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Peña y Solalinde durante la entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 2012. Foto: Miguel Dimayuga |
MÉXICO, D.F. (apro).- El director del albergue Hermanos en el
Camino, Alejandro Solalinde, advirtió que por la forma en que conduce
al país, el presidente Enrique Peña Nieto pone a México en riesgo de
convertirse en una empresa comercial, y a su diplomacia en una agencia
de ventas.
En una carta que entregó en la residencia oficial de Los Pinos, el
cura señala que mientras en el exterior el presidente de la República
anuncia que México es un país democrático y respetuoso de los derechos
humanos, con la clase política a modo y empresarios se festeja sus
“reformas” estructurales hechas al vapor y al ritmo de intereses
pactistas, pero sin la mínima intención de consultar al patrón que le
paga al Ejecutivo federal: el pueblo mexicano.
Lo que falta de entregar del país seguramente se consumará en las leyes secundarias de las “reformas”, apunta.
En la misiva dirigida a Peña Nieto, Solalinde señala que la
inseguridad ha resultado un buen negocio, pues por un lado el gobierno
no proporciona seguridad a la ciudadanía, pese a que hay 40 mil policías
federales que, más que proteger, “hay que protegerse de ellos”, y por
otro lado existen 600 mil policías de agencia privadas donde las
ganancias millonarias van para el mismo círculo político: los patrones,
que son juez y parte.
En ese sentido, subraya que a la autodefensa de los pobres, el
gobierno la considera fuera de la ley, y los pobres la consideran
defensa propia extrema.
De acuerdo con el texto, el gobierno no protege, ni deja a las
comunidades protegerse, ya que los líderes de grupos de autodefensa y
cualquier líder crítico resultan incómodos, y tarde o temprano se
encontrará la forma de eliminarlos.
Muchos de esos líderes, apunta, han sido asesinados en “accidentes”.
No hay voluntad para dialogar con ellos y tampoco hay valor para
matarlos de frente, sostiene el cura.
Y advierte que ante la situación que se vive en el país, Peña Nieto ya no puede esperar una Iglesia incondicional.
En la carta, Solalinde también hace referencia al tema migratorio y
pide al Ejecutivo federal cambiar sus métodos de aplicación de la ley en
esa materia, y que el gobierno se conduzca con humanidad.
Es indispensable, dice, que se trate a los hermanos latinoamericanos
en tránsito por México como personas, y en caso de que cometan una
infracción, como ocurre con quienes transitan sin documentos, sugiere
evitar que se les dé un trato de delincuentes o que sean enviados a
prisión.
De igual manera, considera urgente terminar con las Estaciones
Migratorias, donde a los ciudadanos de otros países, afirma, se les da
un tratamiento que resulta inaceptable, así como resolver las
incongruencias e inconsistencias del reglamento de la Ley Migratoria.
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