Columna: CON RUMBO AL SUR…
Por Angel Gabriel FERNÁNDEZ
Por Angel Gabriel FERNÁNDEZ
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He leído con avidez todos los libros del profesor Joel Vargas Cruz, fundador de la escuela de bachilleres “Francisco Zarco” y actual coordinador regional del Instituto Veracruzano para la Educación de los Adultos (IVEA).
Ha escrito los libros “Fragmentos”, “Política y Poder”, “Los Olvidados” y “El Arte de Educar”, entre otros.
Así como reconoce la labor de sus compañeros profesores, también señala errores que se han cometido en el proceso educativo del País. Cuenta, por ejemplo, que el que era ayudante de un supervisor escolar que ya había fallecido, se presentó un día ante las autoridades educativas para solicitar la chamba del que fue su jefe. Los meros meros de la educación se preguntaban desconcertados cómo un ayudante pedía la chamba de todo un jefe escolar. Luego entonces le preguntaron si tenía estudios y experiencia como profesor, a lo que el solicitante de la chamba dijo que no, pero que podía hacer bien y mejor el trabajo que hacía el supervisor.
--“P’os si se trata de hacer lo que hacía mi jefe, yo lo hago mejor: aguanto más comiendo y chupando”.
O sea, el supervisor escolar se la pasaba recorriendo las comunidades comiendo y bebiendo cerveza. Eso cualquiera lo hace mejor.
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Al frente de la suerte del sistema de educación del Ayuntamiento de Acayucan hay dos mujeres: la profesora Agustina Domínguez y la diligente Beatriz Adriana Rivera.
Una, la primera, que sabe.
La segunda, que tiene muchas ganas.
Saber hacer las cosas y querer hacerla, se complementan.
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Acayucan, ahí la lleva en educación.
Sé que tiene escuelas de calidad como la “Rafael Aguirre Cinta”, la “Leona Vicario” y hay una en la comunidad Tierra Colorada que destacó a nivel nacional en la prueba Enlace.
En la oficina de la dirección de Educación, hay un mapa con sus alfileres indicando los puntos de la ubicación de las escuelas en todo el municipio. En todas las comunidades hay cuando menos escuelas del nivel básico, jardines de niños y primaria; donde no, hay sistema CONAFE.
Eso ya es un avance. Un avance que no haya localidad sin escuelas y que la autoridad esté monitoreando a todos. La regiduría de educación está haciendo lo suyo, con bajo perfil, pero haciendo lo suyo.
Alguien dijo: “No le des un libro a quien no sabe leer y que no le des tu corazón a quien no sabe querer”, pero si a cargo de la comisión de educación designó el Cabildo a la profesora Agustina Domínguez, es porque conoce el tema. Lo ha tenido que conocer por los golpes de la vida, porque en la comunidad donde vive hay un plantel de tele secundaria o telebachillerato donde no hay internet y cuenta que ni señal para teléfono celular hay. Es en Comején.
No es de muchas palabras la regidora Agustina, y no me he atrevido a preguntarle, pero creo que un tiempo se dedicó a dar clases en alguna comunidad apartada y la vi llegar en camionetas del transporte mixto rural, de las “piratas” para que me entiendan.
Tampoco le he preguntado cómo hizo la carrera pero sé que la hizo en la Capital del Estado, a puro esfuerzo, a puro dolor, porque no creo que haya sido una “junior” de esas que llegan a “depa” de lujo o a los que sus padres le envían el montón de billetes para sus gastos. Debió haber sufrido para estudiar…por eso aprecia el estudio.
Sé que tiene escuelas de calidad como la “Rafael Aguirre Cinta”, la “Leona Vicario” y hay una en la comunidad Tierra Colorada que destacó a nivel nacional en la prueba Enlace.
En la oficina de la dirección de Educación, hay un mapa con sus alfileres indicando los puntos de la ubicación de las escuelas en todo el municipio. En todas las comunidades hay cuando menos escuelas del nivel básico, jardines de niños y primaria; donde no, hay sistema CONAFE.
Eso ya es un avance. Un avance que no haya localidad sin escuelas y que la autoridad esté monitoreando a todos. La regiduría de educación está haciendo lo suyo, con bajo perfil, pero haciendo lo suyo.
Alguien dijo: “No le des un libro a quien no sabe leer y que no le des tu corazón a quien no sabe querer”, pero si a cargo de la comisión de educación designó el Cabildo a la profesora Agustina Domínguez, es porque conoce el tema. Lo ha tenido que conocer por los golpes de la vida, porque en la comunidad donde vive hay un plantel de tele secundaria o telebachillerato donde no hay internet y cuenta que ni señal para teléfono celular hay. Es en Comején.
No es de muchas palabras la regidora Agustina, y no me he atrevido a preguntarle, pero creo que un tiempo se dedicó a dar clases en alguna comunidad apartada y la vi llegar en camionetas del transporte mixto rural, de las “piratas” para que me entiendan.
Tampoco le he preguntado cómo hizo la carrera pero sé que la hizo en la Capital del Estado, a puro esfuerzo, a puro dolor, porque no creo que haya sido una “junior” de esas que llegan a “depa” de lujo o a los que sus padres le envían el montón de billetes para sus gastos. Debió haber sufrido para estudiar…por eso aprecia el estudio.
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Los tiempos gloriosos de la educación en México fueron con José Vasconcelos (“por mi raza hablará el espíritu”) y con Jaime Torres Bodet.
A los pueblos por muy en crisis que estén, por mucha pobreza o inseguridad, hay que darle educación, cultura o arte.
Me enteré, con agrado aunque no me han invitado a ir, que la orquesta de la Universidad Veracruzana (UV) anda recorriendo algunas escuelas dando conciertos. Bien.
Van a decir algunos criticones (como “yoviznando”) que los niños de escuelas no necesitan escuchar orquestas, que quieren escuchar a Belinda o a Kalimba. Pues no, esa música es para aquellos que se complacen con cualquier tamborazo. La música de altura proporciona cultura.
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Es buen signo que por todo Acayucan haya escuelas. Las he visto en la colonia Fredepo y en el predio invadido “Los Gavilanes”. En este último lugar el kínder se llama “Benito Juárez”; ironías de la vida: en un predio invadido hablando del respeto al derecho ajeno, pero los niños no tienen la culpa de la situación irregular de los padres. Los niños necesitan letras, para que no digan después que para eso no le alcanza a un pobre, que las letras no entran cuando se tiene hambre.
Llámense como se llamen, necesita haber escuelas:
En Soconusco hay una que se llama “Ernesto Guevara” ( De la Serna es el segundo apellido), aunque pocos han de saber que “El Che” era argentino, que salió de un barco del puerto de Tuxpan, Veracruz, y que hizo la guerrilla en la Sierra Maestra de Cuba.
En la comunidad El Juile de Sayula de Alemán, hay una escuela que se llama “César Augusto Sandino”, quien fue un guerrillero nicaragüense.
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Pero si a nivel básico las cosas van más o menos bien, a nivel superior hay cosas como que no encajan, y eso ya no es culpa del Ayuntamiento.
La Universidad Veracruzana tiene convenios con medio mundo para asesorías, para cultivos, para casi todo. Tiene profesores brillantes, con doctorados, autores de tesis harto interesantes y alumnos que son el futuro de Veracruz, pero sus instalaciones dan lástima.
La entrada al campus-Acayucan es como cualquier camino rural: sólo tiene un carril asfaltado. No quiero pensar que el constructor se “peló” antes de terminar la obra o que alguien se “clavó la lana”.
Hay una profesora que hizo un doctorado acerca de un tema muy interesante como lo es el agua que consumimos y que baja de las sierras serranas, pero resulta que el plantel donde da clases no tiene a veces ni internet o al que se “le va” la luz a cada rato.
No puede ser que pase eso en un plantel dependiente de la máxima casa de estudios del Estado de Veracruz, en el cual, por cierto, estudia el hijo de un diputado local.
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Por eso hay que seguirle echando los kilos al nivel básico, a jardines de niños, primarias y secundarias. Los de nivel superior ya no son unos chiquillos y ellos saben si protestan o no por las malas condiciones en que estudian.
Los planteles a donde acuden los niños hay que cuidarlos: que no les falte agua, luz, mobiliario y que no haya gandayas que se claven las cuotas de inscripción.
La comisión de Educación en Acayucan está en buenas manos.
La educación no debe estancarse, a menos que haya profesores flojos y padres de familia apáticos.
Ya hay que olvidar esa anécdota de un ciudadano que le pregunta a otro:
---¿Ya trabajas o sigues de profesor…?
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