MATHIEU TOURLIERE
Una de las víctimas del atentado en París.
Foto: AP / Jerome Delay
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MÉXICO, DF (apro).- París vivió esta noche la peor masacre organizada de su historia reciente: la toma de rehenes en la sala de conciertos Le Bataclan terminó en un baño de sangre; jóvenes armados con rifles de alto calibre dispararon de manera indiscriminada contra los clientes de distintos restaurantes de la ciudad y hombres suicidas se estallaron junto con sus bombas en restaurantes en las afueras del estadio de futbol, dónde jugaba la selección.
El balance provisional de los siete ataques simultáneos establece que más de 120 personas fueron asesinadas –la mayoría de ellos en la sala de concierto–, sin embargo las autoridades precisaron que un gran número de heridos se encuentra en un estado de salud crítico.
En una alocución televisiva, Francois Hollande, el presidente francés, declaró el “estado de emergencia” y anunció el restablecimiento de los controles a las fronteras. “Hay decenas de muertos, muchos heridos. Es un horror (…) Sabemos de dónde viene este ataque; sabemos quiénes son estos criminales”, aseveró. Todavía en la noche de este viernes, ningún grupo ni organización reivindicó el múltiple atentado.
Las autoridades activaron el plan “Rojo Alfa” y un contingente de mil 500 militares se desplegó en las calles de la capital francesa para sumarse al operativo policiaco masivo. Cinco de los presuntos atacantes fueron abatidos.
Cerca de las 10:30 en Le Bataclan, una sala de concierto ubicada en el Boulevard Voltaire –en el corazón del París nocturno–, cerca de mil personas asistían a la presentación de Eagles of Death Metal cuando entraron personas armadas y con cinturones de explosivos –los testigos hablan de hombres “muy jóvenes”— dispararon hacia la multitud. Algunos de los asistentes lograron escaparse por la salida de emergencia. Los demás fueron secuestrados como rehenes.
Las fuerzas especiales francesas ingresaron en la sala. Tres de los asaltantes accionaron sus cinturones explosivos y otro fue abatido. Estimaron que cerca de 100 personas habían muerto en el recinto. “Llevaremos a cabo el combate, será sin piedad”, declaró Hollande en frente de la sala.
En los décimo y onceavo distritos de París, pequeños grupos de hombres armados y con los rostros descubiertos dispararon contra clientes de un bar y restaurantes antes de huir en vehículos. En la avenida Voltaire, un hombre fue asesinado; en la calle de Charonne, frente al bar La Belle Équipe, 19 murieron y 14 se encuentran al borde de la muerte.
En la calle de la Fontaine-au-Roi, cinco personas fueron asesinadas y ocho más tienen un estado de salud crítico y en la calle Alibert, entre 12 y 14 clientes del bar Le Carrillon fallecieron; 10 heridos estarían a punto de perder la vida.
En restaurantes de comida rápida ubicados en las afueras del Estadio de Francia, donde la selección nacional se enfrentaba a la alemana, dos kamikazes se estallaron. Otro artefacto explosivo, un cilindro de gas con clavos, detonó en otro local ubicado en las afueras del recinto deportivo. Cuatro personas murieron, tres de ellos eran asaltantes.
De acuerdo con Le Monde, cerca de mil personas vivieron los distintos ataques, ya sea como víctimas o como testigos. Las redes sociales y los medios de comunicación se conmocionaron.
Tal como durante el huracán Patricia, Facebook lanzó una aplicación para que los usuarios indicaran a sus contactos que estaban a salvo, y usuarios de Twitter abrieron sus puertas a los pasantes a través del hashtag #Porteouverte (Puerta abierta).
Reunido por la noche, el consejo de los ministros adoptó el estado de emergencia en todo el territorio nacional, entre cuyas medidas destacan el permiso a las autoridades a llevar a cabo cateos, la asignación a domicilio a las personas cuyas actividades están consideradas por las autoridades como “peligrosas” y los controles a las fronteras.
Las autoridades también anunciaron la clausura temporal de todos los edificios municipales y la cancelación de toda manifestación pública. Un consejo de defensa se llevará a cabo mañana.
Los atentados provocaron reacciones de solidaridad de decenas de jefes de Estado en el mundo y varias compañías aéreas suspendieron sus vuelos hacia Francia hasta obtener más información.
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