miércoles, 24 de agosto de 2011

Columna: CLAROSCUROS

Setenta y cinco aniversario de la CTM


José Luis Ortega Vidal



(1)


Al medio día del sábado 7 de agosto el espacio enlonado en el estacionamiento de la Expo Feria de Coatzacoalcos lucía lleno.
Unos tres mil invitados aguardaban a que los meseros contratados por la CTM de Carlos Vasconcelos Guevara les sirvieron una presa de pollo con algo de arroz y chile.
Ya circulaban algunos refrescos de marca desconocida y todos cuidaban el boleto para la rifa donde se repartirían lavadoras, refrigeradores, ventiladores y televisores en conmemoración del 75 Aniversario de fundación de la Confederación de Trabajadores de México.
Tres cuartos de siglo después la Revolución le entregaba cuentas a la clase obrera en el Sur de Veracruz: un chile, pollo, arroz, refrescos y unos 50 regalos rifados entre 3 mil invitados eran la fotografía precisa, exacta, concreta del logro revolucionario que la CTM se propuso en 1936, cuando fue creada bajo el auspicio del General Lázaro Cárdenas del Río; a la sazón Presidente de la República.


(2)


Al finalizar el evento, a punto de irse de separarse del presídium, el gobernador Javier Duarte de Ochoa fue abordado por Víctor Andrade, líder del sindicato de electricistas en Coatzacoalcos.
Víctor le pidió Duarte la dirigencia municipal del PRI en el antiguo municipio de Puerto México.
Duarte volteó, buscó a Marcos Theurel y le dio la indicación de que apoyara a Víctor.
Marcos le dijo que sí, claro.
Víctor, sonrió…


(3)


Tres meses y medio después el Comité Municipal del Partido Revolucionario Institucional en Coatzacoalcos sigue acéfalo.
De hecho el PRI porteño luce sin cabeza desde el mes de marzo, cuando Vicente Ramón Uscanga renunció al cargo de Presidente.
Líder del sindicato ferrocarrilero, Ramón Uscanga forma parte de la estructura de la CTM, lo mismo que los electricistas, igual que los petroleros.
En teoría –y sólo en teoría- el dirigente de todos ellos es Carlos Vasconcelos, dirigente regional de la central obrera.
En la práctica no es así.
Cada Sindicato jala por su lado y en los negocios y acuerdos políticos traga más pinole el que tiene más saliva.
La renuncia del dirigente ferrocarrilero no sólo lo marcó a él como un político gris y débil. Su sector también quedó con su imagen dañada al ser incapaz de entregar buenas cuentas en un comité municipal al que siempre hay que ponerle dinero propio –de los compañeros de sindicato, o de sector, o aliados, claro está- pero que representa el acceso a candidaturas, a posiciones edilicias, a posiciones políticas.
Así ha escrito el PRI su historia y cuando ha estado en el poder el partido tricolor vive también –desde luego- de los apoyos que salen del erario público.
Todo ese entramado son reglas no escritas de la política priísta.
Esas reglas son como el chiste del sancho: nadie lo ve, pero todos saben que existe.
Lo de las cuotas de los militantes siempre ha sido un chiste.
Y lo sigue siendo.


(4)


Ahora bien, Víctor Andrade pidió; Duarte le dijo que sí; Marcos recibió la orden pero el PRI sigue sin cabeza en Coatzacoalcos.
En una ocasión, siendo Presidente de la República, don Adolfo Ruiz Cortínez recibió en Los Pinos a un amigo suyo; un compadre.
Aquel hombre, paisano jarocho, le pidió a su amigo el Presidente que lo incluyera en la lista de candidatos al Congreso de la Unión. Quería ser Diputado.
Don Adolfo le dijo que sí, que lo vería con el líder del Partido para “luchar” por su causa.
Tiempo después, concluida la elección de diputados y al no verse en la lista, el compadre volvió a visitar a su amigo el Presidente.
Don Adolfo recibió al amigo entrañable y al mirarlo cruzar la puerta de su despacho privado se le abalanzó a los brazos y le gritó: “Perdimos compadre. Lo lamento”.
En política, el prometer no empobrece: el dar dirigencias municipales del PRI es lo que aniquila.


(5)


Víctor Andrade representa a los electricistas.
Son un sindicato que en términos de votos no representa mucho.
Son un sindicato que en términos de aportaciones económicas al partido no gasta mucho.
Son un sindicato que popularmente no es bien visto: porque al ciudadano en general la CFE le cobra hasta de más por el servicio eléctrico.
Los empleados sindicalizados son los que van y cortan el suministro a la gente y son quienes reciben las mentadas de madre de parte de la gente indignada.
Más aún: recientemente la CFE dio la orden de cortar el servicio de energía a los integrantes del Frente de Resistencia Civil que durante los últimos años decidieron no pagar el recibo a la CFE para obligarla a que le baje el costo a las tarifas.
En el caso de los trabajadores de la compañía del gobierno el servicio de energía es gratuito.
Las protestas siguen y la CFE continúa con la orden de “cortar la luz”, como lo identifica la ciudadanía.
Al respecto, Víctor Andrade dijo que la gente del Sindicato de Electricistas nomás cumple órdenes.

Está bien Víctor. Se entiende.

Pero: ¿Así quiere Víctor ser líder del PRI?
¿Para qué?
¿Para pelear una regiduría, una sindicatura, una diputación?
¿Con cuál cuerpo político?
¿A cambio de qué?
Los electricistas y Víctor se parecen al azadón: nomás pa’ acá.


(6)


Enfrente, el líder electricista tiene a rivales como los petroleros que con el visto bueno de Ramón Hernández Toledo impulsan a Pedro Calacich para encabezar el Comité Municipal del PRI en Coatzacoalcos.


(7)


En una lucha cuerpo a cuerpo los electricistas son un peso mosca y los petroleros son un peso welter.
Los maestros, por ejemplo, son peso completo, pero no aparecen en esta pelea.
En términos de crítica al sindicalismo oprobioso en México todos son iguales.
Pero desde un punto de vista práctico, los electricistas son menos útiles al PRI que los petroleros y los maestros.


(8)


Así las cosas, no extrañaría que la próxima vez que Duarte se tope con Andrade, le diga:
“Víctor, perdimos. Lo lamento”.

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