sábado, 18 de julio de 2009

CON RUMBO AL SUR


ÉRAMOS MUCHO Y PARIÓ LA ABUELA
Por Angel Gabriel FERNANDEZ

Mientras en algunos municipios se quejan de que no hay dinero, en Acayucan, al Ayuntamiento la crisis le da risa.
Lea Usted: en la recepción hay de cuatro a cinco empleadas, cuando con una bastaría para contestar el conmutador.
En cada regiduría hay un montón de “auxiliares”. Doña Concha González, por ejemplo, tiene como a 4 empleados que ni caben en su minúscula oficina.
En la oficina de la regidora perredista Norma Pulido, hay fácilmente 5 auxiliares que se la pasan sentados porque nada tienen que hacer.
En la oficina de la regidora Ana María Azotla fácilmente hay cuatro empleados.
En ese tenor, en cada una de las oficinas hay muchos empleados. Como a los regidores no les dan jugada, pues éstos a veces no llegan al palacio o si llegan lo hacen después del mediodía. Mientras, sus “auxiliares” se la pasan leyendo los diarios del día, jugando en la computadoras o tomando sus sagrados alimentos, porque por si fuera poco, en el palacio municipal hay un servicio de comida rápida y aguas frescas. Los empleados, sin pudor, se ponen a comer en las oficinas.
Todo el mundo es feliz en el palacio: no trabajan, se come a la hora que quieran, no hay quien los vigile y como se narró hace tres días, hasta “hilos dentales” aparecen cerca de las oficinas.
Al inicio de la administración el palacio fue una agencia de colocación; hasta la gatita y el perico que anduvieron en campaña encontraron trabajo. A esa empleomanía hay que sumarles los empleados que fueron reinstalados por un Tribunal Laboral. Esos ya ni la chiflan que es cantada: vana las oficinas nomás a sentarse y a esperar que sean las tres de la tarde para irse. Nadie los manda, nadie los toca. No dan golpe.
Hay gente innecesaria en la administración municipal. Pero son compromisos que a veces tienen que cumplir los alcaldes. Compromisos que no hizo el pueblo, obviamente.
CUANDO LA PARTERA ES MALA…
En anteriores ocasiones he dicho que en mi pueblo, Villa Oluta, ocurren cosas para morirse de risa. Pasa de todo.
Ahora resulta que el Ayuntamiento que preside el panista Jesús Manuel Garduza Salcedo, conocido popularmente como “Chuchín”, está en quiebra. No hay dinero ni para pagar la quincena de los trabajadores de confianza.
El Alcalde lo dio a conocer como si fuera algo “gracioso”. Los empleados que no van a cobrar lo ven como un “héroe”. Pero los que conocen de finanzas no ven más que la bancarrota del municipio.
Dicen los expertos:
El Cabildo de cada municipio, cada año elabora un Plan de Arbitrio que es enviado a la Legislatura del Estado. En ese plan de programan los gastos de nómina tanto de los empleados sindicalizados como de los de confianza, de los ediles, de los policías, los gastos médicos, de combustible, pago de luz, teléfono y todos los servicios.
En base a ese proyecto financiero, cada mes, entre los días 8 y 9, llega a los municipios la partida presupuestal. Los tesoreros no tienen más que meter en sobres la cantidad a pagar a cada empleado.
Esa partida de dinero que cada mes llega a los municipios es casi “sagrada”. Nadie la debe tocar, nadie le debe meter mano, nadie la debe manosear. De ahí los ediles toman sus 15 mil pesos, de ahí se paga a los policías que cuidan el orden, de ahí sale todo.
VIVIR DEL CUENTO
El caso es que a los empleados de confianza les dijeron que si quieren trabajar lo hagan de “a grapas”; otros se fueron a descansar sin goce de sueldo. Todo es incertidumbre. Lo único cierto es que no hay dinero.
Y sí, es triste saber que mientras no hay para pagar a los empleados, el pueblo está estrenando un domo que parece de una ranchería. Mientras en la tesorería no hay ni sal para un huevo, el alcalde se pasea en una lujosa camioneta que dicen que es de él, pero que la adquirió ya siendo munícipe.
No hay dinero, porque el campo deportivo Emiliano Zapata quedó a medias. Dijeron que le iban a poner gradas, pista de atletismo y que iba a quedar chido y coquetón, pero en realidad es una gran alberca, no sirve ni para caminar ni para correr. El campo sólo es refugio de maricones. Cuando abren el portón es sólo para que se metan los chotitos a estarse besando.
Bueno, tan mal le está yendo a Oluta que el reloj del palacio que tocaba “La Bamba”, “Veracruz”, La Vikina” y el Himno Nacional, ya dejó de sonar.

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