martes, 20 de octubre de 2009

MARCHA Y DIALOGO; NUEVA FARSA

Por Ricardo Alemán
Columna: Itinerario Político
(18 de octubre de 2009)

Las preguntas son muchas y las respuestas pocas y nada claras
¿Qué pasó con AMLO, por qué no terminó?
Como Madrazo, abandonó el maratón
Las preguntas son muchas y las respuestas pocas y nada claras. ¿Quiénes y por qué marcharon el jueves? ¿Dónde están, y por qué faltaron, aquellos del amplio espectro de la izquierda y del sindicalismo que no marcharon? ¿Por qué nadie ha explicado la razón por la que AMLO bajó el perfil de su apoyo al SME, y no terminó, siquiera, la mitad de la marcha?
¿En serio creen que fue una marcha exitosa? De ser así, fueron “marchas monstruo” las del EZLN, Cuauhtémoc Cárdenas, Clouthier y otras del propio SME, celebradas en las dos décadas anteriores. Si luego de aquellas “marchas monstruo” no pasó nada o se dieron pocos cambios, ¿por qué hoy habrá de servir de algo una “marchita”, que además estaba marchita?
¿En serio creen que los ciudadanos se tragan el cuento de que “la mesa de diálogo” se logró gracias a la marcha? La gran pregunta es otra: ¿Qué dialogan y qué negocian en la mesa? ¿Qué hace en ese diálogo un convidado del GDF? ¿A cuento de qué, para qué y cuál será su papel?
LA “MARCHITA”
Los dos párrafos que siguen no son aptos para quienes gustan del autoengaño. ¿De veras esos viejos sindicalistas, líderes de la izquierda y rancios políticos de colmillo retorcido pueden decir que la del jueves fue una marcha exitosa? Fue abundante, pero también tramposa. Y los que saben de marchas saben de qué hablamos. Un solo dato duro que desnuda la trampa. ¿Por qué ninguno de los diarios de mayor tiraje colocó en su primera plana una foto aérea, vertical, del Zócalo? Porque en ningún momento se llenó la plaza.
Eso lo confirman quienes saben de marchas y acudieron a la del jueves. Como también alertan que —contra las marchas monstruo de antaño— en realidad el contingente más numeroso fue el de los ausentes. ¿Quiénes faltaron y por qué marcaron su ausencia? Resulta que entre la izquierda mexicana y el sindicalismo dizque independiente, ni son todos los que están ni están todos los que son. Como siempre, y para no variar, están peleados grupos y tribus. La respuesta a las ausencias la dio AMLO.
EL APESTADO
¿Por qué luego de encabezar las anteriores marchas del SME, los amloístas y su jefe se desvanecieron en la marcha; no marcharon en la descubierta, se retrasaron y AMLO la abandonó al llegar a la “esquina de la información”, luego de cantar el Himno Nacional? Algunos hasta motejaron que es un “síndrome tabasqueño”, por aquello del maratón de Madrazo. ¿Qué pasó? Lo cierto es que buena parte de la izquierda y de los sindicatos “ya no tragan” a AMLO. No fueron porque no le harán de nuevo el caldo gordo.
Frente a esa realidad, apremia la pregunta. ¿Por qué esa izquierda y ese sindicalismo dizque independiente no tienen el valor de decirle a la gente que llegaron a la conclusión que “el golpe” a LyFC lo decidió el gobierno luego de ratificar la alianza político electoral AMLO-SME? Ratificaron que el tabasqueño destruye todo lo que toca. Por eso le pidieron que no se agandallara la marcha. Acaso por eso lo motejan como “el jugo gástrico”.
NADA QUE NEGOCIAR
No pocos de sus promotores apostaban a una de las movilizaciones más concurridas, en espera de que se convirtiera en una demostración de la capacidad de movilización del SME. En realidad se trató de un engaño, lo mismo que el cuento de que tras la marcha y el forzudo sindicato, el gobierno aceptó “una mesa de diálogo”. ¿En serio la mesa de diálogo fue resultado de la marcha? ¿Qué no el decreto de liquidación propuso esa mesa de diálogo desde el domingo en que desapareció Luz y Fuerza del Centro?
Ni el SME ni la izquierda ni el GDF ni los honestos y valientes aliados de los electricistas se han atrevido a decir a los electricistas y a los ciudadanos de a pie la verdad. ¿Cuál verdad? Que no negocian la reapertura de LyFC ni el número de plazas que serán recontratadas —el eficiente director de la CFE ya explicó con peras y manzanas que no recontratarán más de 10 mil plazas—, sino un bono político. ¿Y eso qué es? Negocian garantías políticas, reglas del juego claras, certezas para lo que resta del gobierno de Felipe Calderón. ¿Por qué creen que quitaron de la mesa a AMLO? Sí, porque fue condición del gobierno.
DERECHO DE PATALEO
Lo cierto es que la liquidación de Luz y Fuerza ya no tiene marcha atrás, fue legal y legítima —aunque nada justa para los desempleados—, y el gobierno sólo recontratará a entre 8 y 10 mil electricistas para la CFE.
No habrá nueva empresa, porque el PRI arrancó ese compromiso al gobierno de Calderón —para impedir que remate la fibra óptica—, y con el tiempo —muy poco tiempo—, el SME morirá de inanición. Por eso la condición del gobierno federal para hablar de cualquier recontratación es que todos los despedidos acepten la liquidación.
Lo que estamos viendo no es más que el “reflejo” del pataleo de un grupo social que resultó fundamental para la sociedad mexicana, como el SME, pero que fue destruido por la irresponsabilidad de empresa y sindicato. Lo que vemos son los estertores del SME, un cadáver político. Por eso la gran pregunta va en otra dirección: ¿Quién le hará un juicio de responsabilidad al ambicioso y suicida Comité Ejecutivo de Martín Esparza? Para esos efectos, dicen los “martinistas”, ya no existe el sindicato. Claro, cínicos que son.
EN EL CAMINO
Viene la debacle del PRD en Tabasco. Otra vez “el jugo gástrico”. (Tomado de El Universal).

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