En el país existe un rezago educativo descomunal que, aparte de ser el problema más complejo para su desarrollo, constituye un agravio histórico para los millones de mexicanos que sufren exclusión cultural. Estos son los ignorados por los sucesivos gobernantes, los olvidados del sistema, los parias cuyas vidas están aprisionadas en las zonas más obscuras de la comunidad nacional. Los sin destino. Los condenados a vegetar y a morir inéditos, porque nunca tuvieron la atención generosa de los conductores de la patria.
En México existe un rezago educativo de más de treinta millones de adultos, cerca de la tercera parte de la población nacional. Existen más de cinco millones y medios de analfabetas, más de nueve millones y medios sin primaria y más de catorce millones y medio sin estudios de secundaria.
Ante estas circunstancias es comprensible que existan desempleos masivos, emigraciones de espejismos fatales, secuestros, asaltos, criminalidad organizada y empresarios insaciables. Todo esto es posible en una comunidad humana donde la educación no ha cumplido sus efectos para un desarrollo integral en el afán de propiciar el bienestar para todos. En estas condiciones solamente habrá de germinar impetuosa la ideología del hambre.
Aquí es donde refulge la actividad educativa del IVEA a favor de los adultos, esos seres humanos que carecen de muchas cosas, que no saben leer y escribir pero que no son ignorantes, pues bien sabemos que articulan un lenguaje, que conviven en un entorno social y humano interesante, que cultivan la tierra y que, incluso pueden tener desempeños laborales exitosos. El que no sepan leer y escribir no quiere decir que sean inútiles.
El estado de Veracruz sufre el siguiente rezago educativo: más de 600 mil adultos no saben leer y escribir, más de 900 mil no han terminado la primaria y más de un millón carecen de educación secundaria. Se registra un total de más de dos millones y medio de veracruzanos que sufren rezago educativo.
El gobernador Javier Duarte ha decretado que su período de gobierno será el sexenio de la alfabetización, en el que están comprometidos todos los subsistemas de la Secretaría de Educación, así como los estudiantes de todos los tecnológicos y universidades privadas, la Universidad Veracruzana y la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.
Es penoso y riesgoso, dijo don José Narro, rector de la UNAM, que en la segunda década del siglo XXI se tenga un rezago educativo tan grave. A este esfuerzo se habrán de incorporar todos los estamentos de gobierno, principalmente los alcaldes, que es de esperarse se humanicen en bien de los pueblos que gobiernan.
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