* Desde ayer los visitantes del
FINI 2014 tienen la oportunidad de conocer su trayectoria y apreciar su obra, a
través de la exposición retrospectiva “Lo maravilloso en lo cotidiano”, que
consta de 50 imágenes donde queda plasmada gran parte de su trayectoria foto
periodística
Pachuca de Soto, Hgo., a 3 de
mayo de 2014
Su mejor lugar es estar con su
mirada crítica detrás de la lente de una cámara, siempre a la búsqueda del
mejor ángulo para plasmar en una imagen, una historia. Invariablemente va a
traer consigo una cámara. Incluso el día que recibe un reconocimiento por parte
de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y su Patronato, a través del
Festival Internacional de la Imagen.
Elsa Medina expresa: “En las
escuelas debería haber una enseñanza para ver más allá de su entorno, aprender
a entender la realidad desde una perspectiva crítica. Eso combinado con la
posibilidad de tomar fotos en cualquier momento, tiene un potencial impresionante”.
Eso aprendió en el taller de
Nacho López porque, advierte, no pensaba llegar a ser fotógrafa a pesar de que
siempre tomaba fotos con la cámara de su papá. “No me veía como fotógrafa. No
pensaba que esto era lo que quería hacer en la vida”.
El Festival Internacional de la
Imagen FINI 2014 tiene entre sus objetivos apoyar y estimular la producción
artística de nuestro país. Por ello, la Universidad Autónoma del Estado de
Hidalgo y su Patronato otorgaron, en esta cuarta edición, un reconocimiento a
la destacada fotógrafa.
Desde ayer los visitantes del
FINI 2014 tienen la oportunidad de conocer su trayectoria y apreciar su obra, a
través de la exposición retrospectiva “Lo maravilloso en lo cotidiano”, que
consta de 50 imágenes donde queda plasmada gran parte de su trayectoria foto
periodística.
Elsa Medina platica que era la
pintura lo que le llamaba la atención. “Buscaba maneras de expresarme pero no
sabía yo bien qué hacer”. Y su entrada seria al mundo de la fotografía fue
cuando estudió diseño industrial donde tomó un curso de foto muy sencillo.
Así, en la carrera de artes
industriales comenzó a tomar fotografía muy técnica hasta que un día, en una
exposición colectiva en el Museo de Arte Contemporáneo, vio el trabajo de Nacho
López, le llamó la atención una fotografía en especial, debido a que no
entendía el por qué formaba parte de la muestra.
“Veía una foto de Nacho y no la
entendía, preguntaba ¿por qué está aquí?; ahora entiendo, era un bloque de
hielo con botellas de sabores a los costados, era como una metáfora de la
muerte. Ahora la veo así, pero en ese momento no entendía”, comenta.
Tras aquella experiencia y la
enseñanza para aprender a entender la realidad desde una perspectiva crítica,
Elsa Medina buscó siempre un enfoque social, el cual podemos ver en coberturas
que mostraron una realidad que había que retratar.
“Lo que trato de transmitir es
que lo que vamos viendo es parte de lo que somos… también tiene que ver con el
grado de conciencia que tenemos hacia algún fenómeno”, le dijo a José Antonio
Rodríguez, quien realizó la presentación de Elsa en su homenaje.
“Todos concebimos el mundo y le
damos un valor a las cosas porque necesitamos un asidero para vivir. Son las
creencias que traemos arrastrando. Unas son ancestrales, otras tienen que ver
con el momento histórico, con la educación, con la clase social, todo lo que
hace crear tu imaginario personal o tus creencias personales”.
De tal forma que, afirma la
fotoperiodista homenajeada, “tu punto de vista está determinado por tu
background. Lo que yo les enseño, lo que trato de transmitirles —a sus
alumnos—, es saber que somos unos seres condicionados por un momento histórico,
que estamos llenos de prejuicios, que tenemos ideas atávicas. La fotografía es
una herramienta de conocimiento. Sí tú estás consciente que perteneces a un
mundo, entonces tienes capacidad de cuestionarte todo”.
A Elsa Medina, que está siempre
detrás de sus cámaras, en cambio, la entrevista, el aplauso, las fotos, aunque
sean con su familia, su hijo y si nieto, la agobian. “No es lo mío”, revela,
minutos después de la apertura de su exposición.
“Uno no espera ser reconocida, no
haces tu trabajo para ser reconocido; es un honor, estoy muy contenta”, apunta
antes de escurrirse a buscar cobijo a un lado de su tía y demás familiares.
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