Pie de foto:
Arquitecto Mario Coutiño, de la JFMM, (jefe del papá de Duarte)-Jacobo Zabludovsky. Bartolomé Padilla, Jorge Elias y Alfonso Salces en la iglesia de La Antigua en 1972, Jacobo realizaba un reportaje para Miguel Alemán en Telesistema Mexicano sobre los primeros Frailes Franciscanos llegados a Mexico con 12 caballos cubanos cuyos nombres estaban grabados atrás de la pila bautismal
Permito transcribir para ti y los lectores de NOTIVER, lo que publicó Jacobo Zabludovsky en la revista Siempre en el número 1279, con fecha 28 de diciembre de 1977; a propósito del cumpleaños del Diario que tan valiente y atinadamente diriges.
Alfonso Gonzalo López Barradas
rresumen@hotmail.com 2287773795
"Periodismo Heroico".
Alfonso Salces: Su hazaña en Veracruz
Por Jacobo Zabludovsky
"Cuando llegué a Veracruz, hace dos semanas, busqué a
Alfonso Salces. Lo conocí hace algunos (¿diez, doce?) años, cuando Alfonso
trabajaba en La Parroquia de sus tíos Fernández y participaba en las peñas de
intelectuales, comerciantes, agricultores y relajientos en general. Hace un
poco más de tres años Alfonso me dijo que iba a publicar un diario. Había
comenzado un noticiero en alguna radiodifusora jarocha. Se había desligado de
parroquianos y parientes.
Había encontrado su vocación en el periodismo. Tenía como
modelo a José Pagés Llergo, como meta informar honestamente, como fondo de
financiamiento su propia voluntad. Me invitó a la inauguración de su periódico,
pero no pude ir, como tampoco pude estar con él en sus dos primeros
aniversarios.
Tenía deseos de ver cómo había podido, mi amigo Salces,
hacer penetrar un nuevo periódico en la ciudad donde se edita El Dictamen, el
más antiguo de la República Mexicana. Quería ver con mis propios ojos lo que
por teléfono me había descrito muchas veces: sus máquinas, su redacción, su
oficina
Por eso esta vez que estuve en Veracruz, aunque sólo fuera
un para de horas, aparté el tiempo necesario para ir a los talleres de Notiver.
Así se llama el diario: Notiver, palabra compuesta de las primeras sílabas de
noticias y la última de Veracruz.
No es nombre pegajoso ni fácil, pero se ha visto y se sigue
viendo que no son los nombres los que hacen los periódicos, pues los hay muy
malos y bien nombrados o muy buenos a pesar de un mal nombre.
Notiver el de la mañana y Notiver de las tardes, el
vespertino, cuyo tiro estaba en proceso cuando llegamos al taller. Funcionaba a
toda su capacidad, que no es mucha ni de gran calidad, la rotativa de un piso y
cuatro cuerpos.
Tres obreros la operaban: uno vigilando el rollo, otro la
velocidad y un tercero recogiendo los ejemplares y entregándolos, directamente
a los voceadores que esperaban ya en la calle.
Un salón apenas suficiente para esa máquina y otro, dividido
en cubículos, donde se embodegaron los linotipos obsoletos, donde se aloja la
redacción de una gran dignidad en su pequeñez, la oficina administrativa con su
mostrador para admitir anuncios y pagar deudas y la oficina del director, con
el retrato de un solo y grande periodista mexicano.
"Aquí vivimos un año y medio, aquí nació mi hija",
me dice Salces. No sé cómo Alfonso y su esposa, que lo ayuda a hacer el
periódico, pudieron alojarse aquí tanto tiempo.
En un cuarto sin ventanas, donde el escritorio ocupa la
mitad del espacio, donde no hubo ni hay mesa para comer, ni cocina, ni baño
cercano.
"Comimos tortas o sandwiches todo ese tiempo, pero ya
pagué la rotativa. Bueno, debo trescientos cincuenta mil pesos todavía, pero
irán saliendo. Ahora el problema es que necesito una rotativa mejor, porque hay
más demanda del periódico, porque es necesaria mejor presentación.
Me están ofreciendo una Goss, a ver cómo le hago".
Antes, al llegar, cuando nos acercábamos a la puerta del periódico, Salces me
había dicho señalando a unas personas: "A esta hora siempre vienen a
cobrar, ni modo".
La rotativa seguía en acción, el olor de tinta -el mejor
olor del mundo- seguía perfumando los pulmones, la casa de un piso se
estremecía mientras la máquina funcionaba.
"He tenido que crear mi propio formato. Casi siempre
reporteo yo mismo porque los reporteros de aquí prefieren trabajar gratis en El
Dictamen que venir pagados a Notiver. El viejo prestigio.
El del personal es mi problema más grave y algunas
temporadas lo he tenido que hacer todo yo solo. Mi esposa Charo factura, cobra
y paga. Yo salgo a buscar noticias y anuncios. A las doce de la noche, cuando
ya tengo formado el matutino, me voy a La Parroquia, donde están reunidos los
que saben cosas aquí en Veracruz, para ver si no se me ha ido una nota
importante.
Regreso a más tardar a las dos, cierro y empiezo a tirar.
Entre mis pequeños orgullos está el de no haber pedido ayuda a mis tíos. Empecé
con lo que tenía, con lo que me prestaron y con lo que me fiaron. Y mi
periódico se ha metido. La gente lo busca, lo espera.
Soy el que más circula aquí en el puerto
El 12 de de diciembre cumpliré tres años, a ver si
vienes".
No pude ir, pero ahí estuve, con mi amigo Alfonso Salces, en
su hogar-taller, junto a su rotativa-juguete, brindando con Charo su esposa y
con él, viendo crecer su sueño y florecer su esfuerzo. Desde la distancia le di
un abrazo a mi amigo Salces de Veracruz, compartiendo su alegría y su confianza
en su propio destino, felicitándolo por su ejemplo y estrechando con afecto su
mano que tal vez nunca recibirá un premio de periodismo. Porque no lo necesita.
Porque ya lo tiene".
Es todo, Alfonso Gonzalo López Barradas rresumen@hotmail.com
2287773795
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