martes, 7 de abril de 2009

CAMBALACHE

Cruda Realidad

Atrás quedó ya la fiesta y algarabía de la que tanto se jactaban los operadores políticos del candidato consentido de la Fidelidad, el “genio” de las finanzas públicas estatales, Javier Duarte de Ochoa, pues la designación del reconocido futbolista Carlos Hermosillo como candidato del PAN a diputado federal, dadas las reacciones de los priísta y del propio Duarte, fue un verdadero gancho al hígado.
Tan endeble y pobre es el oficio político del exsecretario de Finanzas, que el autodenominado fidelista de cepa, de plano enmudeció ante la estrategia panista, reporteros y demás compañeros del gremio buscaron entrevistarlo infructuosamente. Todo esfuerzo era imposible, La Orden de los Cartujos, se había apoderado del equipo duartista.
La reacción no fue del todo extraña para alguien inexperto en la arena política, sobre todo, si se toma en cuenta que realmente Javier Duarte de Ochoa, al igual que la gran mayoría de los jóvenes fidelistas, son políticos prefabricados que no cuentan con un capital propio y, por lo tanto, la fama de un futbolista que es subido al ring político, les mueve algo más que el tapete.
Para dejar en Veracruz un gobernador hechizo, manipulable y a modo, nadie mejor que Javier Duarte de Ochoa, quien para poder ocupar la silla que en el 2010 dejará vacante su titiritero, por fuerza, necesitaría incluir en su currícula un puesto de elección popular. ¿Qué mejor que una diputación federal?
Por ello, el gobernador veracruzano, impuso a su joven y moldeable exsecretario de Finanzas, como candidato a diputado federal por el Distrito de Córdoba. De este modo, su consentido no quedaría fuera de las negociaciones que, por fuerza, se llevarán entre Herrera Beltrán y el CEN del PRI cuando se llegue el momento de lanzar un candidato a la gubernatura en el 2010.
Las encuestas realizadas por el propio CEN del PRI reflejaban que a Duarte de Ochoa no lo conocían ni en Córdoba, sin embargo, el creador de la Fidelidad, por aquello de la legitimidad, pero sobretodo confiado en el triunfo obtenido en las urnas durante las pasadas elecciones locales, decidió jugársela y lanzar a su gallo por la vía uninominal, después de todo, el cordobés, llevaba año y medio promoviéndose en aquel distrito.
Así pues, pesar de que como subsecretario y, posteriormente como Secretario de Finanzas y Planeación, no tenía porque estar presente en las jornadas de gobierno itinerante que en aquella zona se realizaban al por mayor, Duarte de Ochoa, por instrucciones de su jefe, no se perdía un solo evento de este tipo.
Enfundado en unos vaqueros, con un sombrero a juego y su clásica camisa roja, a bordo de su lujosa camioneta blanca y resguardado por su comitiva, el ahora candidato priísta, presuroso recorría las carreteras de la zona centro para hacerse presente aquí y allí, saludando a los campiras, con una forzada sonrisa.
Tal vez sea precisamente por eso, porqué la gente, el pueblo, siente lo forzado de su sonrisa, o su fría mano de palo, que la designación de una estrella del futbol, como lo es Carlos Hermosillo, le provoca tanto ruido al consentido de la Fidelidad, quién por más acarreos y apoyo que reciba del aparato gubernamental, ya no va en caballo de hacienda.
Para ganar una elección, además del trabajo político, se necesita ganarse la confianza y la simpatía de la gente, no basta con hacer cierres de precampaña masivos, a los que la gente va obligada y no por gusto.
Tanto Duarte, como Hermosillo, cuya designación vaya que ha generado revuelo, tienen tres cosas que en común:
Primera: Ambos fueron hechos en Veracruz.
Segunda: Ninguno, es político. El primero, el hijo pródigo de la Fidelidad, es más bien un tecnócrata cuya genialidad todavía está por verse, mientras que el segundo, es considerado por muchos como todo un ícono del futbol mexicano.
Tercera: Ambos son parados en la calle. A Carlos Hermosillo, lo paran para pedirle su autógrafo, mientras que a Duarte, lo paran para recordarle sus promesas, o bien, para preguntarle porqué se fue de la Sefiplan dejando deudas atrás.
Hablando de autógrafos, finanzas y patadas, no estaría nada mal que Duarte explicara por qué si se supone que las finanzas estatales están mejor que nunca y se trabaja con números rojos, se tienen tantas deudas, y si no, que le pregunten a las decenas y decenas de contratistas y proveedores del gobierno de la Fidelidad, quienes desde diciembre a la fecha, ya no saben a que santo encomendarse para cobrar sus facturas.
PS: No estaría nada mal que el equipo antimapaches que ya tiene listo el PRI veracruzano, se encargue también de vigilar las manos de casa, no vaya a ser que para descontar a sus rivales naturales, a algunos les de por jugar chueco y esconder boletas y hasta urnas. Conste que no lo decimos por Adolfo Mota ehhh. (Verónica Woodhouse/02/Abril/2009).
Comentarios: verowoodhouse@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario