jueves, 9 de diciembre de 2010

PANTALEÓN Y LAS CHAMBEADORAS. . .


Por Angel Gabriel Fernández

El hoy premio Novel de Literatura Mario Vargas Llosa, escribió hace algunos años un satírico libro al que tituló: “Pantaleón y Las Chambeadoras”.
Es la historia de un cuartel, al cual llegó como mando un militar de alta graduación que al ver que entre la tropa había muchos “urgidos”, soldados que estaban como pepitas en comal caliente por las campañas en la selva, que estaban en “cuarentena”, pues, implantó un sistema que daba placer a los militares pero a la vez le redituaba ganancias. Convirtió el cuartel en centro de prostitución.
A la vista de los necesitados estaba el tabulador: joven morena, tanto por hora; madura trigueña, tanto; si alguno quería otro tipo de experiencia como un homosexual, tanto.
Es un gran libro de Vargas Llosa. Una gran novela.

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En Acayucan es la realidad.
El centro de prostitución ya no es tan sólo el parque Juárez, en donde se puede ver a chiquillas, maduras, madurotas; morenas, medio güeritas, andaba una embarazada y día tras día se exhibe una chimuela. Los pasillos del palacio municipal de Acayucan son el área de prostitución más céntrica de todo el Estado de Veracruz.
Pero esa no es la novedad. La investigación realizada da como resultado que estamos hablando de un problema de salud pública grave:
¡Acayucan es un paraíso para la prostitución!
Si en el mundo hay paraísos fiscales como Bahamas, Barbados o lslas Caimán, Acayucan es un paraíso para la prostitución.
Escuche Usted:
Las chicas que se contonean en las inmediaciones del palacio lo pueden hacer sin temor… en determinado momento hasta pueden presumir de influyentes.
Lo mismo las chicas de las diversas cantinas como El Barbón, La Pasadita, El Monterrey y otras… y que consta que no ando de cantina de bar en bar.
Ninguna de esas mujeres paga impuestos. Hasta hace algunos meses tenían que pagar 30 ó 50 pesos por la boleta sanitaria, pero ahora no pagan nada.
Para que puedan ejercer el oficio más antiguo del mundo, les dan una patente oficial con valor de un peso, aunque en realidad no pagan nada. Dicen en Tesorería Municipal que a las boletas les ponen valor de un peso sólo para que no vayan en blanco.
El Ayuntamiento se volvió muy generoso con esas mujeres: les tiene su lugar exprofeso para que las revisen ginecológicamente; paga un médico y cuando menos dos empleadas para que auxilien en esas labores… pero ellas, las reinas de la noche, no pagan nada.
Todos los extremos son peligrosos: si se les cobra mucho, atentan contra los derechos de esas mujeres que ganan con el sudor y no precisamente de sus frentes… pero si no se les cobra nada, es como si se les invitara a que lleguen a Acayucan a instalarse. Si se les da todo tipo de facilidades, se les está promoviendo.
Aunque las cifras oficiales las esconden, se sabe que hay un padrón de 305 mujeres que laboran en cantinas… unas 30 de plano se ofertan en los pasillos del palacio.
Ni la de la cantina más rascuacha ni la más exuberante dama que hace table dance en los antros de lujo paga un solo centavo.
Ojalá sea cierto que no se les cobra para tenerlas bien fiscalizadas… ojalá no se les cobre por debajo del agua.
En este rubro, el Ayuntamiento se puso a la altura del texto bíblico: “recuerden que hasta a Magdalena Dios la perdonó…”.

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Pero, francamente, aunque conozco el corazón noble de la alcaldesa Regina Vázquez, dudo que en la Comuna haya funcionarios sensibles como para no cobrar impuestos.
Apenas se supo que un Regidor, personalmente, en su camioneta blanca, fue a bajarles 5 mil pesos a unas vendedoras de flores navideñas.
Antes, el mismo funcionario anduvo cobrando a los que vendían pan de muerto.
Vamos, una funcionaria del departamento de comercio, a inicios de año se quedó con cientos de juguetes que eran para los niños pobres y el 15 de septiembre pasado extorsionó a vendedores de ropa tradicional al para lucirla el día del Grito.
Por eso… por eso luego los someten a todos al polígrafo, detector de mentiras, porque igual se pierde cemento que se pierden cheques; igual se pierden arreglos navideños que ganancias del Carnaval, si no pregúntele a la regidora Norma Pulido Cano, quien por cierto, dentro de unos días cumplirá años, porque dicen que celebra el primer día del año, porque su santo es: “primero di-nero”.
Cuando la ambición crece, el hombre decrece. Eso le pasó al regidor “cobrón”, a la regidora Norma Pulido y a la de Comercio.

RÉCELE A LA GUADALUPANA Y HASTA LA PROXIMA.

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