CLAROSCUROS
José Luis Ortega Vidal
(1)
¿Debe desaparecer la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas?
Antes de
responder a esta pregunta vale la pena hacerse otras:
¿De qué o
de quiénes defiende –en teoría- la CEAPP a los periodistas?
¿Por qué
los periodistas deben ser atendidos y defendidos?
Otra vez,
antes de responder a estas dudas, surgen nuevas:
¿Con la
creación de la CEAPP los periodistas han quedado a salvo?
¿Es el
Estado el único ente responsable y capaz de hacerse cargo de la protección a
los periodistas?
¿Cuál es
el papel que en ese sentido deben jugar y juegan las empresas para las que
trabajan los periodistas?
¿Cuál es
el papel de la sociedad frente, ante, en el marco de, como usufructuarios de,
en su calidad de protagonistas de: el ejercicio periodístico?
Y
finalmente:
¿A qué
deben responder los periodistas colocados frente a sí mismos? ¿Cómo podemos y
debemos definir el papel de los periodistas en relación a la atención, cuidado,
defensa de sí mismos?
¿Qué es
mejor: luchar o educar?
(2)
Pienso
que la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas no
debe desaparecer.
Eso sí,
urge transformarla.
Visualizó
a la CEAPP como un edificio en construcción y estoy seguro de que los
responsables de su acabado somos todos: el Estado, el andamiaje burocrático que
la opera desde su inicio, el Congreso que solventa su estructura jurídica con
deficiencias evidentes, así como sus beneficiarios directos: los periodistas.
Aprecio
en torno al tema periodístico veracruzano y su problemática profunda y diversa
más discursos destructivos que constructivos y eso me preocupa.
Para ser
más concreto, refiero los siguientes elementos:
a) La CEAPP debe actuar de oficio, no estar sujeta a
que los periodistas afectados deban requerir su apoyo o auxilio para
intervenir; como ocurre en la actualidad.
b) La CEAPP debe manejar una administración más
transparente, pulcra, tan clara como una botella de agua; situación a la que
está obligado el Estado en general, pero en el caso de la CEAPP es un tema
definitorio dada la naturaleza del oficio al que se debe: el de la
comunicación.
c) La CEAPP, desde el punto de vista financiero, debe
operar con dos visiones y -a su vez- con dos
condiciones: 1.- Debe tener financiamiento tanto del gobierno como de
las empresas privadas de la comunicación y 2.- Debe contar con un equipo
profesional que reciba un sueldo bajo la lógica de la justa medianía juarista,
al mismo tiempo de incluir a Comisionados que trabajen en términos honoríficos.
Desde luego,
hay mucho más elementos que permitirían construir mejor el edificio llamado
CEAPP; aquí sólo intento aportar un ladrillo que podría no ser útil pero parte
de una convicción: la CEAPP, a pesar de sus excesos y deficiencias, representa
un elemento necesario y en casos específicos suscitados en el Sur de la
entidad, su papel ha sido positivo y ha abonado a disminuir daños colaterales
en una historia que le dio la vuelta al mundo.
Por
tanto, es mejor modificar la CEAPP que desaparecerla.
(3)
De vuelta
a las preguntas iniciales, es imperativo que las empresas periodísticas
respeten la Ley y contribuyan a la seguridad social de los periodistas vía el
pago del IMSS, INFONAVIT y otros derechos que garantizan -así sea parcialmente-
el presente y el futuro de los trabajadores.
Urge
profesionalizar las condiciones del periodismo y de los periodistas.
Esto se
debe traducir en el ofrecimiento de sueldos profesionales que reclaman –por definición-
la presentación de un título universitario para que una persona pueda
contratarse como reportero (a); editor (a) fotógrafo (a), diseñador (a).
La
sociedad debe elevar su nivel educativo y exigir un periodismo objetivo,
respetuoso de los derechos humanos de quienes aparecen en las páginas impresas
o digitales y en medios audiovisuales en general.
Esto
surge de procesos de desarrollo cultural, pero también de procesos educativos
que requieren de la eficacia estatal al respecto y del compromiso de los entes
civiles como la familia y el individuo para su realización.
Por lo
que toca a los periodistas, éstos deben ejercer su actividad en un contexto de
respeto hacia ella pero también hacia ellos mismos: educarse, actualizarse,
impulsar la autocrítica, organizarse, son algunos de los elementos que
definirían el desarrollo del gremio a partir del propio gremio y de su
circunstancia.
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