•En
33 meses ni ORFIS ni el Congreso han seguido la pista a las cuatro
residencias de la alcaldesa de Xalapa, ni tampoco a denuncia de los
constructores de favorecer con obra pública a familiares de Shariffe
Osman, ni menos a la plaza gastronómica con antros y bares teniendo como
mujer de paja a su Barbie consentida, Flor de María
Luis Velázquez/Parte III
Veracruz, 18 de septiembre de 2013 .-A
tres meses y 12 días de concluir el periodo constitucional, la
alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales García, dejará el poder en medio
de la impunidad.
Por un lado, sin rendir cuentas, por ejemplo, del manejo anual de 150 millones de pesos que ingresan a la Comisión Municipal de Agua y Saneamiento, donde despacha como jefe máximo su cuñado, Isael Rodríguez Camejo. Y, por el otro, el señalamiento público de su colección de bienes acumulados en los últimos 33 meses en el poder, entre ellos, los siguientes. Una mansión en el poblado de Tres Palos, a un costado de la Laguna de Miradores, en el municipio de Emiliano Zapata, la que según los vecinos cuenta con alberca, jacuzzi, asoleadores y áreas de vapor y masaje. Dicha mansión fue construida sobre un predio que habría comprado con sus ahorros de diputada federal, pero de que la noche a la mañana creció de 400 a 5 mil metros cuadrados, ya como presidenta municipal: *Una residencia en la avenida Europa número 21, en el fraccionamiento Monte Magno. *Un departamento en Boca del Río para descansar los fines de semana, además de otro depa en una exclusiva zona de la capital del país. *Una residencia más en la congregación de El Castillo, sobre una superficie de dos hectáreas. *Sus escoltas le atribuyen la propiedad de un antro llamado Amígdala (por aquello de “La garganta profunda”) en el centro gastronómico San José, donde, por cierto, su administración invirtió considerables recursos en su remodelación. Pero, además, “en la plenitud del pinche poder” abrió las puertas del palacio municipal a un número indeterminado de barbies y reinis, edecanes y modelos (Michelle Servín González, Sharriffe Osman, Shakira Yep, Gabriela Morales Alarcón, Jenisse Marín Falfan, Corintia Cruz, Zazil, Reyes, etcétera), a quienes ha pagado sueldos de más de 60 mil pesos mensuales… como elementos decorativos a su lado. Más aún, en la cúspide del poder absoluto, lo que llena de suspicacia y perspicacia, impuso a una de sus barbies, Érika Ayala, primero como secretaria General del CDE del PRI, y luego como encargada, con miras a quedarse ahí un ratito más. LOS NEGOCIOS CON SUS BARBIES… De igual manera, a su Barbie Michelle Servín como directora del DIF y ahora como síndica electa en la planilla del alcalde Américo Zúñiga Martínez, aun cuando, además, las versiones son de que a nombre del ayuntamiento habría aportado 50 millones de pesos para la campaña del candidato priista a la presidencia municipal. Así, presionó para imponer a Michelle como candidata a síndica, tumbando del caballo a la mitad del río al ex diputado local y exdirector del DIF, el fidelista Carlos Aceves, quien ya estaba, incluso, registrado en la planilla edilicia. En tanto, su otra Barbie, Corintia Cruz, quedó como diputada local suplente del exalcalde David Velasco Chedraui. A mitad del trienio, la Asociación de Industriales de Veracruz, AIEVAC, a través del presidente, Rafael Núñez Landa, denunció que la alcaldesa otorgaba la obra pública a una empresa constructora propiedad del hermano de Shariffe Osman, en tanto marginaba a todos ellos, con más experiencia y capacidad técnica y logística. La denuncia fue expuesta en rueda de prensa cuando trascendió, incluso, que el padre de Shariffe, Hassan Osman, propietario del hotel Baalbek, en Xalapa, y de la constructora El Hebariye, S.A. de C.V., había sido beneficiado con la obra del dragado de Arroyo Moreno, en Veracruz, Boca del Río y Medellín, además de que figuraba en la lista de proveedores del gobierno estatal. Fue aquel tiempo, 2011, cuando Shariffe integró la fundación “Cuenta conmigo”, financiada según la fama pública por la alcaldesa, con el único objetivo de trabajar la candidatura priista a la alcaldía de Emiliano Zapata, que obtuviera, con el fracaso electoral en las urnas. Tiempo aquel cuando, además, Shariffe lanzó la revista Elite como directora, impresa a color y en papel couché, para entrar en la alta sociedad xalapeña, y de la que la fama pública consignó era financiada desde la tesorería municipal. Tiempos aquellos cuando Elizabeth Morales también se doblegó ante Shariffe para nombrar a su cuñada, Dary Isabel López Andrade como coordinadora de turismo del Ayuntamiento, y a su amiga, Flor de María Ruiz Haddad, en la dirección jurídica, y de donde ha brincado al cargo de asesora número uno de la presidenta municipal, la preferida y favorita en los días que se viven. Tiempo aquel cuando, además, en la vida pública trascendió que Florecita de María, militante del PAN, era cabeza de un proyecto de la alcaldesa para remodelar una plaza gastronómica, con antros y cantinas, en un predio en la avenida Arco Sur, frente al COBAEV 35, y que ha sido ligada con malas amistades y el sórdido mundo que representan. En los últimos 33 meses de gobierno, nunca el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, ni la Secretaría de Fiscalización del Congreso ni tampoco la Comisión de Vigilancia de la Legislatura lo han advertido ni menos, mucho menos, registrado manejos indebidos, bajo sospecha, del gasto público. Así, los diputados locales han declarado a la presidenta municipal un ángel de la pureza… |
miércoles, 18 de septiembre de 2013
La intocable Elizabeth Morales
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