domingo, 1 de noviembre de 2015

Yolanda Gutiérrez Carlín la más aventajada para la nominación del distrito Veracruz rural

Columna: TEXTO IRREVERENTE/ Notiver

Por Andrés Timoteo

LOS PLACEARÁN

Inicia el rejuego rumbo la definición de candidaturas a las diputaciones locales que se renovarán en el 2016 y mañana domingo se dará una primera escaramuza para medir popularidades entre la militancia priísta de la conurbación. Será en el Encuentro con la Estructura del partido en el Salón Ferrocarrilero que se localiza en esta ciudad y al que están convocados los líderes municipales y  seccionales del tricolor además de otros militantes con encomiendas de trabajo político en los distritos de Veracruz Urbano y Rural así como Boca del Río.
Dicho encuentro será presidido por el nuevo líder estatal, el tuxpeño Alberto Silva Ramos aunque eso no será  lo importante sino la percepción de los niveles de aceptación hacia algunos personajes que se perfilan para disputar las candidaturas en esas demarcaciones. Entre los convocados a placearse está el actual secretario de Turismo, Harry Grappa, considerado por muchos como el inminente abanderado en  Veracruz Urbano aunque la candidatura tiene otros aspirantes como el alcalde porteño, Ramón Poo quien, engolosinado con estar conectado en la nómina pública, está dispuesto a dejar botado el cargo edilicio para saltar a la nominación legislativa.
En el caso de no lograrlo, dicen los enterados, Poo Gil  peleará la candidatura para uno de sus incondicionales,   Salvador Barbes, su director municipal de Obras Públicas quien también pese a que no tiene ni trabajo partidista ni buenos resultados con servidor público, sueña con una curul para seguir viviendo del dinero público. Por Veracruz Rural se habla de la secretaria de Protección Civil,  Yolanda Gutiérrez Carlín como la más aventajada para tal nominación mientras que Boca del Río es el único distrito en el que no se vislumbran aspirantes entusiasmados pues todos saben que es territorio perdido para el tricolor por ser terreno de los Yunes azules.
Nadie se anima a ser candidato porque no quieren correr la suerte de la oaxaqueña Carolina Gudiño que no se salvó de la tunda electoral ni porque tuvo a su lado la perversidad del  impresentable y el apoyo, afirman, de grupos más peligrosos. Sin embargo, el distrito boqueño no es  la única demarcación en riesgo para el Revolucionario Institucional ya que éste no tienen garantizado  el triunfo ni Veracruz Urbano ni en Veracruz Rural debido al papel desastroso que han realizado los actuales diputados por ambos distritos, Ana Guadalupe Ingram –y Belén Fernández, su suplente en el primero y Tonatiuh Pola en el segundo.
De ellos, Pola Estrada es quien se ha comportado peor con sus electores pues nunca regresó al distrito ni cumplió uno solo de los compromisos hechos en campaña.  Vaya, el experiodista causa tal escozor entre los líderes seccionales que muchos de ellos han prometido correrlo a sombrerazos si se llega a presentarse en sus colonias a pedir el voto para el próximo candidato. Si se anima Pola Estrada a ir mañana  al encuentro con militantes tendrá que ir preparado para recibir abucheos de los militantes priístas que  no lo pueden ver ni en pintura. El próximo candidato por Veracruz Rural tendrá que lidiar con el lastre que representa este impopular legislador.

LA VISITA ESPERADA

“La calaca viene a comer aquello que le gustaba,/ y también quiere beber lo que en vida emborrachaba./ Cuando algo gusta no acaba/ los muertos nos lo confirman/, pues volviendo cada año reafirman/ que el alma en el cuerpo, solo está de pasada”. Es uno de los muchos poemas que se han escrito sobre el festejo de los muertos que comienza hoy sábado con el ‘desfile’ de almas que vienen del más allá –que los chiquitos, que los ‘no bautizados’, que las animas solas, y otras tantas categorías que llegan por turnos fijado por los abuelos rezanderos- aun cuando la fecha principal es el 2 de noviembre.
¿Por qué ese día?. Porque es cuando las almas de los difuntos regresan al más allá y entonces se da otra despedida, otra separación de los seres queridos. El convivio entre vivos y muertos tiene lugar en el momento en que se levanta la ofrenda, es decir, en que se consumen los alimentos y bebidas colocadas en los altares. Así, una vez que el aroma y la esencia de esa ofrenda fueron absorbidos por los difuntos, los vivos la comen y la beben físicamente. Es una especie de comunión y acercamiento pues los dos, vivos y muertos, consumen el mismo alimento. Así, la importancia del festejo es en el momento de compartir, de nueva cuenta, el pan con los que se fueron.
El segundo personaje principal de estas fiestas es la muerte, no como suceso terrible sino como un personaje que en el imaginario mexicano se le habla de tú y se le trata con familiaridad. A ella se le rinde culto en México desde tiempos milenarios, los aztecas la llamaba Mictecacíhuatl, la diosa del inframundo, pero hace un siglo al caricaturista José Guadalupe Posadas se le ocurrió vestirla a la moda francesa, popular entre las élites del Porfiriato, y su sello fue  un sobrero de elegantes plumas. Al verla ataviada de esa manera,  el pueblo la rebautizó como La Catrina.
Los catrines eran los hombres y mujeres adinerados que gustaban de andar a la moda parisina, hay que recordar que durante la dictadura de Porfirio Díaz, México vivió el periodo llamado “afrancesamiento” del país al importar arquitectura urbana, decorados, ropa, comida y literatura de las cortes galas. Vestida de aristócrata, La Catrina se volvió más popular y hoy es dueña de la jocosa festividad de los muertos. Incluso en estos días abundan la Catrinas y los Catrines de “carne y hueso” deambulando por las calles.
Son jóvenes que se pintan el rostro de calavera y es una idea magnifica no  solo porque incita a los jóvenes a jugar con el disfraz, lo que hace divertido el asunto, sino porque es una respuesta propia y con estilo a la invasión del famoso Halloween norteamericano. La Catrina no compite con zombis, vampiros, hombres lobos y asesinos en serie de la locura gringa pues ella no está hecha para provocar miedo sino admiración, risa y jolgorio.
Es la dama elegante y huesuda con la que tarde o temprano todos nos encontraremos de frente, aunque mientras eso sucede hay  que festejarla. La fiesta es para ella y para los nuestros que ya se fueron. Conservar la tradición de esperarlos, de prepararles los platillos que en vida les gustaban, de ofrecerles las bebidas que los hacían felices también es un acto de amor más allá de la separación física. Es también una resistencia contra el olvido que es la verdadera muerte, según los filósofos románticos.

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