sábado, 20 de octubre de 2012

La historia del odio y resentimiento entre Fidel Herrera y Felipe Calderón

Diario de un reportero:


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  • Políticos que se odian
  • Juárez no era un genio
  • Fascinación por la Zeta
Luis Velázquez

Veracruz, México., 20 de octubre de 2012.-- DOMINGO. El escritor que amaba los embotellamientos.  El ciudadano conduce su automóvil en las hora pico de la vialidad, como por ejemplo, a la entrada y salida de la escuela primaria y secundaria, a la entrada y salida de la fábrica, la industria, el changarro, las tiendas en la plaza comercial.

Y ni hablar, coches y autobuses de pasajeros quedan atrapados en un terrible embotellamiento, algo parecido al cuento del cronopio Julio Cortázar, cuando en la autopista a la entrada de París se produce un congestionamiento apocalíptico, de tal manera que todo mundo enloquece… y hasta crímenes suceden.
Sin embargo, el escritor Carlos Fuentes Macías afirmaba que él amaba los embotellamientos en la ciudad de México, por lo siguiente: atrapado en medio de la circulación en la avenida y en la autopista, quedando su unidad detenida media hora, una hora, hora y media, etcétera, esperando avanzar a vuelta de rueda en la hilera de coches, leyó un montón de libros, en vez de angustiarse y mentar madres como reaccionan otros conductores, quizá la mayoría.
Y es que, como se recuerda, Carlos Fuentes está considerado el último escritor universal de México, quien tenía un departamento en Londres, donde se encerraba seis meses de cada año a escribir la última novela, y otro departamento en España, para los fines de semana.
Y en Europa, como registra la fama pública, el 99.9 por ciento de la población lee como una forma de vida cotidiana.
Los europeos leen en la hilera humana esperando abordar el autobús, en la hilera para entrar al cine, en el café mientras esperan el servicio. En todas partes.
Y Carlos Fuentes vivió de niño, adolescente, joven, vida adulta en los cinco continentes del mundo y su formación cultural abrevó en otras latitudes.
LUNES
Los alcaldes mentirosos
Camine el ciudadano por Veracruz de norte a sur y de este a oeste.
A la entrada del puerto jarocho, por ejemplo, por la llamada ‘’ Cabeza Olmeca’’, la avenida que lleva al aeropuerto, hay un letrero gigantesco, con la foto de la alcaldesa Luz Carolina Gudiño y la siguiente leyenda: “El municipio con más obra pública en Veracruz”.
¡Ah!
Llega el caminante a Tuxpan y leerá otro gigantesco espectacular con la foto del alcalde Alberto Silva, “El cisne tuxpeño”, con la siguiente frase bíblica: “El municipio con más obra pública en Veracruz”.
Aterrice el ciudadano en Poza Rica y ahí descubrirá otro aparatoso espectacular con la foto del presidente municipal, Juan Alfredo Gándara Andrade, y la siguiente leyenda: “El municipio con más obra pública en Veracruz”.
En Córdoba, se le describen tales anuncios a Francisco Portilla Bonilla, presidente municipal, y exclama: “eso no es cierto, están mal”.
MARTES
Dos políticos se odian porque son iguales
Fidel Herrera Beltrán y Felipe Calderón Hinojosa se guardan resentimiento y se odian desde cuando el góber fogoso era senador y Calderón líder de los diputados federales del PAN en la Cámara Baja.
Según la leyenda, alguna vez el tío de Nopaltepec se pasó de tueste con Felipe, y desde entonces, llenó su alma y corazón de rencor.
Pero los dos llevan vidas paralelas.
Por ejemplo: hacia el fin del mandato, Fidel decía que su siguiente paso sería impartir clases en la UNAM y/o en alguna universidad privada.
Calderón, en cambio, se promocionó como académico en la Universidad de Texas, hasta que de pronto, un día, alumnos y maestros publicaron una carta anunciando su rechazo a la posibilidad.
Fidel quiso, incluso, más allá de seguir controlando el PRI de Veracruz, formar el partido político llamado “Fidelidad”, reproduciendo el ejemplo de Carlos Salinas con Solidaridad.
Calderón también quiso adueñarse del comité ejecutivo nacional del PAN, hasta que la cúpula azul lo bajó del caballo a la mitad del río y por ahora se ha aplacado.
Fidel operó su proyecto político transexenal y pudo lograrlo con Javier Duarte en la gubernatura, derrotando al panista Miguel Ángel Yunes Linares.
Calderón quiso con Ernesto Cordero extender su sexenio, tipo Maximato de Plutarco Elías Calles, y fracasó en el intento, a tal grado que los mismos panistas, la misma Josefina Vázquez Mota, lo inculpa de su derrota en las urnas.
Son, pues, vidas paralelas.
MIÉRCOLES
Fascinación por la Zeta
Ni hablar, desde hace un ratito la letra zeta, también llamada con delicadeza “la última letra del diccionario” está de moda.
Por ejemplo, Gerardo Buganza Salmerón la puso de moda en el año 2004 como candidato panista a gobernador, cuando en el anuncio espectacular se promocionaba de la siguiente manera: BuganZa.
En la ciudad hay una línea de autobuses de pasajeros llamada ‘’Saeta’’, pero en el anuncio aparece de la siguiente forma, quizá como grafitti: Zaeta.
En una colonia popular del puerto jarocho hay un súper. Y la súper tienda se anuncia así: Zuper.
En plaza comercial hay una tienda de ropa. Se llama: Zara.
En el cine anuncian la película del Zorro, ahora con Antonio Banderas.
En el centro de la ciudad hay un ciber-café. Se llama “La esperanza”.
Un anuncio en el aviso económico del periódico promueve noches de placer y lujuria de la siguiente manera: “ZexoZervicio”.
En Boca del Río hay un motel. Se llama: “AquZ”.
En Córdoba hay un antro. Se llama: “Zodoma y Gomorra”.
Ni hablar, bien dice la Biblia: “los últimos serán los primeros”.
Y sin duda, alguna fascinación ejerce “la última palabra del diccionario” en el país turbulento y convulso.
JUEVES
Los políticos confiables…
El historiador John Lukacs cuenta que en el momento crucial de la declaratoria de la guerra a la Rusia de José Stalin, siempre se preguntaba si en la víspera diplomática Stalin era confiable, aun cuando, claro, la desconfianza era mutua.
En un principio así lo creyó. Pero luego, cuando Stalin coquetea con el presidente Theodoro Roosevelt de Estados Unidos, la duda se le clava.
El dato histórico sirve para lo siguiente: ¿En el Veracruz de hoy son fiables y confiables, y por qué razones, Gerardo Buganza Salmerón, Enrique Ampudia Mello, Arturo Bermúdez, Marcelo Montiel Montiel, Adolfo Mota Hernández, Raúl Zarrabal Ferat, Jorge Carvallo Delfín, Erick Lagos Hernández, Carlos Brito Gómez, Enrique Jackson y José Murat, entre otros?
¿Qué motivos hay para que el ciudadano les tenga confianza en que con su trabajo público dignificarán la calidad de vida de los casi ocho millones de veracruzanos?
¿Cuál ha sido en el terreno de los hechos y resultados el bienestar social que han originado y multiplicado, fortalecido con las acciones diarias del sexenio próspero para la población?
Más allá del rollo de la inversión pública. Más allá de la obra pública erigida (puentes, caminos, escuelas, centros de salud, etcétera) y del montón de obra de infraestructura dejada a medias, inconclusa aún del sexenio anterior, ¿cómo, de qué manera, el trabajo del gabinete duartista ha contribuido a enaltecer la vida del mayor número de familias?
¿De veras tiene el ciudadano confianza en ellos?
VIERNES
Benito Juárez no era un genio
En su libro “Los caminos de Juárez”, el escritor oaxaqueño, Andrés Henestrosa, asegura que Benito Juárez nunca fue un genio.
Pero sin embargo conjuntaba, entre otras, los siguientes atributos: una inquebrantable fuerza de voluntad, que lo salva ante la historia.
Dos: siempre perdonaba y olvidaba los agravios de los demás, y más, mucho más, de los hombres públicos, a quienes seguía dando oportunidades.
Tres: una gran capacidad para sumar y sumar a los mejores hombres del país a su causa. Entre ellos, por ejemplo: Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Melchor Ocampo, Francisco Zarco y Sebastián Lerdo de Tejada, de quienes el historiador Daniel Cosío Villegas afirmaba “que parecían gigantes”.
Y cuatro: tenía fe, una gran fe… en sí mismo. A los 11 años huyó de la casa de su tío, que tanto lo explotaba, en San Pablo Guelatao a Oaxaca. A los 12 años aprendió a leer y escribir español. Para la gubernatura de Oaxaca ya sabía leer latín y hablar y escribir inglés y francés. Y, claro, se había casado con la esposa del patrón donde trabajaba su hermana.
Por fortuna, luego de reelegirse 14 años como presidente de la República, una angina de pecho lo tiró en la cama y llevó a la muerte.
Gracias a la angina de pecho trascendió en la historia, pues el veneno de la política lo había seducido tanto que iba camino a la dictadura porfirista, como la alcanzó su paisano, don Porfis. (El Piñero de la Cuenca)

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