viernes, 11 de diciembre de 2015

TENIAMOS 3 AÑITOS

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Pie de foto:
Arquitecto Mario Coutiño, de la JFMM, (jefe del papá de Duarte)-Jacobo Zabludovsky. Bartolomé Padilla, Jorge Elias y Alfonso Salces en la iglesia de La Antigua en 1972, Jacobo realizaba un reportaje para Miguel Alemán en Telesistema Mexicano sobre los primeros Frailes Franciscanos llegados a Mexico con 12 caballos cubanos cuyos nombres estaban grabados atrás de la pila bautismal


Permito transcribir para ti y los lectores de NOTIVER, lo que publicó Jacobo Zabludovsky en la revista Siempre en el número 1279, con fecha 28 de diciembre de 1977; a propósito del cumpleaños del Diario que tan valiente y atinadamente diriges.

Alfonso Gonzalo López Barradas 
rresumen@hotmail.com 2287773795



"Periodismo Heroico".
Alfonso Salces: Su hazaña en Veracruz

Por Jacobo Zabludovsky

"Cuando llegué a Veracruz, hace dos semanas, busqué a Alfonso Salces. Lo conocí hace algunos (¿diez, doce?) años, cuando Alfonso trabajaba en La Parroquia de sus tíos Fernández y participaba en las peñas de intelectuales, comerciantes, agricultores y relajientos en general. Hace un poco más de tres años Alfonso me dijo que iba a publicar un diario. Había comenzado un noticiero en alguna radiodifusora jarocha. Se había desligado de parroquianos y parientes.
Había encontrado su vocación en el periodismo. Tenía como modelo a José Pagés Llergo, como meta informar honestamente, como fondo de financiamiento su propia voluntad. Me invitó a la inauguración de su periódico, pero no pude ir, como tampoco pude estar con él en sus dos primeros aniversarios.
Tenía deseos de ver cómo había podido, mi amigo Salces, hacer penetrar un nuevo periódico en la ciudad donde se edita El Dictamen, el más antiguo de la República Mexicana. Quería ver con mis propios ojos lo que por teléfono me había descrito muchas veces: sus máquinas, su redacción, su oficina
Por eso esta vez que estuve en Veracruz, aunque sólo fuera un para de horas, aparté el tiempo necesario para ir a los talleres de Notiver. Así se llama el diario: Notiver, palabra compuesta de las primeras sílabas de noticias y la última de Veracruz.
No es nombre pegajoso ni fácil, pero se ha visto y se sigue viendo que no son los nombres los que hacen los periódicos, pues los hay muy malos y bien nombrados o muy buenos a pesar de un mal nombre.
Notiver el de la mañana y Notiver de las tardes, el vespertino, cuyo tiro estaba en proceso cuando llegamos al taller. Funcionaba a toda su capacidad, que no es mucha ni de gran calidad, la rotativa de un piso y cuatro cuerpos.
Tres obreros la operaban: uno vigilando el rollo, otro la velocidad y un tercero recogiendo los ejemplares y entregándolos, directamente a los voceadores que esperaban ya en la calle.
Un salón apenas suficiente para esa máquina y otro, dividido en cubículos, donde se embodegaron los linotipos obsoletos, donde se aloja la redacción de una gran dignidad en su pequeñez, la oficina administrativa con su mostrador para admitir anuncios y pagar deudas y la oficina del director, con el retrato de un solo y grande periodista mexicano.
"Aquí vivimos un año y medio, aquí nació mi hija", me dice Salces. No sé cómo Alfonso y su esposa, que lo ayuda a hacer el periódico, pudieron alojarse aquí tanto tiempo.
En un cuarto sin ventanas, donde el escritorio ocupa la mitad del espacio, donde no hubo ni hay mesa para comer, ni cocina, ni baño cercano.
"Comimos tortas o sandwiches todo ese tiempo, pero ya pagué la rotativa. Bueno, debo trescientos cincuenta mil pesos todavía, pero irán saliendo. Ahora el problema es que necesito una rotativa mejor, porque hay más demanda del periódico, porque es necesaria mejor presentación.
Me están ofreciendo una Goss, a ver cómo le hago". Antes, al llegar, cuando nos acercábamos a la puerta del periódico, Salces me había dicho señalando a unas personas: "A esta hora siempre vienen a cobrar, ni modo".
La rotativa seguía en acción, el olor de tinta -el mejor olor del mundo- seguía perfumando los pulmones, la casa de un piso se estremecía mientras la máquina funcionaba.
"He tenido que crear mi propio formato. Casi siempre reporteo yo mismo porque los reporteros de aquí prefieren trabajar gratis en El Dictamen que venir pagados a Notiver. El viejo prestigio.
El del personal es mi problema más grave y algunas temporadas lo he tenido que hacer todo yo solo. Mi esposa Charo factura, cobra y paga. Yo salgo a buscar noticias y anuncios. A las doce de la noche, cuando ya tengo formado el matutino, me voy a La Parroquia, donde están reunidos los que saben cosas aquí en Veracruz, para ver si no se me ha ido una nota importante.
Regreso a más tardar a las dos, cierro y empiezo a tirar. Entre mis pequeños orgullos está el de no haber pedido ayuda a mis tíos. Empecé con lo que tenía, con lo que me prestaron y con lo que me fiaron. Y mi periódico se ha metido. La gente lo busca, lo espera.
Soy el que más circula aquí en el puerto
El 12 de de diciembre cumpliré tres años, a ver si vienes".
No pude ir, pero ahí estuve, con mi amigo Alfonso Salces, en su hogar-taller, junto a su rotativa-juguete, brindando con Charo su esposa y con él, viendo crecer su sueño y florecer su esfuerzo. Desde la distancia le di un abrazo a mi amigo Salces de Veracruz, compartiendo su alegría y su confianza en su propio destino, felicitándolo por su ejemplo y estrechando con afecto su mano que tal vez nunca recibirá un premio de periodismo. Porque no lo necesita. Porque ya lo tiene".

Es todo, Alfonso Gonzalo López Barradas rresumen@hotmail.com 2287773795

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