Columna: CON RUMBO AL SUR... Por Angel Gabriel FERNÁNDEZ
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El domingo pasado hubo elecciones para agentes y sub agentes municipales en Acayucan, cuyos resultados pueden tener varias lecturas para la vida política municipal.
De entrada, se hicieron alianza un tanto raras, inmorales dirían algunos. Panistas se revolvieron (y revolcaron) con perredistas, con convergentes y hasta con los de Nueva Alianza.
Incluso, algunos priístas integraron esa gelatina mosaico, ese revoltijo, ese mole de más de cinco chiles.
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Paco Ignacio Taibo I, un gran ensayista y novelista español hizo un libro raro: “El Libro de Todos los Moles”. Habla de la historia del famoso y sabroso mole poblano, cuyo guiso fue inventado en un convento pero en honor a un virrey.
El mole tiene casi todos los chiles (siete, supuestamente); pero además hay que ponerle muchas especias, como clavo, canela, tomillo y muchas más, además de las galletas, el chocolate y el plátano macho.
Resulta, es cierto, un guiso muy sabroso, pero que lamentablemente a muchos les hace daño, se les indigesta.
En “El Libro de Todos los Moles”, el famoso escritor cita a mi amiga Esperanza Arias Rodríguez y a mi amigo el antropólogo y doctor en historia Alfredo Delgado Calderón, autores de un recetario de cocina indígena en el que dan detalles de ciertos moles regionales. Un orgullo para la región de Acayucan que un escritor internacional los cite en su investigación.
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Hace años corría un chiste de mal gusto acerca de la política en la región. Decía que, por ejemplo, Sayula de Alemán era famosa por sus escobas y por su carne enchileanchada; Oluta, famosa por sus jícamas, el popo y los tamales; Soconusco por la sal... Acayucan era famosa por sus tamales. ¿Pero cuáles tamales?, preguntaban. La respuesta: los tamales electorales.
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Hablaba de las alianzas entre panistas, perredistas y otros de la “chiquillada”.
Me gustó hace meses una columna del excelente periodista Gustavo González Godina, oriundo de Totatiche, Jalisco, pero con amplia trayectoria en medios locales, regionales y estatales, autor del libro “Como les iba diciendo”. Hablaba de las alianzas, de las uniones.
Sería impensable que un burro se uniera con una gallina. Imagínese el resultado de esa unión: un animal con cuerpo de burro y cara de gallina, o al revés con cuerpo de gallina y cara de burro.
En el reino animal no podría ser, porque el brutote burro lastimaría a la frágil gallina. En la política suele suceder: las gallinas tienen cara de burros.
Y unidos un burro y una gallina, imagínese Usted unos huevos con chorizo. Saz, chorizo como para una semana.
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Pues aunque no lo crea, los restos del PAN y las miserias del PRD se unieron en Acayucan para intentar darle palo al equipo político de la alcaldesa Fabiola Vázquez. Lo lograron a medias; los triunfos son efímeros, pírricos, porque si algo saben las chamacas Vázquez (Fabiola y Regina) es aguantar. Pierden una cascarita pero al final ganan el partido. Los opositores son tan burros, que se unen cuando en realidad ni falta hace, porque cuando llegan las elecciones buenas cada quien jala agua para su molino.
Las Vázquez, herederas del gusto beisbolero de su padre Cirilo Vázquez (que en una ocasión con los Sorgueros de Juanita trajo al “Tiburón” Rodríguez, temible jonronero de la Liga Mexicana y al “Houston” Jiménez, short stop que llegó a Grandes Ligas) saben llevar el juego: las pueden llevar son hit ni carrera hasta la novena entrada, pero llega ésta, ponen a tres en base y pegan un jonrón y se acabó el juego.
Los panistas no se acuerdan que el líder máximo de los perredistas, Andrés Manuel López Obrador, llamó “chachalaca” y “espurio” a sus líderes Vicente Fox y Felipe Calderón.
Los perredistas no se acuerdan que Fox quiso desaforar a López Obrador.
Esas alianzas son pataditas de ahogado, son alborotos... finalmente abortan. No quiero ser ave de mal agüero, pero sí me gustaría que los que ahora dicen que “ganaron de todas todas” en el área rural de Acayucan, me indicaran si sus supuestos líderes los van a sacar de la barranca, si de manera no institucional los van a brindar el apoyo que necesita toda área rural para el desarrollo de sus pueblos.
Sí les puedo asegurar a que los supuestos ganadores de esas “alianzas” los van a comprar si no con plato de lentejas, sí con ofrecimiento de apoyos por la derecha, seguros, visibles durante tres años. Por ejemplo, el de Corral Nuevo Magdaleno Reyes se quedaría calladito si le ofrecen la dirección de Protección Civil.
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La cuestión política se va a poner buena.
Los panistas y perredistas sacaron la cabeza, pero que no la saquen mucho, no se las vayan a cortar.
Allá en el rancho vencen pero no convencen.
Acá en la ciudad, ni uno ni otro partido tienen representación: ni a oficina llegan. Panistas y perredistas, todos, al no tener líderes, van a caer en donde está el poder: el palacio.
O sea, no se alegren ni gallinas ni burros... A menos que quieran un sabroso chorizo.
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