Déjame
que te cuente…
Por
Sergio M. Trejo González.
Se
me había olvidado contarles que hace unos meses estuve por Xochimilco, uno de
los destinos turísticos del pais que más encanta por su singular belleza y
folklor, obvio hablamos del único sitio que se caracteriza por la existencia de
unos nueve embarcaderos donde los veneros irrigan todo. sus canales ,
chinampas, la
s trajineras y la alegría de su gente trabajadora, que ofrece a
los visitantes siempre un trato amable, a pesar de que se me ocurrió llegar en
día lunes, día prácticamente del descanso para todas las actividades
comerciales y de servicio, pues los chilangos acostumbran visitar ese sitio en
mayor número los días domingos.
Sabemos
que Xochimilco proviene del náhuatl y
significa “en el Lugar de la Sementera florida”; a lo largo del tiempo se
caracterizado por una intensa lucha de conservación de sus riquezas naturales cada
día en mayor contaminación por el crecimiento urbano y las necesidades
laborales que han saturado los canales con esas embarcaciones flotantes,
coloridas y vistosas que lo hace un lugar para descubrir y disfrutar; además,
sus monumentos históricos, asentados en tal extensión territorial de 125.2 kilómetros
cuadrados, localizada al sureste de la
capital mexicana y colinda con las delegaciones Tlalpan, Coyoacán, Tláhuac y
Milpa Alta.
En
Xochimilco se puede recorrer los canales en una de sus famosas barcas adornadas
y bautizadas con diferentes nombres de mujeres, nunca localice algún nombre
masculino, para que a bordo se pueda
contratar diversos servicios como los populares grupos musicales de mariachi,
norteños, trío, marimba, etc.
Podrás
llevar tu propia comida y disfrutarla a bordo en compañía de tus amigos o si es
el caso también pondrás disfrutar todo tipo de antojitos mexicanos que se
venden durante los recorridos; también podrás comprar fotografías, artesanías y
flores.
Dentro
de las principales atracciones que ofrece Xochimilco es el centro del mismo, se
encuentra la parroquia de San Bernardino de Siena un enorme templo conserva en
su interior retablos e imágenes de muy distintas épocas de Xochimilco
construida por los franciscanos entre 1535 y 1590.
Y
obvio no nos podemos olvidar del museo Dolores Olmedo sé que se encuentra en el
casco de la antigua hacienda de la Noria, que data del siglo XVII. Exhibe la
colección de Dolores Olmedo que, además de piezas prehispánicas, muebles
virreinales y arte popular, incluye docenas de pinturas de Diego Rivera y Frida
Kahlo. Éste se encuentra abierto con un horario de martes a domingo, razón por
la que tuve que pernoctar en el lugar, pues el lunes ni los museos de
Xochimilco están abiertos al público.
Debo además significar que por cuestiones
singulares no todo está muy acorde a un lugar declarado, por sus costumbres,
tradiciones, mitos y leyendas, "patrimonio mundial intangible
excepcional", por parte de la red internacional en la materia de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco). Camiones llenos de cascajo que se meten por el Periférico Sur y la
Calzada de Tlalpan, desde la zona de hospitales
y por Avenida Muyuguarda, a un lado de Barrio 18. Se observan letreros
de zona protegida, zona federal: “Prohibido construir”, sin embargo, es un área
con casas de diversos tipos, los canales que sobreviven con grave peligro de
extinción tienen agua verdosa y un cielo lleno de cables. Un desastre que
también se refleja en la oferta hotelera donde los albergues para la clase
media no existen; solo un par de hoteles
caros y de pocas estrellas y la mayoría vienen resultando casas de huéspedes de
paso, grandototas, de varios pisos, con
cuotas de “pago por evento”.
Empero la cercanía con el centro de la ciudad de
México y las innumerables líneas de transporte económico pueden ser solución práctica
para quienes no se arriesgan a la confusión, la aventura y la contingencia, aunque hay plumajes que
cruzan el pantano y los canales de Xochimilco, y no se mojan ni se manchan…. “Bajo
su toldo, visité el lugar, oyendo sólo ecos de sabiduría extinta, de vida resignada.
Cuerpos callados tendían una flor o un
fruto, al paso de sus barcas, y era claro que conocían el secreto, pero no lo
dirían.
Un cielo velado enturbió las
aguas, los ahuehuetes enfermaron, los músicos parecían haber envejecido. Bajo las ramas
fúnebres, miré las barcas con flores aventurarse a rendir tributo periódico a su recuerdo ahogado del lugar”.
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