Gabriel Fonseca Hernández "Cuco", reportero acayuqueño, desaparecido desde el 16 de septiembre del 2011. |
Noé Zavaleta
XALAPA, Ver. (apro).- A cuatro años de la desaparición de
Gabriel Fonseca Hernández, ‘Cuco’, reportero del ‘Diario de Acayucan’,
integrantes de la Comisión Estatal de Protección a Periodistas (CEAPP)
exigieron a la Fiscalía General del Estado (FGE) que reabra el
expediente sobre los hechos ocurridos el 16 de septiembre de 2011.
De acuerdo con miembros de la Asociación de Periodistas de Acayucan,
la denuncia por la desaparición del reportero nunca presentó avances e
incluso elementos de la extinta Procuraduría General de Justicia (PGJ)
entorpecieron la aplicación de exámenes de genética a los padres de
‘Cuco’, Ricardo Fonseca y Candelaria Hernández, para saber si alguno de
los cuerpos no identificados o exhumados en esa región pertenecía al
periodista veracruzano.
En junio pasado, a través del oficio CEAPP/SE/088/2015, la CEAPP
solicitó se le hiciera saber si la FGE había realizado cotejos del
perfil genético con las muestras recogidas a los familiares, en qué
fechas lo había hecho y cuáles fueron los resultados que se obtuvieron.
La diligencia fue realizada por la secretaria ejecutiva de la CEAPP,
Namiko Matzumuto, y dirigida a la directora de Investigaciones
Ministeriales de la FGE, María del Rosario Zamora González. Tres meses
después del requerimiento no ha habido respuesta.
Para los periodistas de Acayucan, el Ministerio Público local ha
“entrampado” las investigaciones para dar con el paradero del periodista
especializado en la nota roja y quien presuntamente fue ‘levantado’ por
un comando el 16 de septiembre de 2011, aunque la querella penal por su
desaparición fue interpuesta un día después.
Jorge Morales, otro integrante de la CEAPP, recriminó en público el
cúmulo de vicios que ha tenido la averiguación previa y las diligencias
ministeriales para dar con el paradero de ‘Cuco’.
“Ya estamos viendo otras vías legales y una revisión del expediente…Hay flagrantes omisiones de la Fiscalía en el caso”, dijo.
En una entrevista anterior, el fiscal general del estado, Luis Ángel
Bravo Contreras, negó que la dependencia a su cargo tuviera el propósito
de ocultar una presunta muerte del reportero. Eso, subrayó, “sería como
dispararse en el pie”.
“Encontrar un cuerpo está fuera de lógica, no queremos poner estatus,
lo que hay es lo que está en la investigación. Yo sé que es bien ganado
por parte de algunos funcionarios que se hayan generado de manera
negativa la omisión en el caso de personas desaparecidas, pero es algo
que estamos combatiendo”, apuntó.
Los primeros pasos de ‘Cuco’ en el periodista iniciaron como
“repartidor” de la revista ‘Perfiles’, cuando apenas tenía 12 años de
edad. A los 15 se convirtió en reportero de la nota roja y un año
después ya era una fuente de información entre compañeros de otros
periódicos. Sin una formación universitaria, gustaba de restregar en la
cara a otros reporteros: “Traigo la exclusivita”.
Aún sin cumplir la mayoría de edad, Gabriel auxiliaba en el sustento
familiar a su padre, Juan Fonseca Aguirre, un vendedor de cinturones y
accesorios en el centro histórico de esa región.
Según compañeros del reportero del ‘Diario de Acayucan’, ‘Cuco’ se
fogueó muy rápido “y llegó un momento en que lo utilizábamos para las
notas que nadie quiere cubrir: las de madrugada, las que están más
lejos. Era él quien corría a cualquier hora a la comandancia policíaca,
al reclusorio, al Ministerio Público, a la delegación de la SSP, a la
PGR, a todos lados”.
Además, reporteros de la nota roja solían “gratificarlo” con el
desayuno o “los tacos de la cena” por compartir “datos y fotografías”.
La mayor satisfacción de “Cuco”, subrayaron, era alimentar su ego,
porque él tenía la información que nadie más traía.
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