miércoles, 8 de junio de 2011

La biósfera de Los Tuxtlas, un tesoro


Columna:
CON RUMBO AL SUR…


Angel Gabriel FERNÁNDEZ


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Charles Darwin hizo su célebre Origen de las Especies tras una experiencia con vegetación y animales en territorio americano.
El 15 de septiembre de 1835, el barco “Beagle” llegó a una isla que inicialmente se llamaba la Isla de Colón, pero que luego cambió al nombre de Isla Galápagos. Se encuentra cerca del Ecuador.
Aparte del recuento científico de Darwin, hay una novela muy bien documentada y de emocionante lectura llamada “la Iguana”, en donde se narra cómo los hombres se asombraban por la rareza de la fauna que había en la Isla, la que incluía aves gigantes que jugueteaban con las tortugas gigantes.
Los galápagos, se supone, son los machos de las tortugas. Charles Darwin vio unos galápagos tan grandes que se montó en uno de ellos para recorrer la Isla. Mientras el científico recorría el lugar asombrado, el animal; su caparazón era tan grande que ni tomó en cuenta que llevaba encima a uno de los grandes investigadores que tenía en ese momento la humanidad.


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Las tortugas y galápagos como los de la Isla, dignos de estudios por su longevidad, al igual que los científicos, están a la baja. Mire Usted:
A las tortugas se las comen por todas partes; en Acayucan, incluso, hay un restaurante donde venden carnes exóticas allá por el barrio Zapotal.
Y a los científicos les copian los nombres; un delantero colombiano que juega con el equipo Santos de Torreón, Coahuila, en el futbol mexicano de la primera división, se llama Carlos Darwin. Ver para creer.

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Cuenta mi padre, don David Fernández, que años atrás mi abuelo en Oluta salía a recolectar alimentos para la Semana Santa. Regresaba con una mula cargada de pescado y que cuando no había mojarras, la carga era de tortugas.
Cuenta también que en el puerto de Coatzacoalcos se comía tortuga hasta reventar. Vendían la carne por kilo; destazaban tortugas gigantes para vender su carne para sopa. Mexicanos y chinos –en ese tiempo vivía en el Puerto un chinito que tenía lazos con Oluta--, se barrían las tortugas. Las pescaban con grandes redes; la tortuga marina era para matarla, para comérselas.
Hoy las tortugas marinas están en vías de extinción.
Son tan escasas como el venado. En Acayucan al venado que más se le veía era el tahúr de “la bolita”.


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La escena fue en una oficina de una dependencia federal. Ante una gran mesa.
Llega una bióloga encargada de un programa protector de las tortugas marinas, a la cual le pregunto: ¿ya están listas las tortugas para comerse? La respuesta fue inmediata, casi me golpea, me fulmina con la mirada: “Nooooooo, esas no son para comérselas”.


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En el sur de Veracruz tenemos un tesoro que no hemos sabido aquilatar. Es la reserva de la biósfera de Los Tuxtlas.
Es tan famosa que me bastó dar un “clik” en la computadora para encontrar lo siguiente:

Biodiversidad
La región de Los Tuxtlas posee una enorme biodiversidad. Esta se debe a su ubicación geográfica en medio de la planicie costera y cerca al mar, a la amplitud de su gradiente de altitud, al terreno escarpado y a su posición con respecto a los vientos húmedos provenientes del Golfo de México. Se pueden identificar hasta 9 tipos de vegetación. Los estudios de la flora han registrado 2.695 especies de plantas, los estudios sobre la fauna han reportado unas 561 especies de aves, algunas descritas como poco comunes debido al aislamiento ecológico y factores ambientales de la región. Los mamíferos están representados por 139 especies, los reptiles con 120 especies y los anfibios con 46 especies. También hay 531 especies de mariposas, 23 especies y 10 géneros de abejas sin aguijón, 133 especies de libélulas, 118 especies de coleópteros cerambícidos, 164 especies de escarabajos y más de 50 especies de insectos acuáticos.

Amenazas


Los Tuxtlas es una de las reservas mejor estudiadas en Latinoamérica, pero también es una de las áreas protegidas donde mejor se han documentado los procesos de deforestación de las selvas tropicales. A pesar de los múltiples estudios y trabajos de investigación por instituciones académicas nacionales y extranjeras, y programas gubernamentales de desarrollo social para la región, no se ha podido detener el avance de la deforestación, tráfico de especies silvestres y contaminación de cuerpos de agua. Las actividades agrícolas y ganaderas en la región han causado la pérdida de cobertura forestal en más del 85% de la original. Las amenazas mencionadas ponen en serio riesgo la integridad biológica de la reserva, por lo que se considera críticamente amenazada. Sin embargo, a partir de 1998 cuando se decretó la Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas, el gobierno implementó una serie de programas y acciones para promover proyectos de desarrollo que no dañen el medio ambiente; pero que si diversifiquen la producción y fuentes de desarrollo alternativo.

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Pero me gusta el tema de las tortugas.
En el sur de Veracruz hay 5 centros de protección y conservación de la tortuga marina, todos dentro del límite de la biósfera de Los Tuxtlas y en la zona de la sierra de Soteapan.

Para proteger a los animalitos, le echan montón la Semarnat, la Profepa, la CONAMP y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Todo un ejército de funcionarios coordinados con indígenas para proteger las tortugas.
Me cuentan que cuando tras la temporada de desove, se hacen unos eventos o rituales bien pero bien “chidos”. Es la liberación de las tortugas. La gente llega a convivir con la naturaleza, a liberar a las tortugas recién nacidas y luego a escuchar música de jara y por qué no, a hacer bohemias veladas con “chelas”. Hombres y tortugas felices.

Este año, las dependencias coordinadas por la CDI a cargo de Guillermo Hernández, ha otorgado, entre otros, apoyos para los siguientes grupos:
Grupo Indígena Zapotitlán, del municipio de Tatahuicapan de Juárez, 110 mil pesos.
Grupo de Los Arrecifes, en el municipio de Mecayapan, 154 mil pesos.
Los recursos son para el equipamiento de los campamentos tortugueros.

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Hasta dónde hemos llegado. Tener que cuidar a uso minúsculos animalitos para que no acaben en los platillos de algunos gandayas.
Por eso me causó sorpresa la expresión de la biólogo de la CDI.
Por eso me causa sorpresa que personal de la CDI- Acayucan tenga que movilizarse, convencer a los indígenas para que se dediquen a cuidar las tortugas y hacerles llegar recursos para ese rubro.
¡Y Carlos Darwin montado en ellas!
¡Y mataban las grandotas y vendían su carne por kilo!

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En la entrada a Acayucan , en una “cuchilla” que hacen las carreteras Costera del Golfo y Transístmica, cerca del retén de la Policía Federal, hay un predio donde hay muchas iguanas. Alguien puso un letrero de que es zona “protegida”, pero no se sabe si es protegidas por las autoridades correspondientes o nomás es un aviso al “ahí se va”.

Las iguanas, al igual que las tortugas, son exquisitas como platillo, dicen, pero son raras encontrarlas.
Y así como las tortugas y las iguanas, hay especies que se pierden; nadie repara cuando atropella a un tlachacue en la carretera
Nadie dice nada cuando mata un puerco espín. Nadie se emociona cuando ve viva una marta caminando con equilibrio en un cable de energía eléctrica.
Entonces, bien por la CDI y las demás dependencias que cuidan las tortugas.

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