viernes, 18 de julio de 2014

Germán Jiménez Lara El Católico, toga y birrete en materia de grilla

Germán Jiménez y su esposa Ma. Elsa Labariega.
El Católico, de camisa roja y en cuclillas.

Déjame que te cuente…

Por Sergio M. Trejo González

Me dicen que el buen amigo Germán Jiménez Lara, conocido en el bajo mundo y en las trincheras políticas como “El Católico”, se encuentra por ahora en terapia intensiva, bajo estricta supervisión marital, en su domicilio ubicado en la calle Dolores esquina Independencia. Al parecer todo va en espléndida recuperación pero no está de más darle una visitadita para que el hombre recargue todo ese ánimo que le conocemos desde siempre.

Germán Jiménez Lara, es abogado, funcionario, empresario, tintorero y grillólogo, título que se ha ganado aun cuando ni siquiera sus correligionarios de partido han tenido la capacidad para instituirlo. Creo sinceramente que si existiera una especie de doctorado Honoris causa, en materia de Grilla, a Germán Jiménez Lara ya le hubieran colocado la toga y el birrete, porque mire usted que el hombre es un maestro en todo eso que se trate de movimientos, jornadas y procesos políticos.

“El Católico”, es uno de esa docena de hijos de don Alberto y doña Santa, lo conocí casi desde chamaco, cuando vendía naranjas con chile, que pelaba con sagaz habilidad en cuchillo al aire, dejando las cáscaras enteras en forma de espiral… ¡Gloria de los huertos, árbol de naranjo, que enciendes los frutos de pálido oro, y alumbras y alegras el patio querido, del campo risueño y el huerto soñado, siempre en mi recuerdo maduro o florido de frondas y aromas y frutos cargado!

Por esas parcelas de nuestro panteón municipal circulaba el popular vecino, desde cuando no había pavimento, ni luz de bejuco, y el arcoíris salía en blanco y negro, antes de irse a la capital del estado en la intención de hacerse Licenciado en Derecho.

Se me perdió por algunos años para luego encontrarnos por la ciudad de Tuxpan, allá por 1977, en una  asamblea de renovación de los cuadros del Movimiento Nacional de la Juventud Revolucionario, cofradía de PRI que aglutinaba a los Jóvenes políticos, huéspedes en su mayoría de los dormitorios y comederos del MOCEV; ahí andaba El Católico sobre el templete, era el único acayuqueño que se codeaba con Tomás Montoya Pereyra, Jorge Uscanga Escobar, Felipe Amadeo Flores Espinosa, Ubaldo Flores Alpízar, Felipe Sardiñas y Don Rafael Hernández Ochoa ¡No Totol!.

Luego decidió regresar a nuestra región, bajo el padrinazgo de don Pedro Rivera Pavón, para ocupar cargos de regidor en no sé cuántas administraciones; de ahí saltó para la dirección de nuestro Reclusorio Regional, de donde la libró gracias a las bendiciones que doña Santa le obsequio, porque nuestro amigo, en la buena onda que siempre maneja, en algunas ocasiones sacaba a los internos para realizar actividades de limpieza por nuestras calles o les concedía permiso, para que salieran a visitar por un rato, o días, a sus familiares y amistades… y pues, la nómina no cuadraba; también se desempeñó como oficial del Registro Civil por Sayula y por Oluta, heredando luego la plaza a su consorte para retirarse a la administración de sus negocios.

Germán, es un personaje extraordinariamente noble e ilustre, conocido por todos los veracruzanos que han tenido que gestionar algún trámite de orden público, ya no se diga por los políticos que han necesitado de su activismo. Hasta sus adversarios lo llaman para conducir sus eventos ante la necesidad de su verbo ligero, pronto y expedito.
Conocedor erudito de las formas y de los tiempos, y de toda esa parafernalia de  La grilla, la manera popular de practicar política, donde las cosas se manejan con un lenguaje oportuno que se debe conocer y dominar para poder participar en ella, en sus rituales y en el apego a sus formas.
El católico es un maestro en ese quehacer de los procesos políticos y de las prácticas: Dar, recibir, pedir línea, picar piedra, sumarse, hacer bola, operar, leer entrelíneas, disciplina…. Tragar sapos sin hacer caras.

Si alguna cosa podríamos reprocharle al católico  seria: su fidelidad acendrada y contumaz al Partido Revolucionario Institucional y  su espontaneidad sin medida, por lo demás su vocación de servicio cubre cualquier mácula. Me consta lo anterior por haber compartido espacio y tiempo en el desarrollo de actividades importantes para nuestra ciudad, un hombre de trabajo puntual y entregado, solidario y fraterno, sencillo y simpático, pero sobre todo un buen amigo.
Que te tiende la mano y te abre sus brazos; que hoy se encuentra un poco delicado de salud, pero va a salir para que corrija y enriquezca mis observaciones y podamos terminar esta probadita de su biografía, que les apunto brevemente, nomás para significar su cumpleaños celebrado apenas el pasado 8 de julio. Sesenta y varios años cumplió con caldo de gallina, de rancho, en el reposo y tranquilidad de su hogar.
Ahí, en su querido barrio, ahora elevado a la categoría de colonia, “Las lomas del Tamarindo”, donde “El Católico” se la lleva tranquilo, sereno y ecuánime.  En ese retiro lo contemplamos moverse en la sencillez de costumbre, hasta donde le habrá de llegar nuestra más cumplida entrega, con el deseo de que podamos volver a saludarnos.

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