miércoles, 2 de febrero de 2011

No temas, cree solamente

Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo Gonzále

Hace unos días tuve oportunidad de conocer una familia especial, de las que me agrada tratar. Era domingo, de estas mañanas frescas de primer mes del año, de medio invierno, que se antojan para beber un aromático café. Un amigo me invito a ese hogar para degustar esa infusión, que debo ahora a consumir con moderación por cuestiones de la hipertensión y esos menesteres. Una mescla pequeña de “taster`s Choice” en una taza grande con agua calientita, mas el azúcar necesario, provocaron el efecto natural que me suelta la lengua para platicar y preguntar algunas cosas que me gusta contar a los lectores.

El señor Gabriel Arias Santos, una persona que el próximo 24 de marzo deberá cumplir sus primeros 83 años, es originario de Ranchoapan; en ese lugar conoció a su esposa Leonila Hernández Reyes, una soconusqueña que por azares del destino se fue a radicar a tal localidad situada en el Municipio de Jaltipan, Ver; comarca a la que un David Haro describe en su trova y literatura sabrosa, en canciones que resultan un viaje por los paisajes de Sotavento, materia prima ideal para la inspiración del pensamiento, el corazón y el espíritu. En esos sitios de exuberante vegetación, donde también se canta al amor, se conocieron don Gabriel y doña Leonila. Se enamoraron y decidieron unir sus vidas para procrear a Cristina, Esther, Adela, Abraham, Evelia, Judith, Noel, Lenni, Enith, Eunice y Duribel. El asunto es que la pareja se vino a refugiar con la prole, en nuestra ciudad, hace ya como 30 y tantos años, para sentar sus reales en el barrio del “Tamarindo”, por ahí en la calle Juan de Dios Peza número 314.

Don Gabriel Arias Santos, es el jefe de esa familia numerosa, humilde y hospitalaria que ha sostenido con trabajos de carpintería, manteniendo siempre buenas relaciones con sus vecinos, aplicándose con todos los principios de relación con el prójimo emanados de esas parábolas de la Biblia, tan notables por su belleza, variedad, concisión y plenitud de significado; nos recibió con un saludo de mano y una franca sonrisa, me presentó a su esposa, una señora que conserva el encanto de esas mujeres antiguas que se ha ido perdiendo... no sé bien dónde ni en qué radica eso que para comenzar son de mirar y hablar discreto. Entrado en la charla con dos hijas que asistían: Evelia y Enith. La primera que fue la responsable del meneo de la cocina con especialidad en sendas tortillas fabricadas a mano; Enith, con aspecto que hace honor al significado de su nombre: Bondad. Esta se desplazaba con lentitud apoyada por su esposo, quien me invito, y se notaba que todos la asistían y “cuidaban con cuidado”. La señora, con notable rictus de dolor ventral, comenzó a platicar: “Hace unos meses, en agosto, luego de padecer dolor e inflamaciones y malestar abdominal, que confundía a los médicos, en la intención de quitarle la matriz, los ovarios o intestinos... No sé, Me llevaron al quirófano en una clínica de Minatitlán, donde le practicaron una cirugía, que cerraron inmediatamente, para diagnosticar que tenía cáncer avanzado”. Ella, trabaja como secretaria del señor Carlos Miguel Contreras de la Rosa, en la Asociación Civil “Nueva Generación”, con oficinas en la calle Negrete, al oriente de de esta ciudad; comprendo que tal entidad a la que pertenece, se dedica a quehaceres de orden religioso. Amisadai, es el nombre su comunidad, que en hebreo debe significar: “El pueblo del Todopoderoso”. Ahí (me platica con énfasis) se practica el amor a dios combinando el amor al prójimo y el amor a uno mismo. Su caso fue conocido entre la congregación Cristiana Evangélica con gran tristeza. “Los, plegarias y suplicas se levantaron. Innumerables visitas cargadas de la fe mas enorme que hubiera contemplado, todo el alimento espiritual que se necesita, ahí estaba junto a mí”. Continua diciendo: “Se inicio una notable pérdida del peso. Pero una abundante esperanza me consignaba las deprecaciones y votos que mis amistades creyentes imploraban al Señor. No hubo tratamiento de quimioterapia, ni brebajes, ni cámara de radiación natural, orientada ni calibrada; solo la frecuencia a su templo porque para ese mal, la única confianza estaba en Dios”. Enith, se encomendó al salvador diciéndose: “Cuando ya no tengas fuerzas cíñete los lomos”. Todos en nuestra vida tenemos muros caídos que tenemos que reedificar antes de crecer y avanzar. “Yo me puse en las manos de Dios y me dije: Voy a sanar”. Agrega, “busqué por el sendero de la oración, mañana, tarde y noche abría mi corazón”. Sabemos que la oración es una poderosa manera de generar energía, que se pueden formular oraciones públicas, privadas o mentales, que de cualquier forma resulta una fuerza tan real como la gravitación terrestre. Es un sereno esfuerzo para vencer melancolías y enfermedades. “Presentad a Dios vuestras necesidades, gozos, cuidados y temores. Llevadle todo lo que confunda, nada es demasiado grande para que Él no pueda soportar, ninguna cosa que afecte vuestra paz es tan pequeña que él no pueda percibir, ninguna oración sincera puede escaparse de los labios sin que llegue al Padre celestial y sin que tome interés inmediato”. Me dice, la señora Enith, que primero comenzó el agotamiento físico, que había días de angustia y preocupación… “Tengo una hija, Galyah Alejandra, que cumple, si dios quiere, sus 15 años en el próximo 30 de marzo. Por ella rogaba vivir un poco más: ¡Qué sea tu voluntad, Señor!”.

Me tomo otra tacita de café para no perder detalle: “En esa lucha contra el cáncer se realizaron estudios de colonoscopia y endoscopia. Llegué, en noviembre del año pasado, al Hospital de Alta especialidad "Dr. Juan Graham Casasús" de Villahermosa Tabasco. Los médicos me dijeron que no comprendían porque me habían canalizado a ese lugar: “No tienes nada”. Empero la opinión médica continuamos rogando al todopoderoso que las molestias en el abdomen y el vientre se terminaran, con la sospecha de que hubiera algo peligroso; por fin, en el pasado 26 de enero del 2011, me extirparon un absceso, en ese hospital público, el más importante del Sureste Mexicano, que cuenta con los equipos más modernos incluyendo Acelerador Lineal, hemodinámica, etc. Me dijeron que todo estaba limpio. Comenzaron las preguntas: ¿Necesito más tratamiento? Por supuesto que se tienen que realizar curaciones a esa intervención quirúrgica, pero no hay nada… No se imaginan la alegría tan grande que me embarga desde ese momento; no lo podía creer, y no lo creo. Es como si hubiera nacido de nuevo; mis ojos se han llenado de lágrimas... pero de alegría, y le agradecí en ese momento a Dios Padre”.

Como este caso, existen seguramente muchos que se pueden poner en la mesa de las discusiones y el escepticismo. Existe la posibilidad de los errores humanos; sin embargo resulta incomprensible o demasiado irresponsable que la equivocación se pueda dar en un caso tan delicado. No es cualquier opinión afirmar a una paciente que se encuentra en etapa terminal de cáncer…

Para Enith Arias Hernández solo existe una lección que debemos aprender de Dios, quien decide por nosotros, reconociendo que solamente somos sus instrumentos, ella dice: “Gracias a Dios, porque solamente él, tiene potestad para actuar así. Entiendo ahora que Dios tiene planes diferentes, que sí estaba escuchando nuestras oraciones y que sus designios para mi bienestar ya estaban en marcha… Escriba usted mi testimonio. Estoy segura que Dios me está cuidando y que está disponiendo todo en mi vida, para cosas buenas, esto ha sido una prueba de su grandeza”.

La lección no resulta nueva. La Biblia nos dice que un pobre leproso, despreciado por la gente, vino a Jesús, se humilló ante Él, pidiéndole que tuviera misericordia… “No temas, cree solamente”.

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