Columna: CLAROSCUROS
Por José Luis Ortega Vidal
(1)
Si usted es encuestador y alguien le pide un estudio de opinión acerca de las preferencias religiosas de la población, el resultado que obtendrá no sólo estará marcado por el cuestionario que utilizará, sino por el perfil del público al que se lo aplicará.
Por ejemplo, si usted realiza el 50 % de su encuesta en la región del Bajío, entre los estados de Guanajuato, Jalisco y Michoacán, la inmensa mayoría de los encuestados se declararán católicos.
¿Cómo se puede anticipar ese dato?
Bueno, es un asunto histórico: en el Bajío se llevó a cabo la mayor parte de la Guerra Cristera entre 1926 y 1929; ese conflicto político-religioso suscitado por las posiciones radicales del gobierno y el clero de la época que mandaron, uno a cerrar los templos y a prohibir las misas y el otro a defender a la fe con pistolas, rifles y muertos.
Queda claro, así, que la zona de Jalisco, Guanajuato y Michoacán es tan apegada al catolicismo, que sus mártires lo demostraron con hechos tan extremistas como concretos: mataron y murieron por ello.
Y si al elemento de la zona donde se realice la encuesta, le añade un cuestionario amañado, que pregunte –por ejemplo-
- ¿Cuál religión le parece mejor?
a) Católica b) Protestante c) Comunista
El resultado es aún más previsible.
El sustantivo comunista no refiere a una religión; es más, ese concepto ha sido tan manipulado en la historia que hoy en día hay partes del mundo donde la palabra comunismo es sinónimo de infierno.
Por su parte, la palabra protestante tampoco se refiere a una religión en particular, sino a una referencia –muchas veces despectiva- a grupos cristianos ajenos al catolicismo.
Es decir usted, como encargado de un estudio de opinión, estará manipulando desde la aplicación misma de su encuesta, el posible resultado de ésta.
El otro 50 % de su encuesta lo podrá realizará en el resto del país, pero su trabajo ya está amañado y contará con resultados que muy probablemente le interesarán a la persona que lo contrató.
En este caso, en este caso a nadie le interesa la realidad de los resultados obtenidos, sino la utilidad de los mismos para una persona o un grupo en particular.
(2)
Lo que planteo aquí no es una realidad generalizada.
Estoy seguro, conozco a especialistas en estudios de opinión profesionales, éticos, confiables, que se alejan de prácticas como la que he señalado líneas atrás, de manera hipotética.
Sólo quiero hacer énfasis en que “la viña del Señor tiene de todo” y el rubro de las empresas encuestadoras no es la excepción.
(3)
En días pasados, el presidente Felipe Calderón desató un escándalo a nivel nacional al informarle al Consejo de Administración de BANAMEX sobre una encuesta que ubica a Enrique Peña Nieto con 41 puntos de preferencias electorales, frente a 37 puntos a favor de Josefina Vázquez Mota.
Cuatro puntos separan a la candidata del PAN del abanderado del PRI a un mes de que inicien las campañas, sostuvo el Presidente.
Luego, el miércoles 29 de febrero, el PAN entregó al IFE la encuesta aludida por Calderón.
Se trata de un estudio de opinión realizado por la empresa Mercadei, cuyos representantes entregaron a su vez, la documentación que avala su estudio.
Y si el dato de los cuatro puntos que –en teoría- separan a Vázquez Mota de Peña Nieto, dolió en el PRI, ayer hubo una segunda estocada en pectoral tricolor.
La empresa GEA/ISA dio a conocer este jueves primero de marzo el resultado de su encuesta trimestral sobre el proceso de elección del nuevo Presidente de México.
De acuerdo a esta encuestadora Enrique Peña Nieto cuenta con el 36 % de preferencias electorales contra 29 % de Josefina Vázquez Mota, 17 % de Andrés Manuel López Obrador y 1 % de Gabriel Quadri de la Torre.
Aquí, los 4 puntos subieron a 7, pero nuevamente son muy pocos comparados como los 16 puntos porcentuales que supuestamente separaban al priísta de la panista, apenas un mes antes.
(4)
El asunto de las encuestas se ha convertido en un arma política.
Hay encuestas serias y hay encuestas “patito” elaboradas al gusto del cliente.
Es muy difícil distinguir unas de otras.
La encuesta final será el primero de julio.
Por lo pronto, para efectos de percepción de parte de la opinión pública, en estas dos encuestas difundidas en pleno mes de veda electoral de parte del PAN y el gobierno federal, al candidato del PRI se le ubica a la baja como ha ocurrido durante los últimos cuatro meses.
Ahora, incluso, por debajo de los 41 puntos porcentuales que habían sido su límite.
En contraste, a la candidata del PAN se le expone a la alza, muy cerca del 30 % de preferencias electorales del que siempre estuvo alejada.
Al candidato de la izquierda se le coloca en su inamovible 17 %, del que no sube, pero tampoco baja.
¿Creíble?
Ante esa pregunta yo vuelvo al ejemplo inicial de este Claroscuros.
Prefiero esperar la campaña.
Checar paso a paso el desenvolvimiento de los candidatos.
Conocer, uno por uno, los resultados de todas las encuestadoras que tomarán parte del proceso e investigar la credibilidad de todas.
Faltan los recorridos de campañas, los debates, la presentación de propuestas de gobierno de uno y otro, el encuentro real de todos ellos con el país entero, en plazas y de viva voz.
Las encuestadoras y quienes las pagan, parecen muy interesadas en adelantar vísperas.
Y en política, nadie muere la víspera, excepto los guajolotes.
(5)
Por lo pronto, si me voy al Bajío y pregunto sobre la preferencia religiosa de la gente, ya sé que allí casi todos son católicos, tienen vocación de mártires y son bravos.
VARIA
· La noche del miércoles elementos de la Policía Federal detuvieron a Edgar Gómez Polanco,
dirigente de la CNOP en Agua Dulce. El motivo: conducía un automóvil con reporte de robo. El líder, al ser detenido dijo trabajar para el diputado por el distrito de Coatzacoalcos Rural: Marco Antonio Estrada Montiel. Presuroso, el legislador negó la relación con el líder cenopista y lo dejó a su suerte, o a su mala suerte, como se le quiera ver.
El asunto llama la atención porque Marco Antonio Estrada Montiel -además de ser un diputado gris, de nulo trabajo por el distrito rural de Coatzacoalcos- impulsa a su esposa como posible candidata a la suplencia de la Diputación Federal por Coatzacoalcos; vía su partido, el PRI.
Lo del carro robado no tiene nada que ver con las aspiraciones de la esposa del diputado, se dirá.
Y muy probablemente sea así. Lo cierto es que al color gris del señor Estrada, ahora se le ha de sumar el color de las malas compañías; o peor: el mal olor de las amistades negadas.
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