viernes, 24 de febrero de 2012

Cochinero azul

Columna: Informe Rojo
Por Mussio Cárdenas Arellano

Jugar a la democracia le costó al panismo veracruzano un mundo de desprestigio, candidatos cuestionados, acusaciones de fraude, compra de votantes y el despliegue de un abanico de prácticas y marrullerías priístas.

Su elección, este domingo 19, fue tácitamente un cochinero azul, rijosos los líderes de las corrientes, obsesivos con destrozar al rival.

Un ingrediente, sin embargo, expuso la podredumbre del proceso interno: el factor PRI, evidenciado con pactos pasados y presentes, acuerdos entre las sombras y arreglos de lodo de los precandidatos al Senado, Fernando Yunes Márquez y Alejandro Vazquez Cuevas.

Yunes Márquez, más contestatario que efectivo en el Congreso de Veracruz, desarrolló una estrategia en que describía, cual pitoniso griego, su futuro papel en el Senado y las iniciativas a las que daría prioridad, al tiempo que atizaba una estrategia para exhibir la vinculación de Vázquez Cuevas con el régimen de la fidelidad.

En campaña, el clan Yunes, incluido el patriarca, Miguel Angel Yunes Linares, acusó al Pipo Vázquez de haberse beneficiado con notarías públicas en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, lo que no dejaba de ser cierto. Los fans yunistas le imputaron, también, la clonación de boletas electorales para abultar la votación. Era el panista más fidelista de Veracruz.

Vázquez Cuevas respondió con la misma moneda. Los entregados al PRI eran los Yunes. Y no le faltaba razón.

Agrio crítico de Javier Duarte de Ochoa, a quien le atribuyó el hostigamiento que sufriera en la campaña por la gubernatura de Veracruz, en 2010, Yunes Linares lo acusó también de corrupto, de desviar recursos públicos, de enriquecerse inexplicablemente, de adquirir propiedades en el extranjero y mil lindezas más.

Un año después, bajó la guardia. Terminó aplaudiendo al gobernador y lanzando elogios públicos a sus decisiones.

Vázquez Cuevas les recordó que ahora los Yunes son duartistas; que Fernando Yunes pastoreó a medio centenar de alcaldes a una reunión con el gobernador Javier Duarte para mendigar obras, y que los recursos del programa Oportunidades, del gobierno federal, en manos del delegado estatal, Miguel Angel Yunes Márquez, el otro junior, eran usados para comprar panistas en la elección de candidatos a senadores.

Negó haber clonado boletas electorales y le imputó la autoría del correo electrónico en el que se le incriminaba, a Fernando Yunes, pues, dijo, fue el único candidato que solicitó previamente una boleta al órgano electoral panista.

Julen Rementería del Puerto, ex alcalde de Veracruz y director de centros SCT, también participó en el lodazal.

Desplegó su imagen al precio que fuera en espectaculares e internet, lo que le valió una andanada de descalificaciones.

Cuanto se dijeron en campaña, fue nada comparado con lo que ocurrió en la elección. Ese día, en diversos puntos del estado de Veracruz, se vivió una jornada al estilo PRI, pero sin el PRI: acarreo, relleno de urnas, compra de votos con dinero público, y la sospecha entre el panismo de que el gobierno de Javier Duarte metió las manos para favorecer a Fernando Yunes.

Tantoyuca, feudo del clan Yunes, hizo revivir la magia del ex diputado panista Francisco Herrera, quien en una votación en la Legislatura, el 22 de abril de 2005, hizo aparecer boletas de la nada para avalar el nombramiento del procurador Emeterio López Márquez.

Fue, pues, circo aparte. Aportó más de 10 mil votos de dudosa calidad para el junior Microyunes. En una jornada de seis horas, o sea, durante 21 mil 600 segundos, se habrían necesitado dos segundos para que cada panista hubiera emitido su sufragio, algo sin precedente en la historia los procesos electorales. De ahí que se espera la impugnación de las casillas de Tantoyuca, la sede del fraude.

Neoavecindado en el PAN, Fernando Yunes arrasó y será primera fórmula para contender por el Senado por Veracruz. Julen Rementería logró la segunda posición. Pipo Vázquez, en tercer lugar, es el gran derrotado y, más que eso, el gran humillado. Mauricio Duck ni pintó.

Pagan caro los panistas su candidez. Abrieron la puerta a tránsfugas del PRI, y los Yunes los insertaron en un escenario de fraude electoral, provocaron el divisionismo de sus bases, fracturaron las estructuras de dirección y se apropiaron de una senaduría, seis años en manos de priístas disfrazados.

Burla a domicilio.

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