viernes, 30 de septiembre de 2016

Con gran dolor Acayucan despide, a su última morada, a Gabriel Cárdenas Figueroa


Acayucan.-
Ayer cerca de las siete de la noche fue sepultado en el panteón municipal el joven licenciado Gabriel Cárdenas Figueroa, luego de haber pasado por la iglesia San Martín Obispo para una misa de cuerpo presente y llevado a la cancha ubicada a un lado de las instalaciones del mando único para jugar su última “cascarita” de volibol con su equipo y amigos.
Minutos antes de las cuatro de la tarde, el cortejo fúnebre partió del salón de funerales Osorio e Hijos hacia la iglesia San Martín Obispo, lugar en donde le fue oficiada una misa de cuerpo presente, en un recinto religioso lleno.
El padre que ofició la misa pidió por el descanso eterno de Gabriel Cárdenas Figueroa, un joven trabajador, quien, dijo, se nos adelantó. Que por su buen comportamiento en este mundo estaba seguro que Dios lo tenía en su gloria. Citó que conocía a la familia Cárdenas Figueroa la que le pidió que oficiara la misa.
El cortejo fúnebre salió de la iglesia y caminó por varias calles para llegar a la cancha que se ubica a un lado del mando único, lugar en donde bajaron el féretro para realizar con él un recorrido alrededor de la cancha y luego colocarlo en uno de los lados de la red para llevar a cabo la última “cascarita” con Gabriel. Su hermano Héctor recordó algunas vivencias que tuvo con su hermano precisamente en esa cancha.
El cortejo fúnebre siguió por la calle Antonio Plaza, doblo en la glorieta de los terrenos de Soriana para llegar a la puerta del panteón municipal, ubicada a un lado del cuartel de bomberos y protección civil.
Con el dolor reflejado en sus rostros, su mamá, su padre, su hermana, hermano y demás familiares, le dieron el último adiós, arrojándole flores al féretro para posteriormente retirarse para despedir al numeroso contingente que los acompañó y solidarizó en momentos de inmenso dolor.
En el recorrido del cortejo fúnebre mucha gente salió de sus casas y derramó lágrimas. Como doña Elsy Baca, quien dijo entre sollozos: “Que tragedia, si ese día no le tocaba trabajar. Era su descanso. Pero lo mandaron a laborar y él obedeció”.
El joven vendedor de periódicos, que se ubica frente al Kinakú comentaría: “Cuando me dijeron que Gabriel, mi amigo, había muerto no lo creía. Apenas hace tres días platiqué con él. Que Dios lo tenga en su gloria”.
El Católico refirió a un amigo: “Era un buen muchacho. Gente de trabajo y de una bonita familia”.
Estos y muchos otros comentarios se pudieron escuchar en el recorrido a su última morada de Gabriel.
Descanse en paz el gran amigo licenciado Gabriel Cárdenas Figueroa.

A su familia nuestra solidaridad ante este trance tan doloroso por el que atraviesan.

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