jueves, 22 de abril de 2010

Destituyeron a Juan Cordero de la CROC

El nuevo dirigente de la Federación de la CROC, Saturnino Ramírez Ortega, a quien el líder estatal, Tomás Tejeda Cruz, le levanta la mano en señal de haber sido electo, por votación unánime, como nuevo secretario de esa central obrera a nivel regional.


Momentos en que Juan Cordero se defendía de las imputaciones que le
hicieron sus ahora ex compañeros croquistas.

Dirigente de Jesús Carranza, Víctor Pacheco Argüelles, dijo que Juan
siempre le rechazó su registro.

*** Los secretario generales de las organizaciones filiales a la central obrera ya se habían cansado del también titular de PC y cuerpo de bomberos.

Acayucan.— En asamblea presidida por el dirigente estatal de la CROC, Tomás Tejeda Cruz, llevada a cabo el miércoles 21 en la tarde en el salón de actos de conocido hotel de esta ciudad, fue destituido el líder de la Federación croquista, el profesor Juan Cordero Herrera. Lo sustituye Saturnino Ramírez Ortega. . . Estuvieron en la asamblea los diferentes líderes de las organizaciones pertenecientes a esa central . . . Muchos de ellos se quejaron de que Juan Cordero ya no defendía las causas de los trabajadores, que les exigía muchas cuotas, a otros de plano no los dejaba pertenecer a dicha organización y llegaba hasta molestarse porque los sindicatos y agrupaciones no le pidieran permiso para hacer su propias asambleas . . . Juan Cordero, quien se hallaba de permiso por encontrarse desempeñándose como titular de Protección Civil municipal y la jefatura del cuerpo de bomberos, se defendió diciendo que él había levantando, a nivel regional, a la CROC, que le había dedicado tiempo, dinero, terminando al final reconociendo que las agrupaciones que estaban en la Federación de la CROC, le habían dado la espalda . . . . Escuchando el profesor Cordero todavía las palabras de Tomás Tejeda, quien le respondió diciéndole que si bien era cierto que le había dedicado tiempo y dinero a la CROC regional, también era verdad, que la CROC le había dado muchas cosas. . .

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