaba un año como
Director y otros tantos como auxiliar de Gutiérrez Barrios, lo que le
serviría de apoyo a Carrillo Olea, que llegaba a la Dependencia sin
conocerla. Además era una práctica el mantener a los funcionarios de
seguridad en sus áreas, más allá de los cambios de Gobierno, un claro
ejemplo de ello era el de Gutiérrez Barrios quien se mantuvo desde el
Gobierno de Miguel de la Alemán recorriendo el escalafón. El Presidente
acepto el planteamiento, nombro a Carillo y ratificó a Zorrilla. Comento
ahora, que para mí era importante acercar al Presidente que provenía
del Sector Financiero, a la Secretaría de Gobernación, particularmente
en un área sensible, mediante el nombramiento de una persona de su
conocimiento y confianza.
4. Afirmaciones de Miguel de la Madrid y
Jorge Carrillo Olea aseguran que tú eras defensor de Zorrilla cuando se
planteaba alguna información u objeción sobre su trabajo. Carrillo Olea
dice que tú desdeñabas sus datos sobre Zorrilla llamándole “crédulo”.
Sobre
las “afirmaciones de Miguel de la Madrid y Jorge Carrillo Olea” juntos,
y coincidentes como se me plantea, considero para contestar la
pregunta, separar a ambos personajes, ya que no son equiparables las
supuestas afirmaciones del Presidente de la Republica con las de un
Subsecretario a su Secretario, como era el caso de Carrillo, es obvio
que tendrían diferentes pesos y tratamientos.
Respecto al
Presidente, no conozco ninguna información como la que se menciona. Pero
en todo caso conviene aquilatara [sic]. Si el Presidente le señala al
Secretario informaciones u objeciones, sobre el trabajo de un
funcionario en cuestión o incluso el del propio Secretario. Es
inverosímil que el Presidente de la República y el Subsecretario
coincidieran en que el Secretario no hacía caso, a ninguno de los dos.
Respecto
a Carrillo Olea Subsecretario, el planteamiento a su Secretario de
“alguna” objeción sobre el trabajo de un Director de su área, habría
también que precisar de que observación u objeción se tratara, porque no
sería lo mismo si estas fuesen de carácter menor o denuncias graves.
Carrillo dice –según la pregunta– que yo desdeñaba sus “datos”,
llamándolo “crédulo”, lo que significa que los datos que transmitía
tendrían que ser, para que el Secretario de Gobernación según él, lo
desdeñaba, llamándole crédulo, chismes, comentarios, habladurías, que se
podrían creer de manera ligera o no, sin trascendencia. Sería muy
diferente si el Subsecretario le comunicara estos llamados datos con
soportes difíciles de desdeñar. Pero además, si hubiera presentado datos
duros y el Secretario no lo hubiera tomado en serio, o sea “desdeñado”,
Carrillo que tenía un contacto frecuente con el Presidente sin
consultar el Secretario, el Presidente me hubiera retirado su confianza o
cesado. Sin embargo mantuve esa confianza e incluso la mayor
distinción, el haberme él ubicado como Precandidato a la Presidencia de
la República, por apreciaciones sobre mi persona que constan en sus
memorias. En todo casi si Carrillo tenía informaciones graves y no las
denunció habría resultado un encubridor, puesto que estaba sometido a la
Ley de Responsabilidades y no podría eludirlas alegando que el
Secretario defendía al infractor.
Esta supuesta defensa de
Zorrilla que se me atribuye, afirmada años después de haber sido
condenado por el asesinato de Buendía, además de conveniente lavado de
manos, tiene el efecto de señalarme como protector de un torvo personaje
que terminaría en asesino, lo que ya Carrillo presentía. Este tipo de
acusaciones se manejaron por el grupo de Salinas de Gortari cuando
competimos por la Presidencia de la Republica. Casualmente nunca se
menciono en los numerosos comentarios de prensa, sobre el caso Zorrilla
responsabilidad alguna de su inmediato superior, Carrillo, ni siquiera
la paternidad de Gutiérrez Barrios y su DFS, Secretario de Gobernación
Carlos Salinas.
Tan inconsistente es esta atribución de defensor
de Zorrilla ante informaciones, objeciones, datos que hubieren sido
graves, que no se explicaría por qué, en el velatorio de Buendía, el
Presidente de La Madrid le encargo públicamente a Zorrilla esclareciera
el crimen. No lo hubiera hecho si esas informaciones sobre fallas en su
trabajo, de las que yo lo defendía supuestamente, hubieran sido ciertas,
graves, porque hubieran sido rotundas descalificaciones para la misión
que le encomendó a Zorrilla el propio Presidente, con el silencio de
Carrillo Olea, tan preocupado por Zorrilla.
5. ¿Qué relación
tenías con José Luis Esqueda y qué clase de información recibías sobre
el desempeño de Zorrilla, amigo personal de Esqueda?
No tenía ninguna relación con Esqueda, ni era mi informador. Trabajaba con Zorrilla en la DFS.
6.
¿Por qué y quiénes decidieron que Zorrilla dejara la DFS y le
ofrecieron cobertura política al hacerlo candidato a diputado en febrero
de 1985?
Yo le propuse al Presidente la salida de Zorrilla de la
DFS cuando se fueron acumulando sospechas sobre su comportamiento, aún
entonces sin pruebas claras. Coincidió esta situación con el proceso de
selección de candidatos a Diputados y las propuestas del Arquitecto
Rossell de la Lama, de quien fuera Secretario de Gobierno y de Adolfo
Lugo su paisano hidalguense para que fuera candidato. El Presidente
considero adecuada la propuesta y Zorrilla la acepto a regañadientes. No
se le ofreció “cobertura política” porque no existían compromisos o
acciones que cubrir, era la oportunidad para sacarlo de la DFS, como
frecuentemente ocurre en la burocracia cuando se da la conveniencia de
retirar a un funcionario ya no considerado adecuado y se le ubica en
otro lugar. Su candidatura a diputado federal fue aceptada en la sala de
juntas del Presidente en los Pinos, en la que se discutía y
seleccionaba con el propio Jefe del Ejecutivo, el Presidente del PRI y
el Secretario Particular del Presidente, Emilio Gamboa. Nadie objeto esa
candidatura, en sesiones establecidas ex profeso para discutir
abiertamente los pros y contra de cada propuesta, su comparación con las
demás propuestas para cada distrito. Preguntar si se le daba “cobertura
política” o sea, cubrir algo, hubiese significado la complicidad de
quienes participaron en la decisión. Carrillo tampoco dijo nada al
respecto.
7. ¿Por qué y quiénes decidieron la remoción de Zorrilla como candidato?
Yo
le propuse al Presidente retirarle a Zorrilla la candidatura. En la
crisis planteada por el asesinato del agente norteamericano Camarena,
surgieron denuncias de agentes de la DFS involucrados, de credenciales
de la DFS en manos de delincuentes, atribuciones mutuas de
responsabilidades entre la Policía Judicial y la DFS, pero
especialmente, porque al haberse ya intervenido la DFS con la salida de
Zorrilla, se encontró que pese a habérsele dado órdenes precisas de
cesar a varios comandantes bajo severas sospechas, no lo había hecho,
estos seguían actuando, grave violación acusatoria. En el proceso para
la desaparición de la DFS, posteriormente, inicie una demanda de
enriquecimiento inexplicable de esos comandantes, a través del entonces
Secretario de la Contraloría, Francisco Rojas. Informe al Presidente de
esta situación y propuse retirarle la candidatura. Zorrilla quedaba sin
funciones ni fuero, colocado en situación de ser investigado sin ninguna
limitación.
La investigación posterior sobre el asesinato de
Buendía y el proceso que llevo a la sentencia de Zorrilla como autor
intelectual se llevó a cabo ya en el Gobierno de Salinas de Gortari, en
el que participaron nuevos funcionarios: Procurador, Secretario de
Gobernación, incluso con presencia de representantes del Gobierno de los
Estados Unidos. Ninguno de estos personajes podría haber tenido interés
en alguna “cobertura” o proteger a cualquier cómplice del gobierno
anterior, sin embargo las conclusiones fueron la total ausencia de
interés político o responsabilidades que no fueran las de las personas
sentenciadas y reducidas en la cárcel.
8. ¿Por qué y quiénes decidieron la salida de Zorrilla fuera de México?
No
sé que haya habido alguna “decisión” de la salida de Zorrilla fuera de
México. Hablarse de decisión sugiere la participación de gentes públicas
o privadas que hubiesen decidido que este saliera del país más allá de
su propia decisión. Desconozco cuando salió del país Zorrilla y en que
condiciones.
9. ¿Qué relación tuviste con Manuel Buendía?
No tuve ninguna relación con Buendía.
(…)
Atentamente
Manuel Bartlett Díaz
*
El texto enviado por Bartlett a Granados Chapa se publica de manera
literal, aun con faltas de ortografía, tal como decidieron presentarlo
los editores del libro
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