José Antonio Zorrilla Pérez. Foto: Especial. |
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Un
alto funcionario estadunidense fue contundente en su aseveración:
“(José Antonio) Zorrilla (Pérez) recibía dinero de la droga que luego
repartía entre gente de alto nivel”. Era la mitad de la década de los
ochenta y este semanario daba seguimiento puntual a las actividades de
ese personaje, titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en
tiempos de los asesinatos del periodista Manuel Buendía y del agente
estadunidense Enrique Camarena.
Las facilidades para que Zorrilla y
sus agentes se mantuvieran impunes, así como las omisiones de la
Secretaría de Gobernación (Segob) y la Procuraduría General de la
República (PGR) fueron abordadas por Proceso.
En 1985, con
base en información proporcionada al semanario por la administración
antidrogas de Estados Unidos (DEA), se apuntaban ya diferentes aspectos
sobre Zorrilla y la DFS, personaje e institución detrás de los cuales se
entrelazaban andanzas y vínculos con el hampa.
Para la DEA “la
estupidez de levantar, torturar y asesinar” a su agente, Enrique
Camarena, puso al descubierto las operaciones del narcotráfico en México
y la vinculación de altos funcionarios del gobierno mexicano.
Al
efecto, la Segob y la PGR tuvieron conocimiento de las operaciones
criminales en las que participaban agentes de la DFS bajo el mando de
José Antonio Zorrilla Pérez, uno de los personajes clave para descifrar
el tráfico de drogas en el país en los ochenta.
Fuera de la DFS,
los antecedentes de Zorrilla pudieron provocar una sacudida “al
sistema”, cuando el PRI lo hizo candidato a diputado federal; pero el
partido dio marcha atrás y lo sustituyó a media campaña.
–¿Sería el primer narcodiputado? –preguntó el reportero de Proceso Fernando Ortega Pizarro al entonces director de la DEA en México, Edward Heath.
–Sí.
Al principio quizá pensaron que no había problema y que así se le
protegía con el fuero de diputado, pero se dieron cuenta de que tarde o
temprano, unas dos o tres semanas antes de su nombramiento, es posible
que le dieran un golpe por su relación con el narcotráfico y entonces el
PRI quedaría muy mal. Todos se preguntarían quién lo nombró y por qué.
Entonces tal vez le dijeron a Zorrilla que el sistema estaba en peligro y
“mira, tú te vas y cuando pase el tiempo y todo se olvide, regresas”
–respondió.
Esta información fue publicada en los números 448 y 449 de Proceso,
del 2 y del 9 de junio de 1985, junto con otros datos que evidenciaron
las omisiones de la Segob, dependencia encabezada entonces por Manuel
Bartlett Díaz, ante quien Zorrilla respondía directamente.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1930, ya en circulación)
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