Columna: Déjame
que te cuente
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El Profr. Bulmaro de la Cruz (de espalda y playera a rayas) atendiendo a padres de familia |
Por
Sergio M. Trejo González
Los
fúnebres heraldos dan a conocer la desaparición, del que fuera Jefe de Sector de Educación Primaria General
Número 18, con sede en nuestra ciudad: BULMARO MARTINEZ DE LA CRUZ.
El
siempre fiel intérprete de nuestras las necesidades educativas, falleció en la
tarde de ayer en su domicilio ubicado en
el barrio de CRUZ VERDE. Su deceso provocó el dolor y la tribulación de sus
familiares y vecinos, que se hizo extensiva a todos los profesores de su
jurisdicción quienes, en poco tiempo, se hicieron presentes en el espacio
reducido, por la circunstancia, de su hogar; para confirmar tan lamentable
noticia, pues nadie podía creerlo, por lo fortuito e inesperado.
Lo
conocimos hace algunas décadas y nos enteramos que provenía de San Francisco
Ixhuatán, Oaxaca, para avecindarse en nuestra ciudad, donde lo veíamos cotidianamente
acudir al Palacio Municipal, donde tenía sus oficinas, para el cumplimiento de
sus deberes; desde ahí distinguíamos al mentor de aspecto sabio, austero,
solidario, respetuoso y bueno. Son pocos los epítetos que caben en nuestro
espacio para un hombre excepcional.
El
magisterio se encuentra de luto y no es para menos, entiendo que su jefatura
tenía una competencia que abarcaba 13 supervisiones escolares distribuidas en,
algo así como, 9 municipios. En sus más de 40 años dedicado a esos renglones
muy importantes del sector educativo, recorrió todo el país, representando y
cumpliendo tareas de responsabilidad educativa; precisamente coordinando,
convocando, disponiendo y organizando congresos, asambleas y en general todo
ese trabajo de estudio, movimiento y logística sindical, sin perjuicio de sus
tareas relevantes en el desarrollo del proceso educativo como ciencia y como
técnica, convirtiéndolo en bastión insustituible para los trabajadores de la
educación, y para la enseñanza y el aprendizaje.
No
hay palabras para describir su ausencia ni para aliviar la pena y consternación
de su familia y de sus amigos. Sembró la semilla del trabajo en las aulas
escolares y en los terrenos sindicales de su gremio. Nos dejó sus preceptos y
ejemplo.
El
barco no se detendrá. Su memoria alentará a quienes le sucedan para encontrar
la luz en esta oscuridad “Post tenebras spero lucem”.
Gracias Maestro. Más de cuatro generaciones
compartimos ahora el dolor de su partida.
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