La tanga, la homilía y el
Plan Veracruzano de Desarrollo Por José Luis Ortega Vidal
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Alguna vez escuché a un sacerdote lanzar una definición muy interesante sobre su oficio:
“La homilía debe ser como una tanga: breve, profunda y enseñar lo esencial…”
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La presentación del Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016, el miércoles pasado en el Word
Trade Center de Veracruz fue así…fiel a la recomendación sacerdotal.
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El gobernador Javier Duarte llegó a las 18 horas con 18 minutos al evento. A las 18 horas con 28 minutos inició la lectura de su discurso y a las 18 horas con 45 minutos concluyó.
Entre las 18:16 y las 18:28, fue interpretado el himno nacional y se presentó un video de introducción..
Entre las 18:45 y las 19:00 horas se escuchó el himno de Veracruz, se despidió a los 3 mil asistentes y el que esto escribe ya estaba sentado en la parte trasera de un taxi. ¡Impresionante!.
La presentación del programa de gobierno del sexenio que dio inicio hace cuatro meses duró menos que la homilía ideal del sacerdote aquél.
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Del discurso duartista sobresalió la palabra Adelante; así, con A mayúscula, porque se trata del programa de atención al sector pobre de la población veracruzana y estará a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social jarocha, a cargo del ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel Montiel.
Cuando leyó el nombre del programa Javier Duarte levantó la mano derecha e hizo la señal que caracterizó su imagen de candidato a gobernador en mayo y junio del 2010.
Brazo firme, dirigido hacia arriba como una flecha; el dedo índice extendido también, prolongando la indicación de mando, de liderazgo, de carácter…de Poder.
El público que estaba un poco flojo, un tanto dudoso, frío, sintió una ligera sacudida: fue algo así
como un: ¡despiértense cabrones!
Y sí, todo mundo se despertó porque la voz de Javier Duarte al citar la palabra-frase ¡Adelante! subió de tono y rebasó el ritmo de lectura acompasada que llevaba el gobernador…
También cambió el rostro y la figura de Duarte, toda ella, se transformó en una presencia política…en un discurso de Poder.
Y a los políticos les encanta eso y a los periodistas también –hay que decirlo-: la oratoria, la retórica…la fuerza de la palabra.
En esa parte del discurso vino la cifra: se disminuirá el 50 % la pobreza en Veracruz.
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Javier Duarte habló luego de la educación, rubro en el que reconoció el desastre del analfabetismo que vive Veracruz.
Se refirió a la salud y admitió otro desastre cuando dijo que la meta de su gobierno es que haya cobertura universal y que las mujeres no mueran por falta de atención adecuada.
Dijo que Veracruz es la tercera economía del país y sostuvo que su gobierno trabajará para sostener e incrementar los índices que nos ubican en esa posición.
Tenemos todos los recursos necesarios y contamos con industrias, población capacitada y vocación para el desarrollo…bla, bla, bla…
Habló de carreteras.
Se refirió al turismo: dijo lo ya sabido: que es la industria sin chimenea: y se trabajará para su mejor explotación.
El discurso de Duarte fue de algunos: ¡Qué!
Pero de muy pocos: ¿Cómo?
¿Cómo se disminuirá la pobreza?
¿Cuál es su definición de pobreza?
En fin…
A las fuerzas armadas les reconoció su esfuerzo para coadyuvar en la seguridad de los veracruzanos.
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Tan rápidas como abordar un taxi fueron las consideraciones de los asistentes. - ¿Te gustó? Le preguntó un periodista a un colega.
- Muy político…fue la respuesta.
- Y apenas vendría la explicación sobre eso de “muy político” cuando la fruta y los frijoles del buffet atravesaron el corazón de la respuesta… - ¿Están sabrosos los frijoles? Cuestionó una colega al hombre que apenas explicaría su respuesta…
- Si, ricos…dijo y …chin…la plática se desvió.
Pero habría más: - ¿Cómo lo viste? Cuestionó un empresario a otro periodista. Y antes de que el periodista contestara el emocionado empresario se respondió a sí mismo: a mí me gustó, fue breve, concreto, directo, sin rollo. - Bueno -complementó el cuestionado- sin demagogia y con poca retórica los compromisos políticos suelen ser eso: compromisos y no falsas promesas. Déjame pensarlo bien; pero de entrada eso es lo que he visto en estos escasos minutos: un discurso muy concreto.
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En el taxi, el conductor venía escuchando la señal de RTV, donde entrevistaban a Javier Duarte que se escuchaba conectado aún a su evento.
Como que le quedó mucho por decir, como que le faltó tiempo; pero al mismo tiempo daba la impresión en su entrevista radiofónica, de que el gobernador está empeñado en apegarse a su estrategia.
En su discurso también reiteró que su gobierno será austero; puntualizó la afirmación de que la suya será una administración ordenada, de respecto absoluto a la Ley.
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Después del buffet, en lo personal me quedó claro lo que sucedió en el Word Trade Center.
Más que un Plan Veracruzano de Desarrollo, lo que vimos y oímos allí fue un mensaje político. El plan de trabajo se entregó por la mañana a los diputados.
Allí está, completo y con detalles, en la LXII Legislatura Local.
A la ciudadanía, a la clase política, a los medios de comunicación, a los grupos de poder, a los dueños de dinero, Javier Duarte les terminó de dejar claro que el rojo, los discursos floridos, las tarjetas de las recomendaciones y el desmadre administrativo ya pasaron…
El Sexenio 2010-2016 apenas dio inicio.
Y pongámosle fecha a este acontecimiento: arrancó a las 18 horas con 18 minutos del 30 de marzo del 2011, en el Word Trade Center de Veracruz.
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Habemus Gobernador.
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