Presenta PGJ de Veracruz
a supuesto homicida
de Regina Martínez
Por Jorge Carrasco y Noé Zavaleta
30 de octubre de 2012
XALAPA, Ver. (apro).- Dos días
después de que la revista Proceso publicara la falta de información fidedigna
sobre el asesinato de su corresponsal en Veracruz, Regina Martínez Pérez, el
gobierno de Javier Duarte de Ochoa dio por “esclarecido” el caso al asegurar
que la causa del homicidio fue el robo.
La noche del martes, la
Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado presentó a un presunto
homicida y aseguró que otro se encuentra prófugo, con lo que descartó que la
muerte de la corresponsal del semanario haya estado vinculada a su labor
periodística.
Negado a informar a los
coadyuvantes de la investigación, la revista Proceso y la Fiscalía
Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de
Expresión (FEADLE), sobre las diligencias ministeriales –como informó la
revista en su número en circulación (Proceso 1878) –, el gobierno de Veracruz
aseguró que después de seis meses de investigaciones “ha llegado al
esclarecimiento del homicidio de Regina Martínez Pérez”.
El Procurador General de
Justicia, Amadeo Flores Espinoza, presentó ante la prensa como probable asesino
a Jorge Antonio Hernández, “El Silva”, quien según el funcionario “se declaró
confeso” del homicidio.
Según la versión oficial, “El
Silva” señaló a su cuñado, José Adrián Hernández Domínguez, “El Jarocho”, como
copartícipe de los hechos, ocurridos el sábado 28 de abril en el domicilio de
la periodista, quien murió golpeada y asfixiada.
Flores Espinoza aseguró que “El
Jarocho” se encuentra en calidad de prófugo y se ha solicitado el apoyo a la
Procuraduría General de la República (PGR) y a las 31 procuradurías de los
estados para su localización.
En la lectura de un comunicado, en
la que no se permitieron preguntas de los representantes de los medios de
información, Flores Espinoza y la directora de Investigaciones Ministeriales de
la PGJ, Consuelo Lagunas Jiménez señalaron que “los malvivientes” eran
conocidos de la periodista y fue ella quien les permitió entrar a su casa.
Sobre las causas del asesinato,
Amadeo Flores dijo que por una “discusión”, “El Jarocho” comenzó a golpear a la
periodista, acto al que se sumó el otro supuesto asesino. Entonces le exigieron
que les indicara donde tenía el dinero y objetos de valor.
Pero el procurador evitó precisar
el motivo de la “discusión”, el total de los objetos y dinero en efectivo
robados a la periodista y la supuesta amistad de Regina con los “dos
malvivientes”.
El titular de la PGJE aseguró que
Hernández Silva confesó ante el Ministerio Público que sustrajeron dinero
debajo del colchón de Regina Martínez y otros objetos de valor, de los cuales
sólo se mencionó un reloj de pulsera, color café.
En la rueda de prensa que duró
quince minutos, Amadeo Flores presumió que “un grupo especial” de Agentes del
Ministerio Público indagó sobre tres líneas de investigación que permitieron
“identificar plenamente a los probables agresores”.
En el desahogo de esas líneas, el
ministerio público interrogó a diez periodistas cercanos a Regina Martínez, a
sus vecinos, empleados domésticos y a “malvivientes” de la colonia Felipe
Carrillo Puerto.
Dijo que los periodistas
interrogados “indicaron no conocer sobre reclamo, acoso, peligro o amenaza que
se cerniera (sic) sobre la periodista. La describieron como una persona
profesional, sumamente reservada en su ámbito personal, y quien nunca les
comunicó sobre algún temor que tuviese”.
En tres ocasiones, tanto Amadeo
Flores como Consuelo Vázquez hicieron hincapié en la “alta presencia
delincuencial” de la colonia Carrillo Puerto, donde vivía la periodista y que
se conoce como el barrio del Dique, en la capital del estado, “un barrio
bravo”, como lo bautizó el propio titular de la PGJE en declaraciones a
Proceso.
Vázquez Lagunas presentó
diapositivas para ilustrar a los reporteros que en los más de seis meses de
investigación declararon un total de 38 personas, se integraron 56 dictámenes
periciales, así como 35 informes de investigación presentados ante el
Ministerio Público, investigaciones que llevaron a la localización de “El
Silva” en el municipio de Colipa, Veracruz.
A decir de Amadeo Flores se hizo
un trabajo “profesional”, “acucioso” y “científico” que “por la delicadeza del
caso”, las investigaciones se mantuvieron en total secreto.
Al término de la lectura del
extenso comunicado, tres elementos de la Secretaria de Seguridad Pública
presentaron a Hernández Silva, quien se notaba trastornado ante el cúmulo de
cámaras, vestía una sudadera blanca y en todo momento mantuvo la cabeza gacha y
ante el morbo de los periodistas, manifestaba su molestia moviendo el tupido
bigote.
En una diapositiva fue presentada
la fotografía de “El Jarocho”, quien al igual que su cuñado posee antecedentes
penales por robo y lesiones. Tiene un enorme tatuaje que le cubre todo el
pecho, en el cual tiene rotulado dos asteriscos y la palabra “Lourdes”; es de
tez morena y por sus facciones, no rebasa los 30 años.
Para fortalecer sus pesquisas, la
PGJ refirió el relato de un vecino, según el cual el día del crimen vio
“alrededor de las 22:00 horas” a dos sujetos vecinos de la zona de quienes dijo
sólo conocía sus apodos como “El Silva” y “El Jarocho”.
“Diversos malvivientes de la zona
se ausentaron de forma simultánea tras la comisión del homicidio de la
periodista, retornando la mayoría de ellos, al cabo de unos días, no así los
sujetos apodados “El Jarocho” y “El Silva”, sobre los cuales se profundizó la
investigación, lográndose la identificación plena de estas personas”, dijo la
funcionaria.
El procurador aseguró que los
objetos robados y el efectivo fueron guardados en la casa de la hermana de “El
Silva” y pareja de “El Jarocho”, que responde al nombre de María del Rosario
Morales Zárate.
“Al día siguiente los sacaron
para vendérselas a un sujeto que se dedica a comprar cosas robadas a los
malvivientes de la zona y que responde al nombre de Sergio Hernández Martínez,
“El Máfer”, quien en declaraciones ministeriales confirmó la versión de haberse
quedado con los objetos robados a cambio de mil pesos que entregó a Hernández
Domínguez”, narró Flores Espinoza.
Añadió que “El Jarocho” fue a
exigirle más dinero por las cosas y al no dárselo, procedió sólo a dejarle un
reloj de pulsera color café.
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