El Papa Juan Pablo II en el Vaticano. Foto: AP |
La
justicia de República Dominicana busca al polaco Josef Wesolowski,
nuncio apostólico en ese país y en Puerto Rico, a quien se acusa de
abusar sexualmente de menores de edad y de crear una red de pornografía
infantil de la cual se han encontrado 87 mil fotografías y decenas de
videos. Aunque el Vaticano ya lo destituyó, no ha podido parar el
escándalo, agigantado por la presunta cercanía de Wesolowski con Karol
Wojtyla. Fue éste quien lo ordenó sacerdote y lo nombró obispo. En los
hechos estas revelaciones sobre el nuncio empañan la canonización de
Juan Pablo II.
La
canonización del Papa Juan Pablo II, programada para abril de 2014,
empieza a ser muy cuestionada por la protección que éste le dio a su
compatriota polaco Josef Wesolowski, el nuncio apostólico en República
Dominicana y Puerto Rico destituido en agosto pasado por sus actos de
pederastia, en los que involucró a un amplio sector del clero caribeño.
Cuando
todavía era arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla ordenó sacerdote a
Wesolowski, el 21 de mayo de 1972. En el año 2000, ya como Papa, lo
consagró como obispo a fin de impulsar su carrera eclesiástica.
Al
llegar como nuncio al Caribe, en marzo de 2008, Wesolowski se alió con
el sacerdote Alberto Gil Wojciech –también polaco y radicado en
República Dominicana– para abusar sexualmente de menores de edad y crear
una red de pornografía infantil de la cual, hasta ahora, se han
encontrado 87 mil fotografías y decenas de videos. Todo este material
gráfico fue realizado por los religiosos polacos, quienes pagaban a los
niños por posar desnudos, modelar con ropas femeninas y realizar actos
sexuales frente a sus cámaras.
Además, el hoy exnuncio involucró
en sus prácticas a varios seminaristas, diáconos y sacerdotes de esa
zona isleña. Algunos ya fueron cesados y otros están en proceso de
investigación canónica, así como civil.
“Estamos ante un monstruo,
no ante un sacerdote”, declaró a la prensa el magistrado dominicano
Bolívar Sánchez, quien en ese país lleva la investigación del caso, pero
hasta el momento no ha logrado capturar a los polacos prófugos.
Este
es un caso sin precedente a escala mundial, pues nunca antes un
diplomático vaticano había protagonizado un escándalo sexual de tal
magnitud, que además pone en entredicho la canonización de un Papa.
(Fragmento del reportaje que se publica en Proceso 1930, ya en circulación)
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