Por: Redacción / Sinembargo
Noviembre 22 de 2013/
Investigaciones especiales
Algunos sacerdotes católicos se quejan de que los
narcotraficantes tienen sometida a la población: cobran cuotas, disponen de las
mujeres y de las propiedades, ahuyentan a los feligreses, atentan contra la
vida en sociedad.
Otros, sin embargo, no tienen empacho en recibir el dinero
lleno de sangre de los criminales; allí está como ejemplo la iglesia construida
por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ese temible capo con un historial de horror.
Lo cierto es que los religiosos no la están pasando bien en México; el crimen
organizado, que lleva años poniendo de rodillas a los cidadadanos, ya los
alcanzó… Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).- Sacerdotes católicos
de Michoacán se pronunciaron en días pasados sobre la creciente violencia que
vive el estado, frustrados con el aparente control de los Caballeros Templarios
sobre las autoridades.
”Michoacán tiene todas las características de un Estado
fallido”, escribió el obispo de Apatzingán, Miguel Ángel Patiño Velázquez, de
74 años, en una misiva de octubre a los feligreses. La carta le dio la vuelta
al país por la crudeza. Narraba cómo las bandas de delincuentes se han
apropiado de la entidad.
Los Caballeros Templarios y otras bandas luchan por
Michoacán “como si fuera un botín de piratas”, mientras que “los funcionarios
municipales y la policía son o subyugados por o cómplices de los delincuentes”,
acusó Patiño.
“El rumor que se propaga es que el gobierno estatal también está
al servicio del crimen organizado, lo que provoca la desesperación y la
desilusión de la sociedad”. Patiño y otros obispos de Michoacán previamente se
habían quejado de la inseguridad y corrupción.
Firmaron una declaración pública
expresando esas preocupaciones en mayo tras la integración de las llamadas
guardias comunitarias, cuya misión es hacer frente a los templarios.
Pero, al
igual que aquellos líderes de más alto rango de la Iglesia mexicana, las
anteriores quejas de los clérigos michoacanos tuvieron cuidado en no hacer
señalamientos específicos que pudieran traer represalias. Ahora, liderados por
Patiño, los obispos se están enfrentando directamente a los mafiosos y
funcionarios corruptos.
Tras hacerse pública su misiva, surgieron versiones en
el sentido de que Patiño había recibido amenazas por parte de los templarios,
que o habían obligado a ocultarse; lo cual fue desmentido por el clérigo. Según
los registros de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana para la
Evangelización de los Pueblos, México es el “segundo país más peligroso para el
sacerdocio en América Latina”, superado sólo por Colombia.
“La tendencia de
asesinatos la encabeza Colombia con 40 % en tanto México representa 15 % y
Brasil se mantiene en 10 %”, detalla el documento.
Uno de los factores de
riesgo es que “el religioso realiza su ministerio sacerdotal en zonas de alto
índice de inseguridad y choque entre el Ejército y efectivos policiales
estatales contra grupos violentos del crimen organizado”.
Añade que “grupos
aislados aprovechan la efervescencia de la violencia y eligen como ‘blanco de
sus ataques’ a los religiosos; principalmente para sembrar miedo y zozobra en
la grey católica. Lanzan amenazas de extorsión a sacerdotes y religiosos.
Buscan apoderarse del control total de la comunidad y del templo”. Lo que es
una realidad en el país es que en la medida que se ha intensificado la lucha
contra el narcotráfico, también han crecido los riesgos y asesinatos de
sacerdotes en el país, según establecen un análisis de Insight Crime y el
estudio “Creciente agresión contra sacerdotes en México”, elaborado por Gustavo
Antonio Rangel y que se difunde en el portal del Centro Católico Multimedia.
El
estudio auspiciado por la congregación Sociedad de San Pablo, asegura que al
año al menos dos sacerdotes católicos en México pierden la vida a manos del
crimen organizado.
LA CIFRA SE TRIPLICA CON CALDERÓN
El 17 de noviembre de
2006, el entonces Presidente electo, Felipe Calderón, se reunión con obispos de
la CEM. Foto: Cuartoscuro.
En sus cifras comparativas, que abarcan de 1994 a 2010, establece que durante
el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tres sacerdotes fueron
asesinados; cuatro en el gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006); la cifra
se triplicó durante los primeros cuatro años de Felipe Calderón Hinojosa
(2006-2012).
Las entidades con mayor incidencia de crímenes contra sacerdotes
son el Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz,
Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla. Documenta que tan sólo
en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de intento de extorsión y cerca
de 162 párrocos fueron amenazados de muerte.
“En el caso de extorsión, la
cantidad alcanza en promedio 10 mil pesos; cuando se trata de secuestro puede
llegar hasta 2 millones”, detalla. “Nuestras familias se están llenando de
odio, de rencor, por lo que están viviendo”, dijo Javier Cortés, segundo al
mando de la diócesis de Apatzingán, a InSight Crime al explicar la decisión de
Patiño de adoptar una postura más audaz.
“El obispo no quiere que los niños
vean la muerte como algo normal”. En México, las encuestas de opinión sitúan a
la Iglesia Católica como una de las instituciones más confiables –según una
encuesta de Grupo Reforma, 59% de los mexicanos confiaban en esta institución-,
“si la jerarquía de la Iglesia sigue el ejemplo de Patiño en hacerle frente a
los mafiosos y el gobierno, podría tener un impacto positivo sobre la violencia
que sigue atormentando al país”, considera el análisis del think tank
estadounidense, especializado en temas de seguridad.
“Hay un total agotamiento
con todo esto”, dijo un analista de seguridad del gobierno en Morelia, quien
habló en condición de no utilizar su nombre o posición. “La iglesia es la única
voz que queda con alguna credibilidad”.
No obstante, según el análisis de
Insight Crime, la jerarquía católica está divida en dos bandos: En la parte que
reprueba la violencia y está por lo que pasa en el país y el que ha decidido
callar y aceptar las donaciones del narco.
“El Vaticano ha reprendido a la Iglesia
mexicana en los últimos años por la disposición de algunos clérigos a tomar
donaciones de los mafiosos y la reacción demasiado relajada de los sacerdotes
hacia los cultos cuasi católicos -como la Santa Muerte- o la devoción
generalizada de la que San Judas, patrón de las causas perdidas, disfruta entre
los delincuentes y las pandillas callejeras”, señala.
“Pese a que normalmente
no tienen como blanco a los clérigos, los grupos criminales organizados en
México nunca han mostrado mucha vacilación en castigar a sacerdotes, monjas y
laicos que los hagan enojar”, advierte y agrega que un párroco de la diócesis
de Patiño fue asesinado el año pasado por “un jefe de una banda local”.
Otro de
la ciudad de Zamora, en Michoacán, se encuentra desaparecido desde que fue
secuestrado a principios de este año en un área donde los Templarios han estado
luchando contra el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Otro sacerdote fue
secuestrado por hombres armados en el estado de Tamaulipas, en el territorio en
disputa de los Zetas y el Cartel del Golfo, hace dos semanas después de hacer
una misa en un pueblo marcado por la lucha.
Los principales líderes “decidieron
aprender de las experiencias de los obispos de Michoacán y Guerrero porque son
los estados donde la violencia ha empeorado”, dijo Javier Navarro, obispo de
Zamora, en una conferencia de prensa la semana pasada.
OPACIDAD EN LA IGLESIA
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el "Chapo"
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
Otra corriente del clero, acusa el
análisis, lejos de expresarse en contra de la violencia generada por los
cárteles, se maneja en una “opacidad” que se remonta a por lo menos 20 años.
“En 1993, hombres armados dispararon 14 balas contra el Cardenal Jesús Posadas
de Guadalajara cuando llegaba para tomar un vuelo en el aeropuerto
internacional de la ciudad.
Las autoridades dijeron que los asesinos habían
confundido a Posadas con el jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo”
Guzmán, quien no se parecía a él.
Muchos, incluyendo el reemplazo de Posadas
como Cardenal, dicen que fue el blanco de un complot de delincuentes,
funcionarios o ambos”.
Posteriormente se hizo público que la balacera se había
registrado entre integrantes de la banda del “Chapo” e integrantes del Cártel
de los Arellano Félix quienes presuntamente pretendían asesinar a Guzmán Loera.
El diario Excélsior publicó que tras el asesinato del prelado, los hermanos
Arellano Félix se habían entrevistado con altos jerarcas de la Iglesia Católica
para ofrecer argumentos en su defensa.
Otro caso es el del Centro de
Evangelización Juan Pablo II”, en Pachuca, Hidalgo, al que los habitantes de
esta capital lo bautizaron como “narcocapilla”, ya que ahí, cada 2 de febrero
se celebra una fiesta, se levanta un escenario y una banda toca corridos que
hablan del “jefe de jefes”.
Todo bajo la mirada de una enorme mansión en lo
lejos que, según los habitantes, pertenece a un gran capo, que sería el
fallecido Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca”, líder de los Zetas.
“Para
vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que benefactores
coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del más sucio y
sanguinario negocio, en la construcción de algunas capillas”, reza un editorial
publicado en el semanario católico Desde la Fe tras conocerse el caso de
Pachuca, donde incluso hay una placa que recuerda a “El Lazca”.
El Cardenal
Norberto Rivera admitió que dinero del narcotráfico ingresó a las arcas de la
Iglesia Católica y condenó que algunos sectores religiosos hayan sido
alcanzados por la corrupción de los carteles de la droga, al igual que en la
mayoría de otros poderes del país.
En el editorial del semanario dominical
Desde la Fe, el cardenal afirmó que no se puede tildar de “benefactores” a
quienes hacen aportaciones a la Iglesia si el dinero es mal habido.
Este contenido ha sido publicado originalmente por
SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección:
http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe
considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un
enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido.
SINEMBARGO.MX
LA CRUZ, LA PLATA Y EL
CUERNO DE CHIVO
Por: Redacción / Sinembargo - noviembre 22 de 2013 - 0:00
INVESTIGACIONES, Investigaciones especiales, México, TIEMPO REAL, Último
minuto - 4 comentarios
Algunos sacerdotes católicos se quejan de que los narcotraficantes
tienen sometida a la población: cobran cuotas, disponen de las mujeres y
de las propiedades, ahuyentan a los feligreses, atentan contra la vida
en sociedad. Otros, sin embargo, no tienen empacho en recibir el dinero
lleno de sangre de los criminales; allí está como ejemplo la iglesia
construida por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ese temible capo con un
historial de horror. Lo cierto es que los religiosos no la están pasando
bien en México; el crimen organizado, que lleva años poniendo de
rodillas a los cidadadanos, ya los alcanzó…
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).- Sacerdotes católicos de
Michoacán se pronunciaron en días pasados sobre la creciente violencia
que vive el estado, frustrados con el aparente control de los Caballeros
Templarios sobre las autoridades. ”Michoacán tiene todas las
características de un Estado fallido”, escribió el obispo de Apatzingán,
Miguel Ángel Patiño Velázquez, de 74 años, en una misiva de octubre a
los feligreses.
La carta le dio la vuelta al país por la crudeza. Narraba cómo las
bandas de delincuentes se han apropiado de la entidad.
Los Caballeros Templarios y otras bandas luchan por Michoacán “como si
fuera un botín de piratas”, mientras que “los funcionarios municipales y
la policía son o subyugados por o cómplices de los delincuentes”, acusó
Patiño. “El rumor que se propaga es que el gobierno estatal también
está al servicio del crimen organizado, lo que provoca la desesperación y
la desilusión de la sociedad”.
Patiño y otros obispos de Michoacán previamente se habían quejado de la
inseguridad y corrupción. Firmaron una declaración pública expresando
esas preocupaciones en mayo tras la integración de las llamadas guardias
comunitarias, cuya misión es hacer frente a los templarios.
Pero, al igual que aquellos líderes de más alto rango de la Iglesia
mexicana, las anteriores quejas de los clérigos michoacanos tuvieron
cuidado en no hacer señalamientos específicos que pudieran traer
represalias. Ahora, liderados por Patiño, los obispos se están
enfrentando directamente a los mafiosos y funcionarios corruptos.
Tras hacerse pública su misiva, surgieron versiones en el sentido de que
Patiño había recibido amenazas por parte de los templarios, que o
habían obligado a ocultarse; lo cual fue desmentido por el clérigo.
Según los registros de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana
para la Evangelización de los Pueblos, México es el “segundo país más
peligroso para el sacerdocio en América Latina”, superado sólo por
Colombia.
“La tendencia de asesinatos la encabeza Colombia con 40 % en tanto
México representa 15 % y Brasil se mantiene en 10 %”, detalla el
documento.
Uno de los factores de riesgo es que “el religioso realiza su ministerio
sacerdotal en zonas de alto índice de inseguridad y choque entre el
Ejército y efectivos policiales estatales contra grupos violentos del
crimen organizado”.
Añade que “grupos aislados aprovechan la efervescencia de la violencia y
eligen como ‘blanco de sus ataques’ a los religiosos; principalmente
para sembrar miedo y zozobra en la grey católica. Lanzan amenazas de
extorsión a sacerdotes y religiosos. Buscan apoderarse del control total
de la comunidad y del templo”.
Lo que es una realidad en el país es que en la medida que se ha
intensificado la lucha contra el narcotráfico, también han crecido los
riesgos y asesinatos de sacerdotes en el país, según establecen un
análisis de Insight Crime y el estudio “Creciente agresión contra
sacerdotes en México”, elaborado por Gustavo Antonio Rangel y que se
difunde en el portal del Centro Católico Multimedia.
El estudio auspiciado por la congregación Sociedad de San Pablo, asegura
que al año al menos dos sacerdotes católicos en México pierden la vida a
manos del crimen organizado.
LA CIFRA SE TRIPLICA CON CALDERÓN
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
En sus cifras comparativas, que abarcan de 1994 a 2010, establece que
durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tres
sacerdotes fueron asesinados; cuatro en el gobierno de Vicente Fox
Quesada (2000-2006); la cifra se triplicó durante los primeros cuatro
años de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
Las entidades con mayor incidencia de crímenes contra sacerdotes son el
Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz,
Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla.
Documenta que tan sólo en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de
intento de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de
muerte.
“En el caso de extorsión, la cantidad alcanza en promedio 10 mil pesos;
cuando se trata de secuestro puede llegar hasta 2 millones”, detalla.
“Nuestras familias se están llenando de odio, de rencor, por lo que
están viviendo”, dijo Javier Cortés, segundo al mando de la diócesis de
Apatzingán, a InSight Crime al explicar la decisión de Patiño de adoptar
una postura más audaz. “El obispo no quiere que los niños vean la
muerte como algo normal”.
En México, las encuestas de opinión sitúan a la Iglesia Católica como
una de las instituciones más confiables –según una encuesta de Grupo
Reforma, 59% de los mexicanos confiaban en esta institución-, “si la
jerarquía de la Iglesia sigue el ejemplo de Patiño en hacerle frente a
los mafiosos y el gobierno, podría tener un impacto positivo sobre la
violencia que sigue atormentando al país”, considera el análisis del
think tank estadounidense, especializado en temas de seguridad.
“Hay un total agotamiento con todo esto”, dijo un analista de seguridad
del gobierno en Morelia, quien habló en condición de no utilizar su
nombre o posición. “La iglesia es la única voz que queda con alguna
credibilidad”.
No obstante, según el análisis de Insight Crime, la jerarquía católica
está divida en dos bandos: En la parte que reprueba la violencia y está
por lo que pasa en el país y el que ha decidido callar y aceptar las
donaciones del narco.
“El Vaticano ha reprendido a la Iglesia mexicana en los últimos años por
la disposición de algunos clérigos a tomar donaciones de los mafiosos y
la reacción demasiado relajada de los sacerdotes hacia los cultos cuasi
católicos -como la Santa Muerte- o la devoción generalizada de la que
San Judas, patrón de las causas perdidas, disfruta entre los
delincuentes y las pandillas callejeras”, señala.
“Pese a que normalmente no tienen como blanco a los clérigos, los grupos
criminales organizados en México nunca han mostrado mucha vacilación en
castigar a sacerdotes, monjas y laicos que los hagan enojar”, advierte y
agrega que un párroco de la diócesis de Patiño fue asesinado el año
pasado por “un jefe de una banda local”. Otro de la ciudad de Zamora, en
Michoacán, se encuentra desaparecido desde que fue secuestrado a
principios de este año en un área donde los Templarios han estado
luchando contra el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Otro sacerdote fue secuestrado por hombres armados en el estado de
Tamaulipas, en el territorio en disputa de los Zetas y el Cartel del
Golfo, hace dos semanas después de hacer una misa en un pueblo marcado
por la lucha.
Los principales líderes “decidieron aprender de las experiencias de los
obispos de Michoacán y Guerrero porque son los estados donde la
violencia ha empeorado”, dijo Javier Navarro, obispo de Zamora, en una
conferencia de prensa la semana pasada.
OPACIDAD EN LA IGLESIA
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el "Chapo"
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el “Chapo”
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
Otra corriente del clero, acusa el análisis, lejos de expresarse en
contra de la violencia generada por los cárteles, se maneja en una
“opacidad” que se remonta a por lo menos 20 años. “En 1993, hombres
armados dispararon 14 balas contra el Cardenal Jesús Posadas de
Guadalajara cuando llegaba para tomar un vuelo en el aeropuerto
internacional de la ciudad. Las autoridades dijeron que los asesinos
habían confundido a Posadas con el jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín
“El Chapo” Guzmán, quien no se parecía a él. Muchos, incluyendo el
reemplazo de Posadas como Cardenal, dicen que fue el blanco de un
complot de delincuentes, funcionarios o ambos”.
Posteriormente se hizo público que la balacera se había registrado entre
integrantes de la banda del “Chapo” e integrantes del Cártel de los
Arellano Félix quienes presuntamente pretendían asesinar a Guzmán Loera.
El diario Excélsior publicó que tras el asesinato del prelado, los
hermanos Arellano Félix se habían entrevistado con altos jerarcas de la
Iglesia Católica para ofrecer argumentos en su defensa.
Otro caso es el del Centro de Evangelización Juan Pablo II”, en Pachuca,
Hidalgo, al que los habitantes de esta capital lo bautizaron como
“narcocapilla”, ya que ahí, cada 2 de febrero se celebra una fiesta, se
levanta un escenario y una banda toca corridos que hablan del “jefe de
jefes”.
Todo bajo la mirada de una enorme mansión en lo lejos que, según los
habitantes, pertenece a un gran capo, que sería el fallecido Heriberto
Lazcano Lazcano “El Lazca”, líder de los Zetas.
“Para vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que
benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del
más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas
capillas”, reza un editorial publicado en el semanario católico Desde la
Fe tras conocerse el caso de Pachuca, donde incluso hay una placa que
recuerda a “El Lazca”.
El Cardenal Norberto Rivera admitió que dinero del narcotráfico ingresó a
las arcas de la Iglesia Católica y condenó que algunos sectores
religiosos hayan sido alcanzados por la corrupción de los carteles de la
droga, al igual que en la mayoría de otros poderes del país.
En el editorial del semanario dominical Desde la Fe, el cardenal afirmó
que no se puede tildar de “benefactores” a quienes hacen aportaciones a
la Iglesia si el dinero es mal habido.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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LA CRUZ, LA PLATA Y EL
CUERNO DE CHIVO
Por: Redacción / Sinembargo - noviembre 22 de 2013 - 0:00
INVESTIGACIONES, Investigaciones especiales, México, TIEMPO REAL, Último
minuto - 4 comentarios
Algunos sacerdotes católicos se quejan de que los narcotraficantes
tienen sometida a la población: cobran cuotas, disponen de las mujeres y
de las propiedades, ahuyentan a los feligreses, atentan contra la vida
en sociedad. Otros, sin embargo, no tienen empacho en recibir el dinero
lleno de sangre de los criminales; allí está como ejemplo la iglesia
construida por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ese temible capo con un
historial de horror. Lo cierto es que los religiosos no la están pasando
bien en México; el crimen organizado, que lleva años poniendo de
rodillas a los cidadadanos, ya los alcanzó…
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).- Sacerdotes católicos de
Michoacán se pronunciaron en días pasados sobre la creciente violencia
que vive el estado, frustrados con el aparente control de los Caballeros
Templarios sobre las autoridades. ”Michoacán tiene todas las
características de un Estado fallido”, escribió el obispo de Apatzingán,
Miguel Ángel Patiño Velázquez, de 74 años, en una misiva de octubre a
los feligreses.
La carta le dio la vuelta al país por la crudeza. Narraba cómo las
bandas de delincuentes se han apropiado de la entidad.
Los Caballeros Templarios y otras bandas luchan por Michoacán “como si
fuera un botín de piratas”, mientras que “los funcionarios municipales y
la policía son o subyugados por o cómplices de los delincuentes”, acusó
Patiño. “El rumor que se propaga es que el gobierno estatal también
está al servicio del crimen organizado, lo que provoca la desesperación y
la desilusión de la sociedad”.
Patiño y otros obispos de Michoacán previamente se habían quejado de la
inseguridad y corrupción. Firmaron una declaración pública expresando
esas preocupaciones en mayo tras la integración de las llamadas guardias
comunitarias, cuya misión es hacer frente a los templarios.
Pero, al igual que aquellos líderes de más alto rango de la Iglesia
mexicana, las anteriores quejas de los clérigos michoacanos tuvieron
cuidado en no hacer señalamientos específicos que pudieran traer
represalias. Ahora, liderados por Patiño, los obispos se están
enfrentando directamente a los mafiosos y funcionarios corruptos.
Tras hacerse pública su misiva, surgieron versiones en el sentido de que
Patiño había recibido amenazas por parte de los templarios, que o
habían obligado a ocultarse; lo cual fue desmentido por el clérigo.
Según los registros de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana
para la Evangelización de los Pueblos, México es el “segundo país más
peligroso para el sacerdocio en América Latina”, superado sólo por
Colombia.
“La tendencia de asesinatos la encabeza Colombia con 40 % en tanto
México representa 15 % y Brasil se mantiene en 10 %”, detalla el
documento.
Uno de los factores de riesgo es que “el religioso realiza su ministerio
sacerdotal en zonas de alto índice de inseguridad y choque entre el
Ejército y efectivos policiales estatales contra grupos violentos del
crimen organizado”.
Añade que “grupos aislados aprovechan la efervescencia de la violencia y
eligen como ‘blanco de sus ataques’ a los religiosos; principalmente
para sembrar miedo y zozobra en la grey católica. Lanzan amenazas de
extorsión a sacerdotes y religiosos. Buscan apoderarse del control total
de la comunidad y del templo”.
Lo que es una realidad en el país es que en la medida que se ha
intensificado la lucha contra el narcotráfico, también han crecido los
riesgos y asesinatos de sacerdotes en el país, según establecen un
análisis de Insight Crime y el estudio “Creciente agresión contra
sacerdotes en México”, elaborado por Gustavo Antonio Rangel y que se
difunde en el portal del Centro Católico Multimedia.
El estudio auspiciado por la congregación Sociedad de San Pablo, asegura
que al año al menos dos sacerdotes católicos en México pierden la vida a
manos del crimen organizado.
LA CIFRA SE TRIPLICA CON CALDERÓN
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
En sus cifras comparativas, que abarcan de 1994 a 2010, establece que
durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tres
sacerdotes fueron asesinados; cuatro en el gobierno de Vicente Fox
Quesada (2000-2006); la cifra se triplicó durante los primeros cuatro
años de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
Las entidades con mayor incidencia de crímenes contra sacerdotes son el
Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz,
Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla.
Documenta que tan sólo en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de
intento de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de
muerte.
“En el caso de extorsión, la cantidad alcanza en promedio 10 mil pesos;
cuando se trata de secuestro puede llegar hasta 2 millones”, detalla.
“Nuestras familias se están llenando de odio, de rencor, por lo que
están viviendo”, dijo Javier Cortés, segundo al mando de la diócesis de
Apatzingán, a InSight Crime al explicar la decisión de Patiño de adoptar
una postura más audaz. “El obispo no quiere que los niños vean la
muerte como algo normal”.
En México, las encuestas de opinión sitúan a la Iglesia Católica como
una de las instituciones más confiables –según una encuesta de Grupo
Reforma, 59% de los mexicanos confiaban en esta institución-, “si la
jerarquía de la Iglesia sigue el ejemplo de Patiño en hacerle frente a
los mafiosos y el gobierno, podría tener un impacto positivo sobre la
violencia que sigue atormentando al país”, considera el análisis del
think tank estadounidense, especializado en temas de seguridad.
“Hay un total agotamiento con todo esto”, dijo un analista de seguridad
del gobierno en Morelia, quien habló en condición de no utilizar su
nombre o posición. “La iglesia es la única voz que queda con alguna
credibilidad”.
No obstante, según el análisis de Insight Crime, la jerarquía católica
está divida en dos bandos: En la parte que reprueba la violencia y está
por lo que pasa en el país y el que ha decidido callar y aceptar las
donaciones del narco.
“El Vaticano ha reprendido a la Iglesia mexicana en los últimos años por
la disposición de algunos clérigos a tomar donaciones de los mafiosos y
la reacción demasiado relajada de los sacerdotes hacia los cultos cuasi
católicos -como la Santa Muerte- o la devoción generalizada de la que
San Judas, patrón de las causas perdidas, disfruta entre los
delincuentes y las pandillas callejeras”, señala.
“Pese a que normalmente no tienen como blanco a los clérigos, los grupos
criminales organizados en México nunca han mostrado mucha vacilación en
castigar a sacerdotes, monjas y laicos que los hagan enojar”, advierte y
agrega que un párroco de la diócesis de Patiño fue asesinado el año
pasado por “un jefe de una banda local”. Otro de la ciudad de Zamora, en
Michoacán, se encuentra desaparecido desde que fue secuestrado a
principios de este año en un área donde los Templarios han estado
luchando contra el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Otro sacerdote fue secuestrado por hombres armados en el estado de
Tamaulipas, en el territorio en disputa de los Zetas y el Cartel del
Golfo, hace dos semanas después de hacer una misa en un pueblo marcado
por la lucha.
Los principales líderes “decidieron aprender de las experiencias de los
obispos de Michoacán y Guerrero porque son los estados donde la
violencia ha empeorado”, dijo Javier Navarro, obispo de Zamora, en una
conferencia de prensa la semana pasada.
OPACIDAD EN LA IGLESIA
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el "Chapo"
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el “Chapo”
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
Otra corriente del clero, acusa el análisis, lejos de expresarse en
contra de la violencia generada por los cárteles, se maneja en una
“opacidad” que se remonta a por lo menos 20 años. “En 1993, hombres
armados dispararon 14 balas contra el Cardenal Jesús Posadas de
Guadalajara cuando llegaba para tomar un vuelo en el aeropuerto
internacional de la ciudad. Las autoridades dijeron que los asesinos
habían confundido a Posadas con el jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín
“El Chapo” Guzmán, quien no se parecía a él. Muchos, incluyendo el
reemplazo de Posadas como Cardenal, dicen que fue el blanco de un
complot de delincuentes, funcionarios o ambos”.
Posteriormente se hizo público que la balacera se había registrado entre
integrantes de la banda del “Chapo” e integrantes del Cártel de los
Arellano Félix quienes presuntamente pretendían asesinar a Guzmán Loera.
El diario Excélsior publicó que tras el asesinato del prelado, los
hermanos Arellano Félix se habían entrevistado con altos jerarcas de la
Iglesia Católica para ofrecer argumentos en su defensa.
Otro caso es el del Centro de Evangelización Juan Pablo II”, en Pachuca,
Hidalgo, al que los habitantes de esta capital lo bautizaron como
“narcocapilla”, ya que ahí, cada 2 de febrero se celebra una fiesta, se
levanta un escenario y una banda toca corridos que hablan del “jefe de
jefes”.
Todo bajo la mirada de una enorme mansión en lo lejos que, según los
habitantes, pertenece a un gran capo, que sería el fallecido Heriberto
Lazcano Lazcano “El Lazca”, líder de los Zetas.
“Para vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que
benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del
más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas
capillas”, reza un editorial publicado en el semanario católico Desde la
Fe tras conocerse el caso de Pachuca, donde incluso hay una placa que
recuerda a “El Lazca”.
El Cardenal Norberto Rivera admitió que dinero del narcotráfico ingresó a
las arcas de la Iglesia Católica y condenó que algunos sectores
religiosos hayan sido alcanzados por la corrupción de los carteles de la
droga, al igual que en la mayoría de otros poderes del país.
En el editorial del semanario dominical Desde la Fe, el cardenal afirmó
que no se puede tildar de “benefactores” a quienes hacen aportaciones a
la Iglesia si el dinero es mal habido.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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LA CRUZ, LA PLATA Y EL
CUERNO DE CHIVO
Por: Redacción / Sinembargo - noviembre 22 de 2013 - 0:00
INVESTIGACIONES, Investigaciones especiales, México, TIEMPO REAL, Último
minuto - 4 comentarios
Algunos sacerdotes católicos se quejan de que los narcotraficantes
tienen sometida a la población: cobran cuotas, disponen de las mujeres y
de las propiedades, ahuyentan a los feligreses, atentan contra la vida
en sociedad. Otros, sin embargo, no tienen empacho en recibir el dinero
lleno de sangre de los criminales; allí está como ejemplo la iglesia
construida por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ese temible capo con un
historial de horror. Lo cierto es que los religiosos no la están pasando
bien en México; el crimen organizado, que lleva años poniendo de
rodillas a los cidadadanos, ya los alcanzó…
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).- Sacerdotes católicos de
Michoacán se pronunciaron en días pasados sobre la creciente violencia
que vive el estado, frustrados con el aparente control de los Caballeros
Templarios sobre las autoridades. ”Michoacán tiene todas las
características de un Estado fallido”, escribió el obispo de Apatzingán,
Miguel Ángel Patiño Velázquez, de 74 años, en una misiva de octubre a
los feligreses.
La carta le dio la vuelta al país por la crudeza. Narraba cómo las
bandas de delincuentes se han apropiado de la entidad.
Los Caballeros Templarios y otras bandas luchan por Michoacán “como si
fuera un botín de piratas”, mientras que “los funcionarios municipales y
la policía son o subyugados por o cómplices de los delincuentes”, acusó
Patiño. “El rumor que se propaga es que el gobierno estatal también
está al servicio del crimen organizado, lo que provoca la desesperación y
la desilusión de la sociedad”.
Patiño y otros obispos de Michoacán previamente se habían quejado de la
inseguridad y corrupción. Firmaron una declaración pública expresando
esas preocupaciones en mayo tras la integración de las llamadas guardias
comunitarias, cuya misión es hacer frente a los templarios.
Pero, al igual que aquellos líderes de más alto rango de la Iglesia
mexicana, las anteriores quejas de los clérigos michoacanos tuvieron
cuidado en no hacer señalamientos específicos que pudieran traer
represalias. Ahora, liderados por Patiño, los obispos se están
enfrentando directamente a los mafiosos y funcionarios corruptos.
Tras hacerse pública su misiva, surgieron versiones en el sentido de que
Patiño había recibido amenazas por parte de los templarios, que o
habían obligado a ocultarse; lo cual fue desmentido por el clérigo.
Según los registros de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana
para la Evangelización de los Pueblos, México es el “segundo país más
peligroso para el sacerdocio en América Latina”, superado sólo por
Colombia.
“La tendencia de asesinatos la encabeza Colombia con 40 % en tanto
México representa 15 % y Brasil se mantiene en 10 %”, detalla el
documento.
Uno de los factores de riesgo es que “el religioso realiza su ministerio
sacerdotal en zonas de alto índice de inseguridad y choque entre el
Ejército y efectivos policiales estatales contra grupos violentos del
crimen organizado”.
Añade que “grupos aislados aprovechan la efervescencia de la violencia y
eligen como ‘blanco de sus ataques’ a los religiosos; principalmente
para sembrar miedo y zozobra en la grey católica. Lanzan amenazas de
extorsión a sacerdotes y religiosos. Buscan apoderarse del control total
de la comunidad y del templo”.
Lo que es una realidad en el país es que en la medida que se ha
intensificado la lucha contra el narcotráfico, también han crecido los
riesgos y asesinatos de sacerdotes en el país, según establecen un
análisis de Insight Crime y el estudio “Creciente agresión contra
sacerdotes en México”, elaborado por Gustavo Antonio Rangel y que se
difunde en el portal del Centro Católico Multimedia.
El estudio auspiciado por la congregación Sociedad de San Pablo, asegura
que al año al menos dos sacerdotes católicos en México pierden la vida a
manos del crimen organizado.
LA CIFRA SE TRIPLICA CON CALDERÓN
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
En sus cifras comparativas, que abarcan de 1994 a 2010, establece que
durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tres
sacerdotes fueron asesinados; cuatro en el gobierno de Vicente Fox
Quesada (2000-2006); la cifra se triplicó durante los primeros cuatro
años de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
Las entidades con mayor incidencia de crímenes contra sacerdotes son el
Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz,
Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla.
Documenta que tan sólo en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de
intento de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de
muerte.
“En el caso de extorsión, la cantidad alcanza en promedio 10 mil pesos;
cuando se trata de secuestro puede llegar hasta 2 millones”, detalla.
“Nuestras familias se están llenando de odio, de rencor, por lo que
están viviendo”, dijo Javier Cortés, segundo al mando de la diócesis de
Apatzingán, a InSight Crime al explicar la decisión de Patiño de adoptar
una postura más audaz. “El obispo no quiere que los niños vean la
muerte como algo normal”.
En México, las encuestas de opinión sitúan a la Iglesia Católica como
una de las instituciones más confiables –según una encuesta de Grupo
Reforma, 59% de los mexicanos confiaban en esta institución-, “si la
jerarquía de la Iglesia sigue el ejemplo de Patiño en hacerle frente a
los mafiosos y el gobierno, podría tener un impacto positivo sobre la
violencia que sigue atormentando al país”, considera el análisis del
think tank estadounidense, especializado en temas de seguridad.
“Hay un total agotamiento con todo esto”, dijo un analista de seguridad
del gobierno en Morelia, quien habló en condición de no utilizar su
nombre o posición. “La iglesia es la única voz que queda con alguna
credibilidad”.
No obstante, según el análisis de Insight Crime, la jerarquía católica
está divida en dos bandos: En la parte que reprueba la violencia y está
por lo que pasa en el país y el que ha decidido callar y aceptar las
donaciones del narco.
“El Vaticano ha reprendido a la Iglesia mexicana en los últimos años por
la disposición de algunos clérigos a tomar donaciones de los mafiosos y
la reacción demasiado relajada de los sacerdotes hacia los cultos cuasi
católicos -como la Santa Muerte- o la devoción generalizada de la que
San Judas, patrón de las causas perdidas, disfruta entre los
delincuentes y las pandillas callejeras”, señala.
“Pese a que normalmente no tienen como blanco a los clérigos, los grupos
criminales organizados en México nunca han mostrado mucha vacilación en
castigar a sacerdotes, monjas y laicos que los hagan enojar”, advierte y
agrega que un párroco de la diócesis de Patiño fue asesinado el año
pasado por “un jefe de una banda local”. Otro de la ciudad de Zamora, en
Michoacán, se encuentra desaparecido desde que fue secuestrado a
principios de este año en un área donde los Templarios han estado
luchando contra el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Otro sacerdote fue secuestrado por hombres armados en el estado de
Tamaulipas, en el territorio en disputa de los Zetas y el Cartel del
Golfo, hace dos semanas después de hacer una misa en un pueblo marcado
por la lucha.
Los principales líderes “decidieron aprender de las experiencias de los
obispos de Michoacán y Guerrero porque son los estados donde la
violencia ha empeorado”, dijo Javier Navarro, obispo de Zamora, en una
conferencia de prensa la semana pasada.
OPACIDAD EN LA IGLESIA
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el "Chapo"
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el “Chapo”
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
Otra corriente del clero, acusa el análisis, lejos de expresarse en
contra de la violencia generada por los cárteles, se maneja en una
“opacidad” que se remonta a por lo menos 20 años. “En 1993, hombres
armados dispararon 14 balas contra el Cardenal Jesús Posadas de
Guadalajara cuando llegaba para tomar un vuelo en el aeropuerto
internacional de la ciudad. Las autoridades dijeron que los asesinos
habían confundido a Posadas con el jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín
“El Chapo” Guzmán, quien no se parecía a él. Muchos, incluyendo el
reemplazo de Posadas como Cardenal, dicen que fue el blanco de un
complot de delincuentes, funcionarios o ambos”.
Posteriormente se hizo público que la balacera se había registrado entre
integrantes de la banda del “Chapo” e integrantes del Cártel de los
Arellano Félix quienes presuntamente pretendían asesinar a Guzmán Loera.
El diario Excélsior publicó que tras el asesinato del prelado, los
hermanos Arellano Félix se habían entrevistado con altos jerarcas de la
Iglesia Católica para ofrecer argumentos en su defensa.
Otro caso es el del Centro de Evangelización Juan Pablo II”, en Pachuca,
Hidalgo, al que los habitantes de esta capital lo bautizaron como
“narcocapilla”, ya que ahí, cada 2 de febrero se celebra una fiesta, se
levanta un escenario y una banda toca corridos que hablan del “jefe de
jefes”.
Todo bajo la mirada de una enorme mansión en lo lejos que, según los
habitantes, pertenece a un gran capo, que sería el fallecido Heriberto
Lazcano Lazcano “El Lazca”, líder de los Zetas.
“Para vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que
benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del
más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas
capillas”, reza un editorial publicado en el semanario católico Desde la
Fe tras conocerse el caso de Pachuca, donde incluso hay una placa que
recuerda a “El Lazca”.
El Cardenal Norberto Rivera admitió que dinero del narcotráfico ingresó a
las arcas de la Iglesia Católica y condenó que algunos sectores
religiosos hayan sido alcanzados por la corrupción de los carteles de la
droga, al igual que en la mayoría de otros poderes del país.
En el editorial del semanario dominical Desde la Fe, el cardenal afirmó
que no se puede tildar de “benefactores” a quienes hacen aportaciones a
la Iglesia si el dinero es mal habido.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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LA CRUZ, LA PLATA Y EL
CUERNO DE CHIVO
Por: Redacción / Sinembargo - noviembre 22 de 2013 - 0:00
INVESTIGACIONES, Investigaciones especiales, México, TIEMPO REAL, Último
minuto - 4 comentarios
Algunos sacerdotes católicos se quejan de que los narcotraficantes
tienen sometida a la población: cobran cuotas, disponen de las mujeres y
de las propiedades, ahuyentan a los feligreses, atentan contra la vida
en sociedad. Otros, sin embargo, no tienen empacho en recibir el dinero
lleno de sangre de los criminales; allí está como ejemplo la iglesia
construida por Heriberto Lazcano, “El Lazca”, ese temible capo con un
historial de horror. Lo cierto es que los religiosos no la están pasando
bien en México; el crimen organizado, que lleva años poniendo de
rodillas a los cidadadanos, ya los alcanzó…
Ciudad de México, 22 de noviembre (SinEmbargo).- Sacerdotes católicos de
Michoacán se pronunciaron en días pasados sobre la creciente violencia
que vive el estado, frustrados con el aparente control de los Caballeros
Templarios sobre las autoridades. ”Michoacán tiene todas las
características de un Estado fallido”, escribió el obispo de Apatzingán,
Miguel Ángel Patiño Velázquez, de 74 años, en una misiva de octubre a
los feligreses.
La carta le dio la vuelta al país por la crudeza. Narraba cómo las
bandas de delincuentes se han apropiado de la entidad.
Los Caballeros Templarios y otras bandas luchan por Michoacán “como si
fuera un botín de piratas”, mientras que “los funcionarios municipales y
la policía son o subyugados por o cómplices de los delincuentes”, acusó
Patiño. “El rumor que se propaga es que el gobierno estatal también
está al servicio del crimen organizado, lo que provoca la desesperación y
la desilusión de la sociedad”.
Patiño y otros obispos de Michoacán previamente se habían quejado de la
inseguridad y corrupción. Firmaron una declaración pública expresando
esas preocupaciones en mayo tras la integración de las llamadas guardias
comunitarias, cuya misión es hacer frente a los templarios.
Pero, al igual que aquellos líderes de más alto rango de la Iglesia
mexicana, las anteriores quejas de los clérigos michoacanos tuvieron
cuidado en no hacer señalamientos específicos que pudieran traer
represalias. Ahora, liderados por Patiño, los obispos se están
enfrentando directamente a los mafiosos y funcionarios corruptos.
Tras hacerse pública su misiva, surgieron versiones en el sentido de que
Patiño había recibido amenazas por parte de los templarios, que o
habían obligado a ocultarse; lo cual fue desmentido por el clérigo.
Según los registros de la Agencia Fides, de la Congregación Vaticana
para la Evangelización de los Pueblos, México es el “segundo país más
peligroso para el sacerdocio en América Latina”, superado sólo por
Colombia.
“La tendencia de asesinatos la encabeza Colombia con 40 % en tanto
México representa 15 % y Brasil se mantiene en 10 %”, detalla el
documento.
Uno de los factores de riesgo es que “el religioso realiza su ministerio
sacerdotal en zonas de alto índice de inseguridad y choque entre el
Ejército y efectivos policiales estatales contra grupos violentos del
crimen organizado”.
Añade que “grupos aislados aprovechan la efervescencia de la violencia y
eligen como ‘blanco de sus ataques’ a los religiosos; principalmente
para sembrar miedo y zozobra en la grey católica. Lanzan amenazas de
extorsión a sacerdotes y religiosos. Buscan apoderarse del control total
de la comunidad y del templo”.
Lo que es una realidad en el país es que en la medida que se ha
intensificado la lucha contra el narcotráfico, también han crecido los
riesgos y asesinatos de sacerdotes en el país, según establecen un
análisis de Insight Crime y el estudio “Creciente agresión contra
sacerdotes en México”, elaborado por Gustavo Antonio Rangel y que se
difunde en el portal del Centro Católico Multimedia.
El estudio auspiciado por la congregación Sociedad de San Pablo, asegura
que al año al menos dos sacerdotes católicos en México pierden la vida a
manos del crimen organizado.
LA CIFRA SE TRIPLICA CON CALDERÓN
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
El 17 de noviembre de 2006, el entonces Presidente electo, Felipe
Calderón, se reunión con obispos de la CEM. Foto: Cuartoscuro.
En sus cifras comparativas, que abarcan de 1994 a 2010, establece que
durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), tres
sacerdotes fueron asesinados; cuatro en el gobierno de Vicente Fox
Quesada (2000-2006); la cifra se triplicó durante los primeros cuatro
años de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012).
Las entidades con mayor incidencia de crímenes contra sacerdotes son el
Distrito Federal, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Veracruz,
Michoacán, Hidalgo, Aguascalientes, Coahuila y Puebla.
Documenta que tan sólo en 2010 más de mil sacerdotes fueron víctimas de
intento de extorsión y cerca de 162 párrocos fueron amenazados de
muerte.
“En el caso de extorsión, la cantidad alcanza en promedio 10 mil pesos;
cuando se trata de secuestro puede llegar hasta 2 millones”, detalla.
“Nuestras familias se están llenando de odio, de rencor, por lo que
están viviendo”, dijo Javier Cortés, segundo al mando de la diócesis de
Apatzingán, a InSight Crime al explicar la decisión de Patiño de adoptar
una postura más audaz. “El obispo no quiere que los niños vean la
muerte como algo normal”.
En México, las encuestas de opinión sitúan a la Iglesia Católica como
una de las instituciones más confiables –según una encuesta de Grupo
Reforma, 59% de los mexicanos confiaban en esta institución-, “si la
jerarquía de la Iglesia sigue el ejemplo de Patiño en hacerle frente a
los mafiosos y el gobierno, podría tener un impacto positivo sobre la
violencia que sigue atormentando al país”, considera el análisis del
think tank estadounidense, especializado en temas de seguridad.
“Hay un total agotamiento con todo esto”, dijo un analista de seguridad
del gobierno en Morelia, quien habló en condición de no utilizar su
nombre o posición. “La iglesia es la única voz que queda con alguna
credibilidad”.
No obstante, según el análisis de Insight Crime, la jerarquía católica
está divida en dos bandos: En la parte que reprueba la violencia y está
por lo que pasa en el país y el que ha decidido callar y aceptar las
donaciones del narco.
“El Vaticano ha reprendido a la Iglesia mexicana en los últimos años por
la disposición de algunos clérigos a tomar donaciones de los mafiosos y
la reacción demasiado relajada de los sacerdotes hacia los cultos cuasi
católicos -como la Santa Muerte- o la devoción generalizada de la que
San Judas, patrón de las causas perdidas, disfruta entre los
delincuentes y las pandillas callejeras”, señala.
“Pese a que normalmente no tienen como blanco a los clérigos, los grupos
criminales organizados en México nunca han mostrado mucha vacilación en
castigar a sacerdotes, monjas y laicos que los hagan enojar”, advierte y
agrega que un párroco de la diócesis de Patiño fue asesinado el año
pasado por “un jefe de una banda local”. Otro de la ciudad de Zamora, en
Michoacán, se encuentra desaparecido desde que fue secuestrado a
principios de este año en un área donde los Templarios han estado
luchando contra el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
Otro sacerdote fue secuestrado por hombres armados en el estado de
Tamaulipas, en el territorio en disputa de los Zetas y el Cartel del
Golfo, hace dos semanas después de hacer una misa en un pueblo marcado
por la lucha.
Los principales líderes “decidieron aprender de las experiencias de los
obispos de Michoacán y Guerrero porque son los estados donde la
violencia ha empeorado”, dijo Javier Navarro, obispo de Zamora, en una
conferencia de prensa la semana pasada.
OPACIDAD EN LA IGLESIA
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el "Chapo"
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
El Cardenal Posadas fue asesinado al ser confundido con el “Chapo”
Guzmán. Foto: Cuartoscuro
Otra corriente del clero, acusa el análisis, lejos de expresarse en
contra de la violencia generada por los cárteles, se maneja en una
“opacidad” que se remonta a por lo menos 20 años. “En 1993, hombres
armados dispararon 14 balas contra el Cardenal Jesús Posadas de
Guadalajara cuando llegaba para tomar un vuelo en el aeropuerto
internacional de la ciudad. Las autoridades dijeron que los asesinos
habían confundido a Posadas con el jefe del Cartel de Sinaloa, Joaquín
“El Chapo” Guzmán, quien no se parecía a él. Muchos, incluyendo el
reemplazo de Posadas como Cardenal, dicen que fue el blanco de un
complot de delincuentes, funcionarios o ambos”.
Posteriormente se hizo público que la balacera se había registrado entre
integrantes de la banda del “Chapo” e integrantes del Cártel de los
Arellano Félix quienes presuntamente pretendían asesinar a Guzmán Loera.
El diario Excélsior publicó que tras el asesinato del prelado, los
hermanos Arellano Félix se habían entrevistado con altos jerarcas de la
Iglesia Católica para ofrecer argumentos en su defensa.
Otro caso es el del Centro de Evangelización Juan Pablo II”, en Pachuca,
Hidalgo, al que los habitantes de esta capital lo bautizaron como
“narcocapilla”, ya que ahí, cada 2 de febrero se celebra una fiesta, se
levanta un escenario y una banda toca corridos que hablan del “jefe de
jefes”.
Todo bajo la mirada de una enorme mansión en lo lejos que, según los
habitantes, pertenece a un gran capo, que sería el fallecido Heriberto
Lazcano Lazcano “El Lazca”, líder de los Zetas.
“Para vergüenza de algunas comunidades católicas, hay sospechas de que
benefactores coludidos con el narcotráfico han ayudado con dinero, del
más sucio y sanguinario negocio, en la construcción de algunas
capillas”, reza un editorial publicado en el semanario católico Desde la
Fe tras conocerse el caso de Pachuca, donde incluso hay una placa que
recuerda a “El Lazca”.
El Cardenal Norberto Rivera admitió que dinero del narcotráfico ingresó a
las arcas de la Iglesia Católica y condenó que algunos sectores
religiosos hayan sido alcanzados por la corrupción de los carteles de la
droga, al igual que en la mayoría de otros poderes del país.
En el editorial del semanario dominical Desde la Fe, el cardenal afirmó
que no se puede tildar de “benefactores” a quienes hacen aportaciones a
la Iglesia si el dinero es mal habido.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/22-11-2013/821482. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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