miércoles, 10 de diciembre de 2014

Clemente Suriano Mateo.


Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo González.

Se me hizo tarde, son cosas que suelen pasar en la vida y, en este caso, también en la muerte. No tuve tiempo, nadie me previno. Diría Jorge Luis Borges: «Si para todo hay término y hay tasa, y nunca más, y se acabó, y olvidó, quien nos dirá de quien, en esta casa, sin saberlo nos hemos despedido...».
Cuando me enteré que el profesor Clemente Suriano Mateo había fallecido, ya lo habían sepultado... Eso fue en diciembre del 2002. El maestro, cumple este 10 de diciembre su décimo cuarto aniversario luctuoso, 14 años de que se nos adelantó en ese viaje sin retorno y no había tenido oportunidad de recordarlo como se merece, de manera amplia, cumplida y bastante, en estos espacios periodísticos, lugares de comunicación, que el mentor procuraba mantener y enriquecer con sus colaboraciones y como corresponsal por 12 años del “Gráfico”.
No me dio tiempo de participar en el sepelio de este personaje de Acayucan, que tuve la oportunidad de conocer muy de cerca en sus múltiples reflejos humanos. Político, líder, periodista, taxista, educador de verbo fácil, florido, folklórico... describía en sus discursos con elocuencia los caminos, cañadas, campiñas, milpas y cañaverales. Vibrante cuando se dirigía a sus «hermanos campesinos». Tenía un dominio especial del idioma, eso le daba derecho a usar con propiedad las palabras domingueras y las charlas cotidianas... circunloquios metafóricos, alegorías en su conversación. Podríamos rescatar aquí toda esa gama de frases, junto con sus anécdotas, para llenar muchas páginas. No se medía el maestro en su riqueza de lengua. Sabía demasiado: Del Dios Tláloc, de la selene, de los meteoros naturales, de la guapoyola y del pispiote y de la chichicuilota. Frases y más. Sabia de todo este señor, generoso en su léxico tanto como en su cuerpo.
«El tribuno de Acayucan» me llamaba afectuoso en aquellos tiempos que compartimos lugares y responsabilidades institucionales. Enfatizaba el respeto a las instituciones en tiempos difíciles por los que Acayucan atravesaba... era entonces dirigente agrario, y síndico tercero, y diputado suplente... de aquel general Celso Vázquez. Dirigente combativo, de opiniones fuertes y directas y valiosas. Lo escuché, muy encabronado fustigar a los arrastrados y a los sin conciencia; Llamaba a los rateros, rateros y a los lambiscones, lambiscones.
Hace 14 años se jubiló de la vida el maestro. Se marchó físicamente de la calle Independencia del Barrio Tamarindo, donde lo extrañan y lloran su esposa y sus hijas. Sus colegas de la asociación 7 de Junio, sus compañeros de trinchera política. Sus amigos de aventuras, Yayo Gutiérrez, Jorge Cárdenas, German “El Católico” Jiménez, Ramón Roca, por supuesto que lo recordamos aquellas anécdotas perennes en algunos lugares de reunión social, musical y bohemia. Hoy quizá por eso lo recordamos en un Café Literario, celebrado en la sala de Cabildos. Más de una vez hemos brindado por él, pero hoy, deseo significar su paso por esta vida, aunque se me hizo tarde, nunca lo será para rendirle otra vez, homenaje modesto, sensible y fraternal, a quien tantas cosas profundas dijo, quien tantas cosas escribió, quien tantas cosas realizó: Que continúe descansando en paz el maestro Clemente Suriano Mateo. Que descanse tranquilamente su alma, la que pasó por la tierra con sus alegrías y sus dolores, con sus esperanzas y sus luchas.
Si el Todopoderoso me permite llegar a usted maestro, con un pequeño retardo, permítame darle un abrazo caluroso... Hasta donde alcance.

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