El padre Solalinde se retira
debido a amenazas de muerte
Tomado de: Excélsior
OAXACA, OAXACA, 13 de mayo.— Por amenazas, Alejandro
Solalinde Guerra, coordinador de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la
Diócesis de Tehuantepec, determinó retirarse indefinidamente de sus actividades
públicas en favor de los indocumentados.
El portavoz del albergue Hermanos en el Camino, Alberto
Donis Rodríguez, informó que la decisión de Solalinde Guerra se debió a que fue
amenazado de muerte como consecuencia de su trabajo pastoral.
De acuerdo con Donis Rodríguez, el sacerdote aceptó las sugerencias
de la Dimensión de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia del
Episcopado Mexicano, de la CNDH, de Amnistía Internacional y de las Brigadas
Internacionales de Paz, sobre “apartarse” del municipio de Ciudad Ixtepec,
“para evitar un incidente mayor”.
Solalinde se retira debido a amenazas
A sugerencia de
organizaciones eclesiales y civiles, organismos de derechos humanos nacionales
e internacionales, amigos y familiares, Alejandro Solalinde Guerra, coordinador
de la Pastoral Social de Movilidad Humana de la Diócesis de Tehuantepec,
determinó apartarse temporalmente de las actividades públicas de su ministerio
dedicado a la protección y defensa de migrantes centroamericanos en el
municipio de Ciudad Ixtepec, en la región del Istmo.
El portavoz del albergue Hermanos en el Camino, ubicado en
esa municipalidad zapoteca, Alberto Donis Rodríguez, informó que la
determinación ocurrió después de que el sacerdote fue amenazado de muerte como
consecuencia de su trabajo pastoral:“Se fue por un rato, no sé por cuánto
tiempo”, apuntó.
“El padre (Solalinde) escuchó la sugerencia en la que
coincidieron la Dimensión de la Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia
del Episcopado Mexicano (CEM), Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH),
Amnistía Internacional (AI) y las Brigadas Internacionales de Paz (PBI, por sus
siglas en inglés). Le aconsejaron que se apartara un rato del municipio, para
evitar un incidente mayor…”, explicó.
Desde hace 15 días, la jerarquía católica autorizó a
Solalinde Guerra un retiro provisional.
Entrevistado por Excélsior, Donis Rodríguez expuso que la
determinación se deriva de un incidente que ocurrió el 15 de abril, cuando el
sacerdote se disponía a recibir a un grupo de mil 500 migrantes.
“Mientras los dirigía hacia el albergue, dos hombres
desconocidos interceptaron a los migrantes y comenzaron a agredirles
verbalmente; cuando intervino los dos hombres le insultaron y le amenazaron de
muerte.”
Desde hace 15 días, Solalinde manifestó a sus colaboradores su voluntad de
hacer un receso en sus actividades cotidianas en el albergue que aloja a
hombres y mujeres de origen centroamericano, en su ruta de México a Estados
Unidos. Salió de Ixtepec rumbo a otra parte de la República mexicana. Un lugar
que se evita revelar por seguridad.
Sin embargo, Solalinde está pendiente de lo que ocurre en el
albergue para que —en caso de ser necesario— se tomen acciones urgentes para
prevenir ataques a migrantes y a quienes les defienden, subrayó el portavoz.
En tanto, Axel García, de la Oficina de Promoción Humana de
Dimensión Pastoral de Movilidad Humana, confirmó que la salida temporal de
Solalinde fue por las amenazas que recientemente recibió durante su desempeño
como defensor de los migrantes.
La Pastoral de la Movilidad Humana tiene alrededor de 50
casas y albergues para inmigrantes en todo el país. Uno de estos refugios es
Hermanos en el Camino, que era coordinado por Alejandro Solalinde.
A fines de abril, Solalinde presentó una denuncia por
amenazas de muerte ante el Ministerio Público. Durante el acto, el sacerdote
afirmó que en poco más de un mes había recibido seis amagos de ese tipo.
Urgente llamado
Debido a ello, la Comisión Intermericana de Derechos Humanos
(CIDH), AI y el PRD en el Senado de la República habían pedido que se reforzara
la seguridad del párroco.
Axel García expuso que las agresiones, amenazas y
hostigamientos contra párrocos, religiosas, diáconos, agentes de la pastoral,
han ido en aumento en los últimos años, según el informe sobre la Situación de
las y los defensores de las personas migrantes en México, presentado el año
pasado, que contabilizó un total de 62 incidentes en contra de sacerdotes de
2004 a 2011.
Recalcó que a pesar de que AI pidió una acción urgente a fin
de que las medidas de protección que fueron ordenadas por la CIDH se brinden a
favor del sacerdote y su equipo, éstas no se cumplen totalmente por autoridades
locales y federales.
“Ha sido un proceso de desgaste, muy engorroso; un constante
trabajo de cabildeo, muy desgastante”, asentó.
—¿Hay esperanzas de que el padre Solalinde continúe con su
ministerio en Ciudad Ixtepec?
—No se retiró definitivamente. Él tiene una agenda de ida y
de vuelta y, seguro, regresa a Ixtepec, pero no ahora.
“Esperamos que durante esta ausencia la PGR y la
Procuraduría General de Justicia de Oaxaca investiguen y localicen a las
personas que amenazaron al padre Solalinde”, aseveró.
Defensa
Desde 2007, con la creación del refugio Hermanos en el
Camino, Solalinde decidió enfocar su vida a la defensa de los migrantes
centroamericanos en su tránsito a Estados Unidos.
La ayuda y denuncia contra tratantes de personas y
funcionarios de inmigración que se aprovechan de las condiciones de los
inmigrantes, le granjearon a Solalinde enemigos que lo obligaron a retirarse de
su labor.
Algunas declaraciones del párroco han sido controvertidas,
como por ejemplo cuando en marzo pasado dijo que los migrantes se “están
convirtiendo en una revolución escondida, silenciosa, que refundará a Estados
Unidos y lo convertirá en una verdadera democracia”.
Formó parte de la Caravana por la Paz con Justicia y
Dignidad, que llevó a cabo recorridos por distintos estados.
En septiembre pasado, el sacerdote Solalinde recibió en
Ixtepec a la Caravana del Sur, parte del movimiento encabezado por Javier
Sicilia.
Unos días antes había solicitado a Los Zetas poner alto a la
violencia y dejar de extorsionar a los inmigrantes.
El sacerdote católico, en un
recorrido de la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad, llevado a cabo en
Veracruz, afirmó que Los Zetas eran “damnificados de la sociedad y las primeras
víctimas de un gobierno corrupto, capitalista, neoliberal, enfermizo y fallido”.
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