Comprobado: los campesinos
son los más aguantadores
son los más aguantadores
+++ Volaron los sombreros…y las 14 mil tortas
+++ Se olvidaron del mezcal…pelearon por los refrescos
Por Angel Gabriel FERNANDEZ
ACAYUCAN.- Los campesinos estaban felices.
No importa que la banda que les trajeron haya sido medio “chafa” y que tocaran mal las rolas de “El Recodo”.
Muchos de ellos, curtidos por el sol, andaban felices dando vueltas por el gran salón con el teléfono celular en la cintura. No importaba que no hubiera señal por esos potreros donde los zopilotes vuelan: ellos traían su “celulitis”.
Para las aves de mal agüero que decían que si no llegaba el Gober aquello iba a estar como velorio y que la gente del campo está a punto de reventar porque los tienen olvidados, ahí les van estos datos:
No alcanzaron los 10 mil sombreros que regalaron. (Los negativos van a decir que no alcanzaron porque algunos pobres cámpiras se llevaban de a dos, otro para la mujer y uno para el chamaquito).
Se hicieron 14 mil tortas que volaron como los zopilotes que diariamente se ven arriba del frigorífico.
Lo más impresionante:
¡Decenas de campesinos alrededor de un camión de carga del que bajaban refrescos… hasta rodaron por el suelo peleando por ellos!
Otra vez para los que piensan de mala leche: no es que los campesinos estuvieran ávidos de un “chesco”; no, lo que sucede es que el padre sol estaba durísimo y se secaban las gargantas.
Los pelos en la sopa nunca faltan: algunos despistados (no les ha de llegar el “internec” al rancho, sacaron mantas en apoyo a Alejandro Montano, aquél que era edecán del gobernador Miguel Alemán. Tampoco se sabe a quién se le ocurrió poner vallas cerca del estrado. ¡Ucccchhh, no fueran los campesinos a impregnar con su olor a sudor a los catrines que llegaron de guayabera.
Porque, la “verdá”, en estos eventos donde debiera estar acá la raza del campo, esa que viene de allá del rancho grande, hay unos que llegan nomás a hacer panchos, como un regidor acayuqueño que andaba de pantalón de mezclilla, camisa a cuadros, sombrero, celular en mano…y en tenis.
Y es que el campo sí deja: hubiera “usté” visto las trocas perronas que llegaban. Uyyyyyy. Daba miedo: algunos pensaron que como estaba una banda iban a llegar puros “pesados” a pedir corridos de esos que se escuchan allá en El Pichilingüe” y en El Pichilingüto o de perdida en Badiraguato, Sinaloa. Pero no, eran las camionetas cerradas y con climas artificiales que traían los políticos, esos que siempre dicen que “somos de la cultura del esfuerzo” y que cuando llegan al restaurante del Kinakú piden frijoles refritos para “acordarse cuando eran pobres”.
Los que hicieron el osote (el primero de ellos, porque la verdad no la riegan: (¡y no la riegan porque no hacen nada!) fueron los regidores de oposición. La dizque perredista Martha Patraca y la dizque panista Pastora Benítez, llegaron despistadas a ese evento organizado por uno de los sectores fuertes del PRI, los campesinos; cuando se dieron cuenta que ahí no las pelaban, pusieron pies en polvorosa.
El campo sí aguanta.
Los campesinos van a seguir aguantando.
Ayer se vio. Aguantaron el sol. Estuvieron de las 10 de la mañana hasta como las 3 de la tarde… no se cansaron como en la milpa.
No fueron ni por la torta ni por los refrescos. Fueron por sus huevos… huevos con tomate.
No (por primera vez como reportero miento). Fueron a recordar a sus líderes campesinos.
Algunos acompañados hasta del más chiquito de los chilpayates.
Otros solos, por allá donde viven dejaron a la rancherita que les dice que les van a hacer sus calzones… esos que los comienza de los terminan en el suelo.
¡Que vengan otros 80 años de la Liga de Comunidades Agrarias… la gente del campo va a seguir esperando pacientemente…!.
(Se olvidaba: estuvo en el evento uno de los “dueños” del PRI: el veterano líder de la Vieja Guardia Agrarista, Isidro Pulido Reyes, quien dice: yo soy el PRI, por Pulido (P) Reyes (R) Isidro (I).
No importa que la banda que les trajeron haya sido medio “chafa” y que tocaran mal las rolas de “El Recodo”.
Muchos de ellos, curtidos por el sol, andaban felices dando vueltas por el gran salón con el teléfono celular en la cintura. No importaba que no hubiera señal por esos potreros donde los zopilotes vuelan: ellos traían su “celulitis”.
Para las aves de mal agüero que decían que si no llegaba el Gober aquello iba a estar como velorio y que la gente del campo está a punto de reventar porque los tienen olvidados, ahí les van estos datos:
No alcanzaron los 10 mil sombreros que regalaron. (Los negativos van a decir que no alcanzaron porque algunos pobres cámpiras se llevaban de a dos, otro para la mujer y uno para el chamaquito).
Se hicieron 14 mil tortas que volaron como los zopilotes que diariamente se ven arriba del frigorífico.
Lo más impresionante:
¡Decenas de campesinos alrededor de un camión de carga del que bajaban refrescos… hasta rodaron por el suelo peleando por ellos!
Otra vez para los que piensan de mala leche: no es que los campesinos estuvieran ávidos de un “chesco”; no, lo que sucede es que el padre sol estaba durísimo y se secaban las gargantas.
Los pelos en la sopa nunca faltan: algunos despistados (no les ha de llegar el “internec” al rancho, sacaron mantas en apoyo a Alejandro Montano, aquél que era edecán del gobernador Miguel Alemán. Tampoco se sabe a quién se le ocurrió poner vallas cerca del estrado. ¡Ucccchhh, no fueran los campesinos a impregnar con su olor a sudor a los catrines que llegaron de guayabera.
Porque, la “verdá”, en estos eventos donde debiera estar acá la raza del campo, esa que viene de allá del rancho grande, hay unos que llegan nomás a hacer panchos, como un regidor acayuqueño que andaba de pantalón de mezclilla, camisa a cuadros, sombrero, celular en mano…y en tenis.
Y es que el campo sí deja: hubiera “usté” visto las trocas perronas que llegaban. Uyyyyyy. Daba miedo: algunos pensaron que como estaba una banda iban a llegar puros “pesados” a pedir corridos de esos que se escuchan allá en El Pichilingüe” y en El Pichilingüto o de perdida en Badiraguato, Sinaloa. Pero no, eran las camionetas cerradas y con climas artificiales que traían los políticos, esos que siempre dicen que “somos de la cultura del esfuerzo” y que cuando llegan al restaurante del Kinakú piden frijoles refritos para “acordarse cuando eran pobres”.
Los que hicieron el osote (el primero de ellos, porque la verdad no la riegan: (¡y no la riegan porque no hacen nada!) fueron los regidores de oposición. La dizque perredista Martha Patraca y la dizque panista Pastora Benítez, llegaron despistadas a ese evento organizado por uno de los sectores fuertes del PRI, los campesinos; cuando se dieron cuenta que ahí no las pelaban, pusieron pies en polvorosa.
El campo sí aguanta.
Los campesinos van a seguir aguantando.
Ayer se vio. Aguantaron el sol. Estuvieron de las 10 de la mañana hasta como las 3 de la tarde… no se cansaron como en la milpa.
No fueron ni por la torta ni por los refrescos. Fueron por sus huevos… huevos con tomate.
No (por primera vez como reportero miento). Fueron a recordar a sus líderes campesinos.
Algunos acompañados hasta del más chiquito de los chilpayates.
Otros solos, por allá donde viven dejaron a la rancherita que les dice que les van a hacer sus calzones… esos que los comienza de los terminan en el suelo.
¡Que vengan otros 80 años de la Liga de Comunidades Agrarias… la gente del campo va a seguir esperando pacientemente…!.
(Se olvidaba: estuvo en el evento uno de los “dueños” del PRI: el veterano líder de la Vieja Guardia Agrarista, Isidro Pulido Reyes, quien dice: yo soy el PRI, por Pulido (P) Reyes (R) Isidro (I).
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