La pobreza extrema.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- Ni los programas asistencialistas ni la
estabilidad macroeconómica presumida por el gobierno panista de Felipe
Calderón pudieron reducir de manera significativa los índices de pobreza
en el país; al contrario, ésta creció en medio millón, al sumar 53.3
millones de mexicanos sumidos en la precariedad.
Al dar a conocer los resultados de la Medición de Pobreza 2012, el
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social
(Coneval) reveló que de 2010 a 2012 las personas que viven en pobreza
pasaron de 52.8 millones a 53.3 millones.
Sin embargo, de acuerdo al organismo “en porcentaje, esto representa
una variación de 46.1% en 2010 a 45.5% en 2012, tomando en cuenta que se
estima que la población total del país pasó de 114.5 a 117.3 millones
de personas entre 2010 y 2012”.
Lo cierto, es que la población en pobreza, que es la que tiene al
menos una carencia social y percibe un ingreso inferior a la línea de
bienestar, cuyo valor equivale al costo de las canastas alimentaria y no
alimentaria juntas, abarca casi a la mitad de los mexicanos.
De hecho, el secretario ejecutivo del Coneval, Gonzalo Hernández
Licona, advirtió que “a México le falta mucho por hacer en crecimiento
económico, en reducir la informalidad y aumentar la productividad; ya
que la pobreza va más allá que la política social y no nos ha ido bien
en el tema económico”.
En otras palabras, el crecimiento económico (que este año será menor
al 3%, de acuerdo con especialistas económicos y según la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe) no alcanza para satisfacer
las carencias de los mexicanos, de los que 60% labora en el sector
informal.
No alcanza la cobija para todos, y la erradicación de la pobreza
extrema va demasiado lento: En el periodo 2010-2012 el número de
personas en pobreza extrema se redujo de 13.0 a 11.5 millones.
Es decir, las personas que tienen tres o más carencias sociales y
perciben un ingreso inferior a la línea de bienestar mínimo, o que
tienen un ingreso total que es menor al costo de la canasta alimentaria
básica pasó de 11.3% a 9.8% en dos años.
Lo anterior se ha podido lograr a través de programas sociales destinados, desde luego, a la gente de menos recursos.
Lo que la administración de Felipe Calderón y lo que va del gobierno
de Enrique Peña Nieto no han podido frenar es la informalidad, lo que
deja sin seguridad a 61.2% de la población, convirtiéndose ésta en la
mayor carencia que tienen los mexicanos.
Según el Coneval, entre 2010 y 2012, la carencia por acceso a la
seguridad social pasó de 69.6 millones de personas a 71.8 millones.
Por otra parte, los salarios de la mayor parte de los mexicanos son
bajos, lo cual los hace más vulnerables, ya que no alcanzan ni para
conseguir los alimentos básicos.
De acuerdo con el organismo, la población que percibe ingresos
inferiores a la línea de bienestar pasó de 59.6 millones de personas a
60.6 millones en ese periodo.
Aun peor, los mexicanos con ingresos inferiores al costo de la
canasta alimentaria pasó de 22.2 millones de personas (19.4%) a 23.5
millones (20.0%) entre 2010 y 2012.
En contraste, en dos años, apenas disminuyeron las personas con
carencias como rezago educativo (23.7 a 22.6 millones); las carencias de
servicios de salud (de 33.5 a 25.3 millones); la falta de calidad de
espacios y de vivienda (17.4 a 15.9 millones); las carencias de
servicios básicos de vivienda (de 26.3 a 24.9 millones), mientras que se
redujo la cantidad de mexicanos con carencias de alimentos (de 28.4 a
27.4 millones).
Las entidades federativas donde la pobreza extrema se incrementó
fueron los siguientes: Coahuila, Colima, Distrito Federal, Jalisco,
Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Puebla, Quintana Roo y Tabasco.
El secretario ejecutivo del Coneval aseguró que las mayores
coberturas básicas, como las transferencias gubernamentales y monetarias
“ayudaron a paliar el problema de la pobreza”, sin embargo, dijo que es
necesario incrementar los salarios.
Por lo pronto, lejos de que México sea un país “clasemediero”, como
lo dibujaba el gobierno de Calderón, aún somos un país pobre. Con
estabilidad macroeconómica, pero que no baja a los bolsillos de los
mexicanos.
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