Informe Rojo
* Una llamada para amedrentar * Tres hombres armados
irrumpen en su hogar * El candidato del PT deja la elección.
Armando Rotter Maldonado puede ser polémico, querido y odiado,
reconocido y denostado. Lo que no admite es la amenaza ni el atentado.
Menos por pretender ser diputado federal. Y mucho menos si el ataque es a
su familia. Antes, renuncia a su aspiración.
Su caso sacudió a un sector de la política local y a ciertos enclaves de la opinión pública, porque Rotter no es un personaje cualquiera, con voto duro, con imagen del alcalde de resultados, con un público que lo recuerda y con la seguridad de que si no gana la elección, sí disminuye los votos de sus contrincantes.
Su caso sacudió a un sector de la política local y a ciertos enclaves de la opinión pública, porque Rotter no es un personaje cualquiera, con voto duro, con imagen del alcalde de resultados, con un público que lo recuerda y con la seguridad de que si no gana la elección, sí disminuye los votos de sus contrincantes.
Rotter puede no ganar, pero con seguridad hace perder. Sus votos
cuentan, a veces restan y eso lo saben en el cuartel general del PRI, en
la oficina del gobernador Javier Duarte, en la cueva del fidelismo y en
las entrañas de crimen organizado.
Antes fue perredista y así pudo ser el último alcalde de la oposición
en Coatzacoalcos. Luego contendió por el PAN en la diputación de 2003
en la que acusó fraude, sin demostrarlo. Jugó por la alcaldía en 2013
por Movimiento Ciudadano. Y ahora lo hacía bajo las siglas del Partido
del Trabajo. Es una figura para bien o para mal.
Su nueva anécdota se mezcla con la ira y el temor. Citó a los medios
de comunicación este jueves 22. Expresó lo ocurrido, el ataque personal a
los suyos y la renuncia a ser diputado.
Relató lo ocurrido. Él dormía. Su esposa, Greg Orueta Rueda, salía
del hogar, una casa de mediano nivel en el malecón de Coatzacoalcos,
frente a un parque infantil. Abordó el vehículo acompañada de sus hijos.
Activó el portón de la cochera y en ese instante se pudo percatar de la
presencia de tres individuos armados.
Los tres individuos irrumpieron en la cochera. Gritaban ¡baja la
cortina! Y lanzaban gritos, mientras exhibían las armas, dueños del
escenario, el pánico en su mayor nivel. La esposa aguardó y cuando la
cortina de aluminio terminó de subir, pegó el arrancón en reversa. Pudo
haber arrollado a uno de los maleantes, pero no ocurrió así.
Alejada del lugar, la hija le dio aviso a Armando Rotter Maldonado. Para entonces, los tres sujetos habían huido.
Días antes, se recibió una llamada en el domicilio del candidato del
Partido del Trabajo. Su hijo tomo el teléfono. Rasposa, la voz lo
electrizó: “Dile a tu papá que ya le baje y que no se meta en
pendejadas”. Colgó y relató el hecho, evidente la preocupación en la
familia.
No era broma ni desplante. De la amenaza hablada se pasó a la acción
directa, a la presencia física, cuando los tres individuos irrumpieron
en la cochera de su hogar.
Armando Rotter dice que no sabe a quien culpar. Transmite miedo. Sabe
que la intimidación no es a su familia sino a él, y lo atribuye a su
nueva incursión en política.
Ocurrió el incidente al filo de las 7 de la mañana este jueves 22.
Minutos después trascendieron los detalles, el amago, la amenaza, el
instante que pudo cambiar su vida si su esposa hubiera bajado la cortina
de la cochera y quedado a expensas de los tres hombres armados,
presuntos sicarios.
Armando Rotter no sabe si querían robarle, si pretendieron secuestrarlo o si era un atentado para quitarle la vida.
Minutos después comunicó a la sede central del Partido del Trabajo su
retiro de la candidatura a diputado federal por el distrito de
Coatzacoalcos. Diez días antes, el 12 de enero, lo había presentado como
abanderado del PT el tormentoso ex diputado Gerardo Fernández Noroña.
“Mis hijos no tienen la culpa, 13 y 15 años y desde luego es por la
política, yo realmente no tengo dinero. No soy gente apetecible para los
criminales”, explica.
“En estas condiciones no se puede asistir a una candidatura. Temo por
mi vida, esposa e hijos, y además no sé a quién responsabilizar”,
señala.
No es monedita de oro. Sobre Armando Rotter se formulan juicios y
condenas, elogios y diatribas. Lo recuerdan por su obra pública como
alcalde y lo repudian por su proclividad a cambiar de partido y
postularse sin mayor desparpajo por la izquierda que por la derecha.
Polémico como es, no había sufrido un atentado en campaña, ni su familia se había encontrado cara a cara con un grupo criminal.
Enfrentó una persecución política cuando concluyó su mandato como
alcalde de Coatzacoalcos, en 2000, que lo hizo exiliarse en Canadá desde
donde promovió su defensa legal y logró derrumbar todos los cargos. Sus
enemigos, los caciques de Coatzacoalcos, Carlos Brito Gómez y Marcelo
Montiel, y el entonces titular del Órgano de Fiscalización Superior,
Rene Mariani Ochoa, no lo pudieron encarcelar ni sacarlo de la vida
política.
Lo de hoy va más allá. Si bien Armando Rotter puede no ganar la
contienda por la diputación federal en Coatzacoalcos, sus votos pueden
afectar la elección. Sirven para restarle a sus contrincantes y afectar
el proyecto del fidelismo, el panismo o el lopezobradorismo.
Tres de los candidatos que contienden por la diputación federal son
fidelistas: Rafael García Bringas, del PRI; Renato Tronco Gómez, de
Movimiento Ciudadano, y Gonzalo Guízar Valladares o Juan de Dios Sánchez
Abreu, del Partido Encuentro Social. Por el PAN, la contienda interna
se define entre Gloria Santos y Moisés Zarco. Por el PRD, Rodolfo de la
Guardia Cueto, padre del ex director de Interpol México, Rodolfo de la
Guardia García. Por Morena, Rocío Nahle García.
En años, es esta la contienda más cerrada. Repudiado por el priismo,
García Bringas es el candidato más débil que el PRI haya postulado,
amenazado el triunfo por su perfil bajo, y por contrincantes que han
tenido una prolongada exposición en los cargos públicos y los medios de
comunicación.
Amenazado, objeto de un atentado, Armando Rotter protagoniza un hecho
que no es para el olvido. Tiene los síntomas del escenario michoacano.
En aquel estado así comenzó la anarquía que hoy se vive. Los candidatos
eran amenazados por el crimen organizado y obligados a renunciar.
Quienes resistían fueron objeto de atentados en sus bienes, en sus
familias, en ellos mismos.
Michoacán pasó a ser arena electoral de los grupos de poder, ligados a
los grupos criminales. Pueblos enteros recibían llamadas telefónicas.
Repiqueteaban los teléfonos en los hogares. Se escuchaba una voz que
alertaba. Si perdía el candidato de los narcos, el pueblo entero sería
arrasado, las mujeres violadas, los niños reclutados para servir a la
delincuencias, las casas quemadas, los hombres asesinados.
Así se adueñaron de alcaldías y diputaciones, territorios, cuerpos
policíacos, obra pública y todo aquello que sirviera para sostener el
narcoestado.
Así comenzó Michoacán. A los candidatos que no servían a los
intereses de la narcopolítica, los amenazaban, atentaban contra ellos y
sus familias, los secuestraban, los tableaban, los torturaban. A los
electores los obligaban a votar masivamente por el candidato de los
criminales ligados al poder.
Hoy, en ese umbral de la violencia política está Veracruz.
Queda una pregunta: ¿quién es el candidato del crimen organizado para la diputación federal por Coatzacoalcos?
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