Hace cosa de una semana decía que la falta de tiempo, ante la necesidad de laborar, nos impedía anotar con detalle algunas incidencias cotidianas. Como lo referente a ese chamuco de papel maché que seles ocurrió confeccionar en la casa de la fundación AYUDARTE, que dirige Lázaro Mendoza Méndez, ubicada en la esquina que forman las calles Nicolás Bravo y La Peña; sus motivos tendrán los artesanos de tan hermoso quehacer para la creación de una obra de tan polémico significado.
Considero en realidad que nada maligno tiene que ver un monigote de unos tres metros de altura; diría el poeta Pedro Bonifacio Palacios “Almafuerte”: ... No basta ir a una cruz para ir a Cristo, ni basta la bondad para ir al cielo. No será entonces una imagen del malo lo que marca las creencias o tendencia religiosa. Cierto que han proliferado por muchos lugares sectas y religiones de fanáticos e idólatras, de la muerte o de satanás, que aunque viven cerca de nosotros en nada nos afecta, salvo sus fiestas que eventualmente realizan con cierto escándalo tolerable.
He visto a dos que tres vecinos de Cruz Verde persignarse cuando pasan frente a la imponente figura del diablote, idea original de Luis Guadarrama, maestro de artes plásticas y autor principal de tal expresión artística. Creo que no es para tanto, pues debo mencionar que en tal organismo no se practican misas negras ni cultos al demonio. Al menos no he visto nada de esas cosas, que con dificultad podían pasar desapercibidas, porque normalmente tales ritos se acompañan de incienso, copal. Con aguas, menjurjes o lociones a base de éter. Y, en tratándose de lucifer pues, se despidiera cierto aroma sulfhídrico, influencia y mala vibra. Se le darían ofrendas de carnes, y tal oficina asentada en terrenos de la Familia Alemán Rincón, sería un templo siempre cubierto de moscas.
Que si tal criatura infernal atemoriza a los niños, pudiera ser; empero esto deviene por la carencia del conocimiento de la biblia, por la deformación en las enseñanzas de la fe y los dogmas religiosos por olvidarse de los versículos y salmos, como ese que reza: Tú que vives al amparo del Altísimo, y resides a la sombra del Todopoderoso… No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela a pleno día, ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol. Aunque caigan mil a tu izquierda y diez mil a tu derecha, tú no serás alcanzado: Su brazo es escudo y coraza. Con sólo dirigir una mirada, verás el castigo de los malos, porque hiciste del Señor tu refugio… pisotearás cachorros de león y serpientes.
La devoción y la adoración perversa, maléfico y maligna es más que una fotografía o una estatuilla. No todo lo que se representa en imágenes o iconografías tiene caracteres de fetichismo o superstición.
Debo significar que en el mencionado sitio, de la fundación AYUDARTE, lo que se elaboró no es más que una expresión de lo que se conoce como manualidades. Así se llama a esos trabajos generados con las manos, con o sin ayuda de herramientas, con los cuales se busca una realización personal, una creatividad casera, o en la mayoría de los casos una forma de desconectar del trabajo o bien como entretenimiento para combatir el tedio.
Son una forma de ganar dinero, aprender un oficio. Muchas personas que tienen alguna discapacidad que no les permite trabajar en algún lugar específico deciden auto emplearse, esto es, haciendo manualidades, las realizan y deciden venderlas ya sea calle por calle o simplemente desde el lugar donde viven. Hay muchos casos en que la actividad se desempeña por las personas que están en la cárcel, o por amas de casa tan solo para aprender algo nuevo y poder ocupar el tiempo en algo útil.
En el caso de la Fundación AYUDARTE, comprendo que forma parte de un programa de reciclaje de todo lo que constituye basura para darle una expresión bella. Ahí se elaboran infinidad de cosas de papel, tela, cartón, plásticos, vidrio y plástico.
La imagen imponente del maligno que se erige en ese lugar, ha cambiado su aspecto: En un principio estaba Pintada de negro completamente, ahora sus cuernos puntiagudos, sus prominentes y afiladas uñas, su hercúleo torso, sus pesuñas, sus alas y su dragonesca cola, que termina en punta de flecha, están matizados en verde con estratos rojos, y franjas plateadas. “Para darle un aspecto alegórico”, me dicen. Una alegoría al mal humor, me indicaron, como para salirse por la tangente hacia las expresiones mefistofélicas del carnaval, que no es más que otra fiesta pagana del pueblo, aceptada promovida y disfrutada por casi todos, aunque nos llene de orines y de excremento las puestos de cerveza que invaden el centro de nuestra ciudad.
A mi realmente no me causa ningún miedo como el que siento por otros asuntos de la seguridad pública… si acaso me recuerda aquella revista catorcenal de línea política, humor y sátira social: El Chamuco y los Hijos del Averno, revista catorcenal, considerada alguna vez un verdadero peligro para México; también me recordó los pormenores de “El Paraíso Perdido”. Ese poema narrativo de John Milton, considerado un clásico de la literatura inglesa que comienza en el infierno, desde donde “El Enemigo” conspira con todos los chamucos habidos y por haber, Damon, Belial, Baal, Luzbel, Belcebú o Lucifer, que son conceptos distintos o relativos que nos sirven para identificar la maldad… mejor termino mi entrega con esa chispeante sentencia de Jesús Pérez Gaona:
“¡Pobrecito del Diablo, qué lástima le tengo, porque no he oído jamás una palabra de compasión o de cariño! ¡Los hombres son realmente aburridos, insoportables. Cuando se dirigen a Dios, lo hacen con fórmulas escritas para cada caso: Ayúdanos, Señor, danos el pan de cada día; ¡Ten misericordia de nosotros!… Para librarse del dolor recurren a Dios, como al dentista; pero para la disipación, buscan vergonzosamente al diablo y se anegan en todas las delicias del pecado, sin que Satanás oiga alguna vez un ¡gracias, diablo mío! por el contrario, aún tiene que escuchar cómo los hombres, después del goce prohibido dan gracias a Dios por el placer que obtuvieron. Yo no sé qué Fausto agradeciera al diablo su juventud, el amor y el dinero que recibió de sus manos. El diablo habita en círculos de sombra luchando contra el odio y la envidia, ajeno a toda caricia, a todo sentimiento de ternura. El diablo no conoció calor de madre; Jesús nació de una virgen toda pureza, toda amor. El diablo pudiera odiar el mal y amar el bien, pero no es dueño de su albedrío; él fue condenado a amar el odio y a odiar el amor, y jamás romperá su destino. Jesucristo murió una sola vez, con todos los dolores humanos; el diablo padecerá, por los siglos de los siglos, sus suplicios y los que Dante le inventó. ¡Pobrecito del diablo, qué lástima le tengo…!
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